mayo 15, 2009

EL DERECHO DEL MAS FUERTE EN LA RELACIÓN ENTRE DIOSES Y HOMBRES EN HESÍODO

 EL DERECHO DEL MAS FUERTE EN LA RELACIÓN
ENTRE DIOSES Y HOMBRES EN HESÍODO
Materiales para el estudio de la teoría de la Ley y  la Justicia
del Mas Fuerte en la antigüedad clásica  
Salvador, Andrés Oscar Raúl

I1.Introducción.

El propósito de este trabajo es el de examinar la incidencia del derecho del mas fuerte en la relación entre dioses y hombres en un marco ontológicamente univoco y horizontal [Anquín, 1994] como el presentado por Hesíodo en Teogonía y Trabajos y Días [Hesíodo, 2000].

2. Antecedentes.

Origen común de Dioses y hombres. Según Karl Kerényi,  una idea básica no solo del culto griego, sino de la religión griega en general [Kerényi,1972: 143] es la de que la humanidad se encuentra en relación fraternal con la divinidad [Kerényi,1972: 144]: Dioses y hombres tienen un origen común [Kerényi,1972: 143].

3.Desarrollo.

Origen común de Dioses y hombres en Hesíodo: Este autor, según Kerényi [también Eggers Lan, 2000: 76-77 nota 24], si bien describe la creación de la mujer original, en ninguna parte habla de un primer hombre [Kerényi,1972: 143], sin embargo, el origen común de Dioses y hombres se encuentra claramente formulada cuando en Trabajos y Días, al exponer la doctrina de las edades del mundo, que presupone la creación de cada <<especie>>, informa sobre una estirpe de hombres [Kerényi,1972: 144]:

“Ahora si quieres te contaré brevemente otro relato, aunque sabiendo bien -y tú grábatelo en el corazón- cómo los dioses y los hombres mortales tuvieron un mismo origen” (Trab. 108) [Hesíodo, 2000: 70][1].

Recuerda Kerényi que Píndaro [Nem. VI 1 s.] dice lo mismo:

“Una es la especie de los hombres, una la de los dioses: de una madre tomamos ambos alimento.” [Kerényi,1972: 143].

Esta estirpe de hombres fue creada de la materia de los fresnos [Kerényi,1972: 144]:

“Otra tercera estirpe de hombres de voz articulada creó Zeus padre, de bronce, en nada semejante a la de plata, nacida de los fresnos, terrible y vigorosa.” (Trab. 144) [Hesíodo, 2000: 71].

Para Hesíodo, la especie humana es idéntica a la especie de los fresnos [Kerényi,1972: 144]:

“Y desde entonces siempre tuvo luego presente este engaño y no dio la infatigable llama del fuego a los fresnos, [los hombres mortales que habitan sobre la tierra].” (Teogonía 563) [Hesíodo, 2000: 35].

Los fresnos como seres divinos [=ninfas que se llaman <<fresnas>>] se crearon junto con sus hermanos las furias y los gigantes por medio de las gotas de sangre de Urano que cayeron en la tierra y la fecundaron [Kerényi,1972: 144][2]:

“y  apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás.
No en vano escaparon aquéllos de su mano. Pues cuantas gotas de sangre salpicaron, todas las recogió Gea. Y al completarse un año, dio a luz a las poderosas Erinias, a los altos Gigantes de resplandecientes armas, que sostienen en su mano largas lanzas, y a las Ninfas que llaman Melias sobre la tierra ilimitada.” (Teogonía 182-187) [Hesíodo, 2000: 19].

Según Robert Graves:

“Las ninfas del fresno son las tres Furias en estado de ánimo  más benigno: el rey sagrado estaba dedicado al fresno, empleado originalmente en las ceremonias para provocar la lluvia [Aquí Graves remite a 57.1 donde entre otras observaciones  sobre Foroneo, el primer hombre que fundó y pobló una ciudad con mercado, leemos: “Su madre es la ninfa-fresno Melia, porque el fresno, el árbol precedente de la misma serie, se dice que <<corteja al relámpago>> y los árboles heridos por el rayo fueron la fuente de fuego para el hombre primitivo” (Graves, 1992: 239)]. En Escandinavia llegó a ser el árbol de la magia universal; las Tres Normas o Parcas, dispensaban la justicia bajo un fresno del que Odin, al reclamar la paternidad de la humanidad, hizo su corcel mágico. Las mujeres deben haber sido las primeras hacedoras de lluvia en Grecia, igual que en Libia.” [Graves, 1992:44].

Los dioses olímpicos son también hijos de Urano y Gea [Eggers Lan, 2000: 76 nota 24], de allí que Kerényi sostenga:

 “Del mismo origen que los dioses, que también provienen de Urano y Gea, cielo y tierra, y sin embargo de una especie mas oscura: esos son los hombres.” [Kerényi,1972: 144].

Los Dioses Titanes. En la posterior tradición órfica y platónica la relación entre Titanes y hombres va a conocer un complejo desarrollo que aquí no examinamos pero que explica la condición del hombre por la presencia de elementos titánicos [Eggers Lan, 2000: 74-77]. Aquí solo señalaremos, teniendo en vista la figura de Prometeo, que conforme a Hesíodo el nombre de Titanes fue dado por Urano tras la castración a todos sus hijos, incluido Cronos, por extender [titaínein] demasiado alto sus brazos (Teogonía 206-207) [Eggers Lan, 2000: 77 nota 25]. Según Pausanias, citado por Eggers Lan, la primera mención de los Titanes es hecha por Homero:

“los Titanes fueron introducidos por primera vez en la poesía por Homero: dice que eran los dioses que habitaban bajo el Tártaro [...] (VIII, 37, 5).” [Eggers Lan, 2000: 74].

En efecto en Ilíada XIV, 278 se los menciona una sola vez, en una invocación junto a otras divinidades:

“y juró como le había ordenado y nombró a todos los dioses
que están bajo el Tártaro, que reciben el nombre de Titanes.”
[Homero, 2000: 281].

La denominación que Homero aplica a los Titanes [bajo el Tártaro], supone un mito que nos remite a  Hesíodo, según el cual los Titanes y los Cronidas se enfrentan entre si en una tremenda lucha,  en la que Zeus abatirá con su rayo a los Titanes encadenándolos en el Tártaro (Teogonía 690-731) [Eggers Lan, 2000: 76]. En Ilíada VIII, 477-481 hay una referencia a la situación de los Titanes:

                                             “Yo no me preocupo de tu
ira, ni aunque llegues a los confines más remotos
de la tierra y del ponto, donde Jápeto y Crono se hallan
sentados sin deleitarse con los rayos del Sol Hiperión
ni con los vientos, sólo rodeados del profundo Tártaro.”
[Homero, 2000: 159].

El Titan Prometeo y los hombres. En Teogonía se explica el destino de los hijos de Jápeto y Clímene [Teog. 507-616 (incluye el mito de Prometeo: 535-616)], aquí nosotros centraremos nuestro examen en la relación con la humanidad de dos de ellos Prometeo y Epimeteo. Como advierte Kerényi en Hesíodo con ninguna palabra se dice que Prometeo sea un hombre. El no es uno de los hombres, pues él es eterno como la especie humana [Kerényi,1972: 146][3] sino que lo que se articula del relato es de que este representa [al igual que su hermano] a la humanidad [Kerényi,1972: 146 y 148] en su aspecto de insensata sabiduría [Hesíodo, 2000: 37 nota 27]. Ahora Prometeo es a la vez representante del tipo de espíritu titánico: inquieto, ingenioso, que busca sin cesar, deliberada y sagazmente, y cuyo objeto es la invención [Kerényi,1972: 147-148]. El complemento del espíritu titánico es la miseria espiritual y general: tontería, imprudencia,  de forma que tras cada invención de Prometeo, una nueva miseria resulta para la humanidad [Kerényi,1972: 148], así:



Trasgresión
Castigo





Prometeo presume de su sabiduría al creer que engaña a Zeus.
Zeus no da el fuego.





Prometeo roba el fuego a Zeus. La sabiduría humana se las ingenia para sustituir el fuego natural negado por Zeus, por un fuego técnico; robo insensato por transgredir la voluntad divina.
Creación de Pandora: se castiga la insensata sabiduría de Prometeo, aunque ahora se hace a través de Epimeteo


.
 [Hesíodo, 2000: 38-39 nota 27]

Epimeteo representa a la humanidad en su aspecto de insensata torpeza [Hesíodo, 2000: 37 nota 27] cuando esta es privada de Prometeo. Escribe Kerényi refiriéndose a los Japétidas:

“El profundo parentesco de estas dos figuras se expresa en el hecho de que ambos son hermanos.  Se podría decir: aquí aparece un ser primitivo único, listo y tonto disuelto dualmente. Prometeo es el que piensa con previsión, Epimeteo el que piensa demasiado tarde. El es quien se hace cargo, en su imprudencia, de la última, inagotable fuente de miseria para la humanidad: de la Pandora como regalo de los dioses.” [Kerényi,1972: 148].

A las transgresiones de Prometeo [representante de la humanidad] corresponden [consecuencias] castigos para los hombres [Kerényi,1972: 146] cuya responsabilidad se puede explicar considerando la afirmación hecha por Hesíodo de que:

“Muchas veces hasta toda una ciudad carga con la culpa de un malvado cada vez que comete delitos o proyecta barbaridades” (Trab. 240) [Hesíodo, 2000: 38 nota 27].

Sujeción de los hombres a los Dioses y el derecho del mas fuerte. Hesíodo relata que Dioses y hombres se separaron en Mecona cuando al acordar las partes del sacrificio Prometeo engaña a Zeus, es entonces que los hombres adquieren su nueva naturaleza [Hesíodo, 2000: 69 nota 12] precisamente el hecho de que el castigo de Zeus sea no dar el fuego [Teog. 561-564] indica de que estos no tenían aún el fuego ya que no lo necesitaban [Hesíodo, 2000: 69 nota 12]. En Trabajos el fuego no es negado por Zeus sino que este lo ocultó [Trab. 47] lo que se explica por que en este texto el Mito de Prometeo tiene como objetivo explicar el origen del mal y su incidencia en la progresiva degradación del hombre desde una condicion de felicidad en la que no habia trabajos ni males, por lo que tiene que sugerir la existencia al principio del fuego (= <<alimento>>) entre los hombres y su desaparición anterior [Hesíodo, 2000: 69 nota 12] mientras que en Teogonia se busca explicar el destino de Prometeo como divinidad enfrentada a la sabiduría de Zeus, no [el destino] del hombre como tal [Hesíodo, 2000: 39 nota 27], si bien queda claro que es entonces cuando se pierde la relación original entre el  hombre y la divinidad y se inicia su relación histórica (es aquí cuando se origina la forma del sacrificio griego de los tiempos históricos) [Kerényi,1972: 144-145]. Este cambio experimentado por el hombre ha llevado a sostener que es comparable al relato bíblico de la caída en el pecado [Kerényi,1972: 145] e incluso a llamar a las transgresiones de Prometeo pecado [Hesíodo, 2000: 38 nota 27], pero si Hesíodo en su esfuerzo de racionalización [Eliade, 1994: 160] configura una imagen de Zeus justo y benévolo [Hesíodo, 2000: 69 nota 12] que encuentra expresión en la critica al derecho del mas fuerte contenida en la fábula del halcón y el ruiseñor [Trab. 202-285], sin embargo es apropiado a fin de no desdibujar el alcance de esta imagen, tener presente, al examinar el orden=justo por el [Zeus] establecido [Eggers Lan, 2000: 77], que no estamos ante un Dios creador cuya voluntad es irrecusable propia del escenario judeo cristiano, sino ante un orden que emerge de la integración de una multiplicidad de voluntades poderosas y terribles  [AAVV, 1993: 170] que se sujetan a un dios [Zeus] al que se reconoce como fuerte e invencible [Cf. en relación a esto las luchas de Zeus por el poder: Titanomaquia (Teog. 617-728) y Tifonomaquia (Teog. 836-868)]. En este contexto, si los Titanes son “malos” para Hesíodo y la tradición posterior, es por su oposición a Zeus y no por el crimen contra Urano [Eggers Lan, 2000: 77 nota 25]. Asimismo si se atiende a los sentidos en que se puede entender la diferencia entre dioses y hombres en ocasión del sacrificio en Mecona: esto es como [a] mutua separación y como [b] agon, competición y lucha espiritual en torno al poder [Kerényi,1972: 145], se comprende que la sujeción de los hombres a los dioses [antropomórficos] resulta no de una actividad creadora por parte de estos, ya que la diferencia entre ellos -excluida la cualidad divina de la inmortalidad- es de grado dado el común origen divino [Hesíodo, 2000: 30 nota 22], sino del hecho de que si bien su conducta es la misma y las situaciones en que intervienen son semejantes [...] los dioses tienen mas fuerza, mas sabiduría y mas poder; en una palabra, lo hacen todo mas fácilmente que los hombres [Hesíodo, 2000: 30 nota 22].

4. Bibliografía.

AAVV                                 1993:         El Pensamiento Prefilosófico. I. Egipto y Mesopotamia.
                                                               México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de
                                                               Eli de Gortari, 1993.

Anquín, Nimio de               1994:         El ente y la memoria.
                                                              Buenos Aires, ed. Bonum, 1994.


Eggers Lan, Conrado          2000:         Introducción histórica al estudio de Platón.
                                                              Buenos Aires, ed. Colihue, 2000.

Eliade, Mircea                     1994:        Mito y Realidad.
                                                              [Colombia], ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1994.

Graves, Robert                    1992:        Los mitos griegos 1.
                                                              Madrid, ed. Alianza, trad. cast. de Luis Echávarri, 1992.

Hesíodo                               2000:        Obras y Fragmentos.
                                                              Madrid, ed Gredos, trad. cast. de Arelio Pérez Jiménez y
                                                              Alfonso Martínez Díez, 2000.

Homero                               2000:         Iliada.
                                                              Madrid, ed. Gredos, trad. cast. de Emilio Crespo Güemes, 2000.

Kerényi, Karl                      1972:         La religión antigua.
                                                              Madrid, ed. Revista de Occidente, trad. cast. de M.ª  Pilar Lorenzo
                                                              y Mario Leon Rodríguez, 1972.




[1] Anota Aurelio Pérez Jiménez que si bien algunos consideran el v. 108 una interpolación, otros como Wilamowitz la conservan, y transcribe una cita que W. Nicolai [Hesiods Erga..., pág. 36] hace de T. G. Rosenmeyer: <<Un escritor moderno habría dicho: Partiendo de que los dioses y mortales tienen un mismo origen, el génos de oro fue el primero>> [Hesíodo, 2000: 70]. Para Kerényi  la inconsecuencia aparente entre la idea del común origen de dioses y hombres y la  descripción de la edad de oro en que los dioses olímpicos crean la especie aurea de la humanidad:

“no solo es una muestra segura de que aquí se encuentra ante nosotros el texto original, no <<mejorado>> por gente posterior, sino también de que este texto contiene de echo la idea evidente para los griegos: una idea tan evidente como podemos esperar que lo sea una idea fundamental de la religión griega. <<Dioses y hombres tienen un origen común.>>” [Kerényi,1972: 143].
[2] Según Eggers Lan el que los hombres desciendan de las ninfas que brotan de la tierra al caer sobre ellas las gotas de sangre de Urano castrado por Cronos, estaría confirmado de acuerdo a un antiguo escolio al verso 108, por los versos 563 de la Teogonía y 143 de Los Trabajos ya citados en esta comunicación [Eggers Lan, 2000: 77 nota 24].
[3] Explica Kerényi:

“La especie humana es eterna desde que Zeus no consiguiera extinguirla. Esto se afirma todavía en un escrito pitagórico posterior con una firmeza que solo podía no parecer absurda en un mundo al que desde un principio no le fuese ajena la idea de la eternidad de la especie humana” [Kerényi,1972: 144].