septiembre 15, 2006

Astarté en Las canciones de Bilitis de Pierre Louÿs

Astarté en Las canciones de Bilitis de Pierre Louÿs
Una lectura de los poemas desde la Historia de las Religiones

 Andrés Salvador











 
Ilustración en negro y sanguina de Lobel Richie a Les Chansons de Bilitis [Louÿs, 1937: entre pp.  24-25]


1. Introducción

El propósito de este trabajo, es el de examinar las referencias a la diosa Astarté en la obra del poeta Pierre Louÿs, Las Canciones de Bilitis [Louÿs, s.f.], deliciosa sucesión de epigramas eróticos en los que se sigue la vida de una cortesana, pintada con maravilloso sentido de la belleza helénica [Diez Canedo y Fortun, 1913: 225], formulando algunas breves observaciones desde la perspectiva de la historia de las religiones.

2. Antecedentes

Las Canciones de Bilitis  Este libro, escrito por el poeta francés Pierre Louÿs [1870-1925], fue publicado por Art Indépendant en París en 1894, y reúne un conjunto de poemas que Louÿs presenta como traducidos del griego, atribuyéndolos a Bilitis, una cortesana del siglo VI antes de nuestra era, en cuya tumba habrían sido halladas, por M.G. Heim, las canciones que, junto a los epitafios que decoraban el sarcófago, son presentadas en el libro [Louÿs, s.f.: XX].

Vida de Bilitis  Precede a los poemas una Vida de Bilitis [Louÿs, s.f.: XIII-XXI], firmada por el poeta. Según este, Bilitis nació en los comienzos del siglo VI en una ciudad a orillas del Melas, en la parte oriental de la Pamfilia; era hija de un griego, al que probablemente no conoció, y de una fenicia, señalando en relación a esta, que Bilitis es un nombre de ese origen.

En esas tierras tuvo una existencia pastoril junto a su madre y hermanas y cuyo fin aparece entristecido por un amor, resultado de lo cual llega a ser madre de una criatura a la que abandona, yéndose de la Pamfilia a donde no volvería mas. 

Con diez y seis años llega a la ciudad de Mitilene, capital de Lesbos, donde conoce a Safo, de la que habla bajo el nombre de Pasafa, quien le habría enseñado "el arte de cantar con frases rítmicas y de legar a la posteridad, el recuerdo de los seres queridos."; aquí mantendría amistad con una bella joven de su edad llamada Manasidika de la que nos habla en numerosas elegías. 

Después de diez años, Bilitis se marchará a Chipre donde, mientras conservo la juventud, seria cortesana en el templo de Afrodita. Nada se sabe sobre su vejez, aunque se cree que es entonces cuando escribió las canciones referidas a su infancia, tampoco se conoce la edad de su muerte.

3. Desarrollo

La piedad de Bilitis y Astarté. En la Vida de Bilitis, Louÿs, describe a esta como piadosa y creyente [Louÿs, s.f.: XIX], de hecho su canto final, La Verdadera Muerte [Louÿs, s.f.: 290-291] concluye : “Este es el ultimo verso de la piadosa Bilitis”. En el Segundo Epitafio [Louÿs, s.f.: 296-297], Bilitis escribe:     
Muy niña, he aprendido los amores de 
Adonis y Astarté, los misterios de la Siria 
Santa, y la muerte y la vuelta hacia Ella, 
la de los párpados redondeados.

Por la canción titulada El Encuentro [Louÿs, s.f.: 102-103], sabemos que tanto ella como su amiga Manasidika, llevan del cuello una pequeña Astarté desnuda; en La Pequeña Astarté de Tierra Cocida [Louÿs, s.f.: 104-105], se nos da una descripción de la imagen:
        La pequeña Astarté, guardiana que
protege a Manasidika, fue modelada en
Camiros por un alfarero muy hábil. Es
del tamaño de una pulgada y está hecha
con fina tierra amarilla.
      Sus cabellos caen y se reúnen sobre
sus hombritos estrechos. Sus ojos son
profundamente rasgados y su boca muy
pequeñita. Tal y como corresponde a la
Enteramente-Hermosa

      Con la mano derecha señala su divini-
dad que esta acribillada de pequeños agu-
jeritos sobre el bajo vientre y a lo largo
ingles. Como corresponde a la Muy
Amorosa.

       Con el brazo izquierdo sostiene sus
tetitas macizas y redondas. Entre sus ca-
deras alargadas se levanta un vientre
fecundo. Como corresponde a la Madre
de todas las cosas.

En punto a esto, cuenta Louÿs que en la tumba de Bilitis fue hallada una pequeña Astarté desnuda [Louÿs, s.f.: XXI].

Astarté en los Epigramas en la Isla de Chipre. En Chipre, isla griega y fenicia como la Pamfilia y que debió recordarle frecuentemente su país natal [Louÿs, s.f.: XVII], mientras conservo la juventud, según ya dijimos, seria cortesana en el templo de Afrodita, es decir se dedicaría a la practica de la llamada prostitucion sagrada. Louÿs llama la atención sobre el hecho de que: 

“ ... el amor era cosa santa entre los pueblos antiguos. Las cortesanas de Amadonta no eran, como las nuestras, criaturas infelices desterradas de toda sociedad honorable; eran por  el contrario jóvenes salidas muchas veces de las mejores familias de la cuidad. Afrodita les había concedido el don de ser hermosas, y ellas, daban gracias a la diosa consagrando al servicio de su culto, su belleza agradecida. Todas las ciudades que poseían como Chipre un templo rico en cortesanas, profesaban a estas mujeres toda clase de respetos y atenciones.” [Louÿs, s.f.: XVII-XVIII].

No examinaremos con mas detalle esta practica por haberlo hecho Salvador en Notas sobre algunos testimonios relativos a la  practica de la prostitucion sagrada en la antigüedad [ITGD. Corrientes, 2000], y en Notas sobre la prostitucion sagrada en la antigüedad [ITGD. Corrientes, 2000]. 

El nombre de Ciprina dado a Afrodita, y que se encuentra ya en Homero como denominación independiente de la diosa, se debe a la isla [Otto, 1973: 75]. 

Es por ello que algunas de las referencias mas interesantes relativas al culto de Astarté, las encontramos en algunos cantos que corresponden a su vida en Chipre, los que se reúnen en el libro bajo el titulo de Epigramas en la Isla de Chipre [Louÿs, s.f.: 187-291], y a los que examinamos a continuación.

Himno a Astarté. Su texto es el siguiente [Louÿs, s.f.: 188-189]:
    ¡Madre inagotable, incorruptible, crea-
dora, nacida la primera, engendrada de ti
misma, concebida por ti misma, salida de
ti sola y que en ti únicamente te gozas,
Astarté!

      ¡Oh perpetuamente fecunda! ¡Oh vir-
gen y madre de todo! ¡Oh casta y lasciva,
pura y gozadora, inefable, nocturna, dul-
ce, aspiradora del fuego, espuma del mar!

   Tú que concedes en secreto la gracia,
tú que unes, tú que amas, tú que juntas
con furioso deseo las múltiples razas de
bestias salvajes y unes los sexos en los
bosques.

  ¡Oh Astarté irresistible, escúchame, tó-
mame, poséeme, oh luna! ¡Y arranca tre-
ce veces cada año a mis entrañas, la liba-
cion de mi sangre!

Para Robert Graves, la Astarté adorada en Chipre, es la misma diosa de extenso gobierno que surgió del Caos y bailo sobre el mar, y que era adorada en Siria y Palestina como Ishtar o Ashtaroth [Graves, 1992: 57, ver también El mito pelasgo de la creación: 29-33]. 

El nombre de espuma del mar, recuerda las circunstancias del nacimiento de la diosa: Urano es mutilado por Cronos, y de su miembro cortado que flota en el mar, brotaba semen espumoso [aphros] en donde crece la diosa [Otto, 1973: 76; Eliade, 1978: 299; Graves, 1992: 57-58].

Eliade señala que Afrodita nunca llegara a ser la diosa por excelencia de la fecundidad, ya que lo que ella inspira, exalta y defiende es el amor físico, la unión carnal [Eliade, 1978: 300]. 

La tercera estrofa hace referencia a su poder al que nadie es capaz de sustraerse, y que esta dado por la revelación del amor y sus goces en la vida de animales y seres humanos, y que incluso alcanza a los dioses. Interesa señalar, que el impulso sexual es el elemento unificador de los tres modos de la existencia: animal, humano y divino. El carácter irracional e irreductible de la concupiscencia explica las aventuras amorosas de dioses, héroes y hombres. Se trata, como dice Eliade, de una justificación religiosa de la sexualidad, donde aun los excesos y las violencias sexuales habrán de reconocerse como de origen divino al ser provocados por Afrodita  [Otto, 1973: 78-79; Eliade, 1978: 299]. 

La ultima estrofa se refiere a la sangre menstrual en relación a la cual el hombre arcaico se comporta de un modo complejo [Frazer, 1980: 679].

Las Sacerdotisas de Astarté. Su texto es el siguiente [Louÿs, s.f.: 196-197]:
       Las sacerdotisas de Astarté se aman
al salir la luna; después se levantan y se
bañan en una vasta piscina cuyos bordes
son de plata.

        Con sus curvados dedos peinan sus
cabellos, y sus manos teñidas de púrpura,
entremezcladas con sus bucles negros,
parecen ramas de coral en un mar sombrío
y flotante.

    No se depilan jamas para que el trián-
gulo de la diosa marque su vientre como
un templo; pero se tiñen con pincel y se
perfuman abundantemente.

       Las sacerdotisas de Astarté se aman
cuando la luna se pone; después en una
sala alfombrada de espesos tapices sobre
la que brilla pálidamente una lampara de
oro, se acuestan al azar.

Las hierodulas presentes en el culto de Afrodita suponen un elemento asiático vinculado a su origen [Eliade, 1978: 299]. 

El triangulo de la diosa remite al simbolismo que según Eliade se asignaba al triangulo, explica este que Pausanias [II,21,i] habla de un lugar de Argos que se llamaba delta y que estaba considerado como el santuario de Deméter, y de que se ha interpretado el triangulo [delta] en el sentido de <<vulva>>, interpretación esta, que es valida a condición de conservar a este termino su valor primario de <<matriz>> y <<fuente>>. Para los griegos, la delta simbolizaba a la mujer, y los pitagóricos consideraban al triangulo como arche geneseoas a causa de su forma perfecta, pero también porque representaba al arquetipo de la fecundación universal [Eliade, 1990: 41][1].

Los Misterios. Su texto es el siguiente [Louÿs, s.f.: 198-199]:
      En el recinto tres veces misterioso en
que los hombres no penetran jamás, te
hemos adorado, ¡Astarté de la Noche!
¡Madre del Mundo! ¡Fuente de la vida de
los Dioses!

       Voy a revelar algo, pero no más de lo
que me está permitido. Alrededor del Falo
coronado, ciento veinte mujeres se balan-
ceaban gritando. Las iniciadas, vestían de
hombre y las otras con túnica abierta.

   El vaho de los perfumes y el humo de
las antorchas flotaba entre nosotros for-
mando nubes. Yo lloraba con lagrimas
ardientes. Todas, al pie de la Diosa, nos
hemos echado de espaldas.

        En fin, cuando el Acto religioso fué
consumado y cuando, en el Triángulo
Unico hubieron hundido el falo purpúreo,
entonces el misterio empezó. Pero ya no
diré mas.

Afrodita era llamada en algunas partes Melenis [<<la negra>>], nombre que Pausanias explica ingeniosamente como significando que la mayoría de los actos amorosos se realizan de noche [Graves, 1992: 85].

Explica Margaret A. Murray que los falos artificiales son reliquias bien conocidas de las civilizaciones antiguas. En Egipto eran frecuentes las estatuas en las que el falo estaba hecho de un material diferente al de la figura, y de manera tal que pudiera quitarse de su lugar para llevarlo en procesión. El falo de la estatua divina no siempre servia simplemente para adorar y llevar en procesión; así, la novia romana sacrificaba su virginidad al Dios Priapo como un rito sagrado, en lo que probablemente es un resto de costumbres aun mas antiguas, cuando el Dios estaba personificado por un hombre y no por una imagen [Murray, 1978: 210-211]. 

La adoración del falo en el culto de Ishtar debe estudiarse en relación al de Tammuz [Eliade, 1978: 80-84]. 

Según Graves las diosas barbudas, como la Afrodita chipriota, y los dioses afeminados, como Dionisio, corresponden a etapas sociales de transición del matriarcado al patriarcado [Graves, 1992: 86-87]. 

Eliade dice que Inanna-Ishtar [mas tarde Astarté] era diosa, a la vez, del amor y de la guerra, es decir, que regia la vida y la muerte; para expresar la plenitud de sus poderes, se la llamaba hermafrodita [Ishtar barbata] [Eliade, 1978: 80].
 
4. Conclusiones

Podemos concluir que:

1. La obra de Pierre Louÿs, Las Canciones de Bilitis, permite una aproximación a la perspectiva gnoseologica realista y al escenario de la naturaleza propio de la cultura pagana y precristiana antigua de Oriente y de Occidente que puede ser empleada con propósitos didácticos en el abordaje de esos temas. A los epigramas subyace un sólido conocimiento del contexto cultural en el que se localiza a la protagonista como permite apreciarlo el examen de las referencias a la diosa Astarté que realizamos.

2. La obra también hace posible formar en el lector una idea de la practica de la prostitucion sagrada, cuestión esta de interés para la historia de las religiones y la historia del derecho.

5. Bibliografía

Diez Canedo, E. y Fortun, F. 1913:    
La Poesía Francesa Moderna.
Madrid, ed. Renacimiento, 1913.

Eliade, Mircea   1978:   
Historia de las creencias y de las ideas religiosas.
I. De la prehistoria a los misterios   de Eleusis.
Madrid, ed. Cristiandad, trad. cast. de J. Valiente Malla, 1978.

Eliade, Mircea   1990:    
Herreros y Alquimistas.
Madrid, ed. Alianza, trad. cast. de E.T., 1990.

Frazer, James G.   1980:     
La rama dorada. Magia y religión.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Elizabeth y Tadeo I. Campuzano, 1980.

Graves, Robert   1992:    
Los Mitos Griegos 1.
Madrid, ed. Alianza, trad. cast. de Luis Echávarri, 1992.

Louÿs, Pierre   1937:     
Les chansons de Bilitis.
París, ed. Rombaldi, 1937.

Louÿs Pierre   s.f.:     
Las canciones de Bilitis.
Madrid, ed. Librería Bergua, trad. cast. de Juan B. Bergua, s.f..

Murray, Margaret A.   1978:     
El culto de la Brujería en Europa Occidental.
Barcelona, ed. Labor, S.A., trad. cast. de Beatriz Constante y Antonio Pigrau Rodríguez, 1978.

Otto, Walter F.   1973:     
Los dioses de Grecia.
Buenos Aires, ed. Eudeba, trad. cast. de Rodolfo Berge y Adolfo Murguia Zuriarrain, 1973.



[1] En nota [20] Eliade [1990: 41] indica ver la Nota F, donde cita numerosa bibliografía sobre el simbolismo sexual del triangulo.