febrero 01, 2007

Los sacrificios humanos y el sistema del mundo de las sociedades tradicionales (1)

 Los sacrificios humanos y el sistema del mundo de las sociedades tradicionales (1)
 Materiales para el estudio de los sacrificios humanos (2)

Andrés Salvador y  Liliana Zagert

1. Introducción.

El propósito de este trabajo es el de examinar el sistema del mundo de las sociedades tradicionales desde la perspectiva de la Historia de las Religiones, con el fin de conocer el contexto de la practica del homicidio ritual.

2. Antecedentes.

El sistema del mundo de las sociedades tradicionales. Subyace al homicidio ritual, lo que con Eliade podemos describir como un encadenamiento de concepciones religiosas y de imágenes cosmológicas que son solidarias y se articulan en un “sistema” al que este llama “sistema del mundo” de las sociedades tradicionales (cf.: Eliade, 1992: 25-61) y al que es preciso atendamos en orden a nuestro estudio.

3. Desarrollo.

El escenario propio de la cultura pagana y precristiana. El escenario en el que se articula el “sistema del mundo” de las sociedades tradicionales, no  concibe nada fuera del mundo material - que no se confunde con el mundo sensible porque es mas amplio puesto que incluye dioses y héroes además de hombres - por lo que, siguiendo a Joaquín E. Meabe, la naturaleza es el escenario en el que se construye la experiencia de lo real. Así, en la narración babilónica de la creación, contenida en el poema conocido como Enuma Elish, hay una historia divina acaecida en el tiempo, anterior al comienzo del tiempo cósmico y humano, es decir del tiempo del universo tal como lo conocerán los hombres, y que se sitúa (la historia divina) en el plano del mito. 

En el relato babilónico, los elementos constitutivos del mundo se identifican con los dioses, lo que pone de manifiesto no solo el carácter material del horizonte del escenario que supone el relato (a semejanza de lo que percibimos, en punto a su marco de racionalización, en la tradición griega presocratica), sino además que los dioses no trascienden el escenario de la naturaleza. De hecho, el mundo se forma a partir de los dioses como resultado de la serie de asesinatos creadores que abre el asesinato de Apsu participando en consecuencia de ello de una doble naturaleza; una materia ambivalente, cuando no demoniaca, y una forma divina, pues es obra de Marduk:

Materia                                                      Forma

1. De una parte del cuerpo de Ti`amat, el mar             se forma el cielo
2. De los ojos de Ti`amat                                             brotaron el Tigris y el Eufrates
3. De las venas y sangre de Kingu                              se formó la humanidad

Esto explica la antropología pesimista formulada en el mito: el hombre formado de una materia demoniaca, la sangre de Kingu, parece ya condenado por su propia génesis y su única esperanza esta en el que el mismo Ea lo ha modelado, poseyendo de este modo una forma creada por un gran dios (cf.: Salvador, 1996).

El pensamiento creador de mitos. Para una adecuada inteligencia de este “sistema del mundo” debe tenerse presente que el primitivo razona de forma muy distinta a como lo hacemos nosotros (cf.: Pinillos, 1970: 41), lo que debe atribuirse al que las premisas de las que partía su razonamiento eran distintas de las nuestras (cf.: Guthrie, 1992: 19; AAVV, 1993: 23-44). Señalamos a continuación, algunas de las características que, de hecho, suelen distinguir el modo de pensar propio de los denominados primitivos actuales (cf.: Pinillos, 1970: 40):

Concreto: Incapaz de grandes abstracciones. Por ejemplo, al primitivo le puede resultar difícil referirse al color en abstracto; ha de hablar de cosas coloreadas. O acaso, vaya otro ejemplo, puede no resultarle fácil utilizar una numeración abstracta, sin referencia inmediata a las cosas numeradas. Puede también tener dificultades para expresar conceptos como el de <<ir>>, en abstracto, sin puntualizar a la vez adónde se va o cómo se va (andando, en piragua, corriendo, etc.). También suele considerarse que este tipo de pensamiento está muy ligado a las imágenes. En algunos estudios, parece haberse encontrado que los niños primitivos tienen, en efecto, una memoria visual mucho más acusada que los niños de las sociedades modernas.

Sincrético: Pensamiento poco diferenciado, constituido por totalidades difusas en que se mezcla lo imaginativo y lo afectivo con los núcleos significativos verdaderamente abstractos. El pensamiento desiderativo, en que se mezcla la realidad con los deseos o temores, se atribuye también al primitivo, que en esto se asemejaría, asimismo, al niño.

Colectivo: Poco individualizado, poco crítico, estereotipado; es decir, se aceptan sin revisión personal las creencias vigentes en la comunidad. (En esto, el primitivo no parece diferenciarse demasiado de muchos hombres de hoy).

Antropomórfico: Humanizador de la naturaleza, animista, propenso a insertar en los fenómenos físicos, vegetales y animales (por analogía con el comportamiento humano), un trasfondo de intenciones y fuerzas ocultas.

Pre-Categorial: Los primitivos no utilizan, como nosotros, las categorías de sustancia y causalidad, ni las nociones de espacio y tiempo. Una cosa puede ser varias a la vez ( la luna, por ejemplo, puede ser una mujer y un espíritu), puede actuar materialmente donde no está presente, desde el pasado, etc. O una flor puede ser mortífera porque es amarilla y los muertos también lo son.

Pre-Logico: Consecuentemente, los razonamientos del primitivo no se rigen por los hábitos lógicos usuales entre nosotros; [Atención=] acaso no tanto porque el primitivo carezca de lógica, como porque la emplea desde unos supuestos culturales distintos.

Místico: Tendente a la reacción afectiva extática o angustiosa ante lo inesperado.  Los comportamientos propiciatorios, expiatorios, reverenciales, etc., sustituyen a la indagación racional de las causas del fenómeno. Se reacciona muy emotivamente ante lo que no se entiende.

El pensamiento mágico. Uno de los principios lógicos del pensamiento creador de mitos es el de que la analogía y la identidad acaban por fundirse, ser semejante, llega a confundirse con ser. Así, el hombre actuando como, o representando el papel de una fuerza de la naturaleza o de un dios, podía revestirse ritualmente de estos poderes, identificándose con los dioses; y, una vez identificado de este modo, puede hacer que esas fuerzas actúen de acuerdo a sus deseos (AAVV, 1993: 261). De este modo, la inteligencia del sistema del mundo de las sociedades tradicionales también requiere de una aproximación a las practicas mágicas. La comprensión del llamado pensamiento mágico, ha sido posible por la labor de etnólogos y sociólogos y a dado lugar a una extensa literatura a la que remitimos (cf.: Rony, 1963: 9-24; Frazer, 1980: 33-74; Askevis-Leherpeux, 1991:49-103; AAVV, 1993: 23-44), aquí solo nos limitaremos a presentar la clasificación de los ritos mágicos propuesta por Jérome-Antoine Rony (cf.: Rony, 1963). Advirtamos desde ya que aun cuando se puedan establecer diferencias entre magia y religión, la presencia de elementos mágicos en ciertos ritos religiosos hace imposible una distinción radical (cf.: Askevis-Leherpeux, 1991: 62; Rony, 1963: 95-103). Rony, propone distinguir (cf.: Rony, 1963: 17-24):

A. Los Ritos de transmisión: Tienen por objeto realizar las condiciones experimentales que constriñan a los poderes ocultos, o a sus expresiones positivas, a pasar de una cosa a otra. Estos ritos, que son examinados por James G. Frazer en su monumental obra La rama dorada (cf.: Frazer, 1980: 33-74), son los mas numerosos y se presentan en dos diferentes aspectos, como:

1. Ritos de contagio: Interpretando el pensamiento mágico, entiende Frazer que, las cosas que han estado una vez en contacto continúan actuando una sobre otra, aun cuando tal contacto ha cesado (cf.: Frazer, 1980: 63); o mas brevemente para Rony: la parte vale por el todo. De este modo, bastaría con actuar sobre un elemento [conseguir, por ejemplo, el cabello o la uña de una persona] para obtener la transferencia de la operación al todo al que pertenece [aquí, adquirir el poder o destruir a la persona] (cf.: Askevis-Leherpeux, 1991: 54).

2. Ritos imitativos u homeopáticos. Para el mago todo semejante llama a su semejante (cf.: Frazer, 1980: 35), este llamado parece funcionar de dos maneras: como una suerte de drenaje oculto, en dirección a una cosa, de todo lo que puede parecérsele, o sino, es un especie de imitación a distancia. La gran mayoría de los ritos analógicos pertenecen al segundo tipo: la magia es pantomima; como ejemplo, podemos señalar al hombre que procura matar a su enemigo destruyendo su imagen o al cazador que cree atraer a los animales ejecutando danzas imitativas (cf.: Askevis-Leherpeux, 1991: 54).

Observa Rony, que los dos tipos de ritos de transmisión se presentan en Frazer como especies de un mismo genero al que este denomina magia simpática [puesto que ambas establecen que las cosa se actúan recíprocamente a distancia mediante una atracción secreta, una simpatía oculta (cf.: Frazer, 1980: 35)],  así como que casi siempre están combinados; señala también que los ritos simpáticos, pueden ser manuales u orales. Parecería que no ha habido jamas ceremonias mudas, en tanto que un gran numero de ellas, son orales exclusivamente. Se nombran las cosas y se las suscita por simpatía; o bien se describe el rito manual en vez de efectuarlo. La intervención de las fuerzas personales (magia directa) vuelve indispensable las formulas, los himnos, las maldiciones, etcétera. Se cuenta lo que haría el dios, los discursos que sostiene y que son eficaces por imitación (Egipto, Asiria). Los ritos manuales también mimetizan la vida y la muerte de los dioses (Atis, Osiris, etc.), símbolos de la vegetación y de la fecundidad, pero desde que la ceremonia se concentra y se precisa, el cuento aparece. A veces (en los ritos llamados de origen), el mago enumera todas las cualidades y los nombres del demonio o del dios, creyendo acosarlos así y hacerse obedecer por ellos.

B. Los Ritos de generación: En estos, la cualidad no es preexistente, sino que es mágicamente introducida en el mundo. El mago no transfiere una propiedad sino que la forja con la fuerza de su deseo, al cual el gesto simplemente refuerza. Loa ritos generadores son casi siempre orales, magia verbal. Advierte Rony que, entre los ritos de transmisión y los de generación la frontera es, por otra parte, móvil y únicamente los casos extremos se sitúan con nitidez.

4. Conclusiones.

Podemos concluir:

1. Se llama “sistema del mundo” de las sociedades tradicionales a un encadenamiento de concepciones religiosas y de imágenes cosmológicas que son solidarias y se articulan en un “sistema” (cf.: Eliade, 1992: 25-61).

2. El “sistema del mundo” de las sociedades tradicionales se articula en lo que Joaquín E. Meabe llama escenario de la naturaleza, el que no concibe nada fuera del mundo material - que no se confunde con el mundo sensible porque es mas amplio puesto que incluye dioses y héroes además de hombres - y en donde se construye la experiencia de lo real (cf.: Salvador, 1996).

3. Una adecuada inteligencia de este “sistema del mundo” requiere tenerse presente que el primitivo razona de forma muy distinta a como lo hacemos nosotros. Se puede caracterizar al pensamiento creador de mitos, diciendo que es: concreto, sincrético, colectivo, antropomórfico, pre-Categorial, Pre-Logico y místico (cf.: Pinillos, 1970: 40-41). 

4. La labor de etnólogos y sociólogos ha hecho posible la comprensión del llamado pensamiento mágico, en relación al cual, se presenta la clasificación de los ritos mágicos propuesta por Jérome-Antoine Rony, quien distingue entre ritos de transmisión [que comprende a los ritos de contagio y a los ritos imitativos u homeopáticos] y ritos de generación (cf.: Rony, 1963: 17-24).

5. Bibliografía.

AAVV   1993:  
El Pensamiento Prefilosófico. I. Egipto y Mesopotamia.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Eli de Gortari, 1993.

Askevis-Leherpeux F.   1991:  
La Superstición.
Buenos Aires, ed. Paidós, trad. cast. de Irene Agoff, 1991.

Eliade, Mircea   1992:  
Lo Sagrado y lo Profano.
Barcelona, ed. Labor, trad. cast. de Luís Gil, 1992.

Frazer, James G.   1980:  
La rama dorada. Magia y religión.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Elizabeth y Tadeo I. Campuzano, 1980.

Guthrie, William K.   1992:  
Los Filósofos Griegos de Tales a Aristóteles.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Florentino M. Torner, 1992.

Pinillos, José Luis   1970:   
La Mente Humana.
Estella (Navarra), ed. Salvat, 1970.

Rony, Jerome- A.   1963: 
La Magia.
Buenos Aires, ed. EUDEBA, trad. cast. de Eugenio Abril, 1963.

Salvador, Andrés   1996:  
Sobre la posición de los dioses y de dios respecto del escenario de la naturaleza  en los relatos babilónico y bíblico de la creación con una referencia a la fe y a la ley en el escenario bíblico. Corrientes, ITGD, 1996.