junio 01, 2018

Algunas precisiones sobre el termino Símbolo

 ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL TERMINO SÍMBOLO
Sus acepciones, naturaleza y formas
 Andrés Salvador


1. Introducción

Con el propósito de delimitar una plataforma teórica que nos permita abordar el estudio de la inteligencia antigua medieval del símbolo creemos apropiado formular previamente algunas precisiones sobre el termino examinándolo en sus acepciones, naturaleza y formas.

2. Antecedentes

Nos servimos en esta exposición de la entrada Símbolismo de la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana [Espasa-Calpe, S. A. Madrid,  1927. Tomo LVI, pp.  349-356] donde al tratar el Simbolismo Religioso [pp.353-356], se examina brevemente el termino Símbolo en su significación etimológica, acepciones, naturaleza y formas considerando posteriormente al simbolismo en general y en su sentido teológico. También se consultaron las entradas Signo [p.76-95] Simbolico,ca [p.349], y Símbolo [p.356-370].

3. Desarrollo

Acepciones de la palabra símbolo. Se señala en este articulo que la palabra símbolo admite dos acepciones:

1.       Acepción genérica e impropia: En esta la palabra símbolo es empleada como sinónimo de signo en toda su extensión [comprendiendo en consecuencia al signo natural y al signo lógico que examinaremos mas adelante].

2.       Acepción estricta: En esta vale tanto como decir signo convencional, arbitrario.

Lo que se entiende por signo. Esto hace necesario considerar previamente al termino signo. Se entiende por este, en general, aquello que representa otra cosa (aliud a se) á la facultad cognoscitiva [es decir la cosa que por su naturaleza o convencionalmente evoca en el entendimiento la idea de otra cosa (Espasa-Calpe, 1927: Signo: 76). Es por tanto algo intermedio entre lo significado y la potencia que conoce, y según sea su relación con el primero, así será mayor o menor su valor manifestativo con respecto a la segunda, será en mayor o menor grado signo [Los signos se proponen evocar de una manera sensible la presencia interior de algo que no es actualmente perceptible o que está mas allá de toda percepción posible (Espasa-Calpe, 1927: Signo Log.: 86)].

Relación entre lo significado y la potencia que conoce en orden a determinar la naturaleza del signo. Para determinar la naturaleza de los diversos signos, debemos atender a la relación entre lo significado y la potencia que conoce, la que podrá ser una:

1.       Relación real o natural.

2.       Relación lógica: Añadida y formada por la razón.

Los diversos signos y su naturaleza. En consecuencia el signo podrá ser [conforme a una división llamada clásica (Espasa-Calpe, 1927: Signo Log.: 86)] un:

1.       Signo real, natural, objetivo: El que nos hace venir en conocimiento de una cosa por la analogía o dependencia natural que tiene con ella, así el humo es SIGNO del fuego (Espasa-Calpe, 1927: Signo Natural: 77) [En otros términos, si la relación (entre lo significado y la potencia que conoce) estriba en una ley o propiedad de las mismas cosas (Espasa-Calpe, 1927: Signo Log.: 86)]. El que podrá ser:

a.       Formal: Como una imagen del objeto que representa cuando la relación es de semejanza.

b.       Instrumental: Si la relación pertenece a otro género.

2.       Signo lógico, de razón subjetiva [y como tal evidentemente arbitraria y convencional]: [Si la relación (entre lo significado y la potencia que conoce) estriba en una convención o acuerdo, aunque sea tácito por lo que también son llamados signos artificiales (Espasa-Calpe, 1927: Signo Log.: 86)]. Se corresponde con la acepción estricta de la palabra símbolo y sobre ella se define al simbolismo.

Definición de simbolismo Se puede entonces definir al simbolismo diciendo que es la representación o significación de las cosas por signos que naturalmente, de suyo, no tienen relación real con ellas, que son puramente lógicos o convencionales.

El simbolismo en general. Ahora, el simbolismo en general puede ser:

1.       Natural: Téngase presente que el termino natural es empleado en un sentido [como signo convencional] distinto del que consideramos al referirnos al signo natural. Conforme al texto, en el orden del conocimiento, a cada objeto debe corresponder una imagen, una idea, una representación natural y propia; a falta de ella, solo queda como recurso inventarla, formarla por nuestra cuenta, este es el signo convencional, el símbolo. Ahora, la realidad es infinita y el espíritu del hombre limitado y rodeado de estorbos, en consecuencia no puede conocerlo ni concebirlo todo. Por ello ante lo desconocido, la admiración que siente ante ella aviva su curiosidad innata, y para satisfacerla en parte recoge elementos extraños que ya le son conocidos y los combina a su modo, fabrica una representación, en otros términos simboliza. Las cosas demasiado abstractas, o las puramente espirituales, siempre nos resultan obscuras, están como en la penumbra; de allí que no nos llenan las ideas representativas que de ellas nos formamos, por lo que procuramos hacerlas mas accesibles por medio de figuras e imágenes sensibles: símbolos y más símbolos. Cuando se ofrece a nuestra consideración una totalidad compleja, de muchas partes y diversas partes, cuya trabazón y unidad no se nos manifiesta, entonces para suplir el defecto de un concepto sintético natural se hace una síntesis artificial que no pasa de ser un símbolo. En suma el simbolismo encuentra sus fuentes en:

a. Las exigencias de nuestro pensamiento.

b. Todo genero de comodidades para favorecerlo

Por eso el lenguaje y la escritura son un perpetuo simbolismo [Se indica ver el comentario de Santo Tomás a las Periherm. C.1, lect. 2. 8.].

Por nuestra parte recordamos en punto al carácter simbólico del lenguaje y de la escritura, lo que escribe el  P. Alfredo Sáenz, S.J. en su El Hombre Moderno [Ediciones Gladius. Buenos Aires,1999, pp. 56-58] al comentar el libro de Giovanni Sartori, Homo videns. La sociedad teledirigida (Taurus. Madrid, 1998):

Muchas palabras, especialmente las que representan conceptos e ideas, no tienen correlato alguno en cosas visibles, su contenido resulta intraducible en forma de imágenes. Por ejemplo las palabras nación, justicia, Estado, generosidad. Es cierto que algunas de ellas pueden ser de algún modo expresables en imágenes, pero solo de manera empobrecida, verbi gratia la idea de felicidad en un rostro que denota alegría, la de libertad en un preso que sale de la cárcel. Todo el saber del homo sapiens se desarrolla en el circulo del mundus intelligibilis, hecho de conceptos y de juicios, muy distante del mundus sensibilis, el mundo que perciben nuestros sentidos. Cuando la televisión suple la lectura, produce imágenes y anula los conceptos; de este modo atrofia la capacidad de abstracción y con ella la capacidad de entender. De por sí, la imagen podría tener un gran valor inteligible, como sucede en el ámbito de los iconos, donde el espectador, al contemplarlos, “lee” un contenido doctrinal, que va mucho más allá de la estética sensible. Pero no sucede así en las imágenes de la televisión, tan pobres en su capacidad de reflejar algo inteligible o trascendente.
Nos parece un acierto del autor el querer confirmar su tesis recurriendo a una idea de Ernest Cassirer, quien califica al hombre de “animal simbólico” o también de animal loquax, animal que habla, con lo que alude a una tendencia profunda del ser humano, la creación de símbolos. Para Cassirer, el idioma, el arte y la religión forman parte del entramado simbólico propio de toda cultura que merezca el nombre de tal. No en vano el hombre es como un puente entre lo visible y lo invisible, según la noble fórmula medieval. [...] , la comunicación de ideas, que caracteriza al hombre como animal simbólico, se realiza especialmente en y con el lenguaje. Tanto los conceptos como los juicios que tenemos en la mente no son visibles sino inteligibles, y a lo largo de la historia se han ido transmitiendo primero por la expresión oral y luego por la escrita. La relativamente reciente aparición de la radio aportó un nuevo medio de comunicación, pero que no menoscabó la naturaleza simbólica del hombre, ya que la radio “habla”, difunde ideas con palabras, a semejanza de los libros, periódicos y teléfonos. En cambio la llegada de la televisión, a mediados de nuestro siglo, produjo una revolución copernicana, haciendo que el ver prevaleciera cada vez mas sobre el oír. Es cierto que también en la televisión hay palabras, pero solo están para comentar las imágenes. Y, en consecuencia, el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico.

El  simbolismo natural, conforme se expone, no es mas que algo exterior y material en el orden del conocimiento. Tratase del conocimiento considerado en sus accesorios, en sus ayudas externas.

2.       Filosófico o sistemático: Consiste en la universalización y aplicación del simbolismo a la substancia de nuestros conceptos y objetos. Tratase del conocimiento, no ya considerado en sus accesorios, en sus ayudas externas, sino en si mismo, intrínseca y formalmente. A la pregunta de ¿cuál es la esencia y valor del conocimiento?, se responde diciendo que el mundo ideal no puede representar al real, pues son absolutamente diversos y contrapuestos, en consecuencia, nuestras ideas no son signos naturales y formales de las cosas, sino signos convencionales, símbolos, formas subjetivas del entendimiento: la realidad objetiva queda fuera de su alcance, como un campo completamente aparte.  

El simbolismo teológico. Si aplicamos lo dicho del simbolismo en general al Simbolismo Teológico, tendremos que este será la representación de Dios por símbolos o signos convencionales, y que como el primero, podrá entenderse de dos maneras:

1.       General e impropia: Aquí, el simbolismo se refiere al elemento accidental y exterior de nuestros conocimientos sobre las cosas divinas, y se comprende que sea natural y ordinario, dada la eminencia y la incomprensibilidad de Dios. La misma Sagrada Escritura nos presenta muchos y elocuentes ejemplos, como puede notarse en el aparato exterior de las apariciones de Jahvé, en los elementos decorativos de las visiones y descripciones proféticas [Explica Disandro que el conocimiento profético es una de las etapas que podemos discernir en el conocimiento desde el punto de vista del desarrollo histórico y que es comprendida por el pensamiento simbólico (Disandro, 1986: 23)] y en las parábolas.

2.       Formal: En este el simbolismo se refiere a la misma esencia y constitutivo del conocimiento teológico, presentándose como el sistema que reduce todas nuestras representaciones intelectuales, todas nuestras ideas sobre la Divinidad a puros signos convencionales, y esto es de la mayor importancia, desprovistos de toda correspondencia real y objetiva. De este modo, el  simbolismo teológico formal, se confunde con el agnosticismo teológico; siendo nominal la diferencia que pudiera haber entre ambas. Se define así un espacio teórico complejo al que se debe atender en el examen del abandono de la inteligencia simbólica.

Examen especial del simbolismo teológico en sentido formal. En una posterior comunicación  consideraremos el examen que se hace del simbolismo teológico en sentido formal, el que permite seguir el desenvolvimiento de este sistema - que finalmente llevara al abandono de la inteligencia tradicional del símbolo - a lo largo de la antigüedad, edad media y modernidad.

4. Conclusiones

1.       La palabra símbolo admite dos acepciones,  genérica e impropia [que comprende al signo natural y al signo lógico] y  estricta, [que comprende al signo lógico, convencional, arbitrario].

2.       Se entiende por signo, aquello que representa otra cosa (aliud a se) á la facultad cognoscitiva [es decir la cosa que por su naturaleza o convencionalmente evoca en el entendimiento la idea de otra cosa.

3.       Para determinar la naturaleza de los diversos signos, debemos atender a la relación entre lo significado y la potencia que conoce, la que podrá ser una relación real o natural, o una relación lógica, añadida y formada por la razón.

4.       En consecuencia el signo podrá ser real, natural, objetivo [el que a su vez podrá ser  formal o instrumental], o lógico [de razón subjetiva] que corresponde a la acepción estricta de la palabra símbolo y sobre la que se define al simbolismo.

5.       Se puede definir al simbolismo diciendo que es la representación o significación de las cosas por signos que naturalmente, de suyo, no tienen relación real con ellas, que son puramente lógicos o convencionales.

6.       El simbolismo en general puede ser natural [téngase presente que el termino natural es empleado en un sentido (como signo convencional) distinto del que consideramos al referirnos al signo natural], y filosófico o sistemático.

7.       Si aplicamos lo dicho del simbolismo en general al simbolismo teológico, tendremos que este será la representación de Dios por símbolos o signos convencionales y que podrá entenderse de una manera general e impropia, o de una manera  formal.

5. Bibliografía

Disandro, Carlos A.                1986:    Las Fuentes de la Cultura.
                                                             Buenos Aires ed. Struhart & Cia.,1986.

Espasa-Calpe                          1927:    Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Tomo LVI.
                                                             Madrid,  Espasa-Calpe, 1927.