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Eilmer de Malmesbury |
“Solo” 893 años antes que los hermanos Wright realizaran el
primer vuelo oficial de la aviación, el monje Eilmer de Malmesbury ya había
volado. Sucedió en el año del señor de 1010 en la abadía de Malmesbury
(Wiltshire, Inglaterra).
[…]
Pero, ¿cómo lo hizo?, Eilmer estudió cuidadosamente durante
mucho tiempo las constantes del viento y presión atmosférica con el fin de
realizar un vuelo perfecto. Confeccionó a lo largo de los años una estructura
que tendría que ser de tal manera que no permitiera que las alas se plegasen
hacia arriba, y estaría muy probablemente hecha de madera de sauce o fresno,
ambos se pueden encontrar en abundancia en la zona, con una cobertura de tela
fina o pergamino.
Según nos cuenta William, Eilmer “se las sujetó a sus manos
y pies”, y se dirigió a la torre de la abadía, que según estudios posteriores
debía ser la típica torre sajona, de unos 24 metros de altura. Desde lo más
alto se podía observar la pronunciada caída de entre 15 y 18 metros hacia el
río, que se encuentra a escasos 200 metros de distancia.
Esperó el momento más apropiado para lanzarse y… saltó, el
viento soplaba con suficiente fuerza como para ayudarle a conseguirlo, a lo
largo de una distancia superior a un furlong, unos 200 metros, Eilmer voló.
Todo iba según lo previsto pero un cambio del viento y la consciencia de su
arriesgado intento provocaron la caída del monje.
El impacto tuvo serias consecuencias, la más grave la rotura
de ambas piernas, que le dejó cojo para toda la vida. Durante el tiempo de
reposo y recuperación se entretuvo trabajando en un nuevo modelo de alas más
perfeccionadas a las que le añadió una cola para controlar el viento y así
evitar imprevistos con el viento.
Pero nunca hubo un segundo salto, los planes de Eilmer
llegaron a oídos del abad que ordenó requisarle todos los planos y anotaciones
sobre las nuevas alas a construir y le prohibió taxativamente cualquier otro
intento de lanzarse al vacio para volar.
[…]
Y una sorpresa más, nuevas hipótesis como la de la
historiadora Lynn White indican que quizás la inspiración no le llegó de los
clásicos Ícaro y Dédalo, sino de Al-Andalus y más concretamente del científico
y químico Abu l-Q?sim Abb?s ibn Firn?s, nacido en Ronda (Málaga) en el 810.
Quien en 875, a los 65 años, se hizo confeccionar unas alas de madera
recubiertas de tela de seda que había adornado con plumas de rapaces. Se lanzó
desde una torre desplomándose sobre un valle, y aunque el aterrizaje fue malo
(se fracturó las dos piernas), el vuelo fue globalmente un éxito: permaneció en
el aire una decena de segundos. Fue ampliamente observado por una gran multitud
que él mismo había invitado de antemano. Comprendió después su error, tendría que
haber añadido una cola a su artefacto…
Así fue como Abbás Ibn Firnás y Eilmer de Malmesbury
quedaron unidos a la historia, por su arrojo, su estudio y sus piernas rotas.
Fuente: Medievalum - De como Eilmer de Malmesbury realizó el primer
vuelo de la historia o casi – Medievalum – ene 28 2014