EL DERECHO DEL MAS FUERTE EN LA RELACIÓN
ENTRE DIOSES Y HOMBRES EN HESÍODO
Materiales para el estudio de la teoría de la Ley y la Justicia
del Mas Fuerte en la antigüedad clásica
Salvador, Andrés
Oscar Raúl
I1.Introducción.
El propósito de este trabajo es el de
examinar la incidencia del derecho del mas fuerte en la relación entre dioses y
hombres en un marco ontológicamente univoco y horizontal [Anquín, 1994] como el
presentado por Hesíodo en Teogonía y Trabajos y Días [Hesíodo,
2000].
2. Antecedentes.
Origen común de Dioses y hombres. Según Karl Kerényi, una idea básica no solo del culto griego, sino
de la religión griega en general [Kerényi,1972: 143] es la de que la humanidad
se encuentra en relación fraternal con la divinidad [Kerényi,1972: 144]: Dioses
y hombres tienen un origen común [Kerényi,1972: 143].
3.Desarrollo.
Origen común de Dioses y hombres en Hesíodo: Este autor, según Kerényi
[también Eggers Lan, 2000: 76-77 nota 24], si bien describe la creación de la
mujer original, en ninguna parte habla de un primer hombre [Kerényi,1972: 143],
sin embargo, el origen común de Dioses y hombres se encuentra claramente
formulada cuando en Trabajos y Días, al exponer la doctrina de
las edades del mundo, que presupone la creación de cada
<<especie>>, informa sobre una estirpe de hombres [Kerényi,1972:
144]:
“Ahora si quieres te contaré
brevemente otro relato, aunque sabiendo bien -y tú grábatelo en el corazón-
cómo los dioses y los hombres mortales tuvieron un mismo origen” (Trab.
108) [Hesíodo, 2000: 70][1].
Recuerda Kerényi que Píndaro [Nem. VI 1 s.]
dice lo mismo:
“Una es la especie de los
hombres, una la de los dioses: de una madre tomamos ambos alimento.”
[Kerényi,1972: 143].
Esta estirpe de hombres fue creada de la
materia de los fresnos [Kerényi,1972: 144]:
“Otra tercera estirpe de hombres
de voz articulada creó Zeus padre, de bronce, en nada semejante a la de plata,
nacida de los fresnos, terrible y vigorosa.” (Trab. 144) [Hesíodo, 2000:
71].
Para Hesíodo, la especie humana es idéntica a
la especie de los fresnos [Kerényi,1972: 144]:
“Y desde entonces siempre tuvo
luego presente este engaño y no dio la infatigable llama del fuego a los
fresnos, [los hombres mortales que habitan sobre la tierra].” (Teogonía
563) [Hesíodo, 2000: 35].
Los fresnos como seres divinos [=ninfas que
se llaman <<fresnas>>] se crearon junto con sus hermanos las furias
y los gigantes por medio de las gotas de sangre de Urano que cayeron en la
tierra y la fecundaron [Kerényi,1972: 144][2]:
“y apresuradamente segó los genitales de su
padre y luego los arrojó a la ventura por detrás.
No en vano
escaparon aquéllos de su mano. Pues cuantas gotas de sangre salpicaron, todas
las recogió Gea. Y al completarse un año, dio a luz a las poderosas Erinias, a
los altos Gigantes de resplandecientes armas, que sostienen en su mano largas
lanzas, y a las Ninfas que llaman Melias sobre la tierra ilimitada.” (Teogonía
182-187) [Hesíodo, 2000: 19].
Según Robert Graves:
“Las ninfas del fresno son las
tres Furias en estado de ánimo más
benigno: el rey sagrado estaba dedicado al fresno, empleado originalmente en
las ceremonias para provocar la lluvia [Aquí Graves remite a 57.1 donde entre
otras observaciones sobre Foroneo,
el primer hombre que fundó y pobló una ciudad con mercado, leemos: “Su
madre es la ninfa-fresno Melia, porque el fresno, el árbol precedente de la
misma serie, se dice que <<corteja al relámpago>> y los árboles
heridos por el rayo fueron la fuente de fuego para el hombre primitivo”
(Graves, 1992: 239)]. En Escandinavia llegó a ser el árbol de la magia
universal; las Tres Normas o Parcas, dispensaban la justicia bajo un fresno del
que Odin, al reclamar la paternidad de la humanidad, hizo su corcel mágico. Las
mujeres deben haber sido las primeras hacedoras de lluvia en Grecia, igual que
en Libia.” [Graves, 1992:44].
Los dioses olímpicos son también hijos de
Urano y Gea [Eggers Lan, 2000: 76 nota 24], de allí que Kerényi sostenga:
“Del mismo origen que los dioses, que también
provienen de Urano y Gea, cielo y tierra, y sin embargo de una especie mas
oscura: esos son los hombres.” [Kerényi,1972: 144].
Los Dioses Titanes. En la posterior tradición
órfica y platónica la relación entre Titanes y hombres va a conocer un complejo
desarrollo que aquí no examinamos pero que explica la condición del hombre por
la presencia de elementos titánicos [Eggers Lan, 2000: 74-77]. Aquí solo
señalaremos, teniendo en vista la figura de Prometeo, que conforme a Hesíodo el
nombre de Titanes fue dado por Urano tras la castración a todos sus
hijos, incluido Cronos, por extender [titaínein] demasiado
alto sus brazos (Teogonía 206-207) [Eggers Lan, 2000: 77 nota 25]. Según
Pausanias, citado por Eggers Lan, la primera mención de los Titanes es hecha
por Homero:
“los Titanes fueron introducidos
por primera vez en la poesía por Homero: dice que eran los dioses que habitaban
bajo el Tártaro [...] (VIII,
37, 5).” [Eggers Lan, 2000: 74].
En efecto en Ilíada XIV, 278 se los
menciona una sola vez, en una invocación junto a otras divinidades:
“y juró como le había ordenado y
nombró a todos los dioses
que están bajo el Tártaro, que
reciben el nombre de Titanes.”
[Homero, 2000: 281].
La denominación que Homero aplica a los
Titanes [bajo el Tártaro], supone un mito que nos remite a Hesíodo, según el cual los Titanes y los
Cronidas se enfrentan entre si en una tremenda lucha, en la que Zeus abatirá con su rayo a los
Titanes encadenándolos en el Tártaro (Teogonía 690-731) [Eggers Lan,
2000: 76]. En Ilíada VIII, 477-481 hay una referencia a la situación de
los Titanes:
“Yo no me preocupo de tu
ira, ni aunque llegues a los
confines más remotos
de la tierra y del ponto, donde
Jápeto y Crono se hallan
sentados sin deleitarse con los
rayos del Sol Hiperión
ni con los vientos, sólo
rodeados del profundo Tártaro.”
[Homero, 2000: 159].
El Titan Prometeo y los hombres. En Teogonía se explica
el destino de los hijos de Jápeto y Clímene [Teog. 507-616 (incluye el
mito de Prometeo: 535-616)], aquí nosotros centraremos nuestro examen en la
relación con la humanidad de dos de ellos Prometeo y Epimeteo. Como advierte
Kerényi en Hesíodo con ninguna palabra se dice que Prometeo sea un hombre.
El no es uno de los hombres, pues él es eterno como la especie humana
[Kerényi,1972: 146][3] sino
que lo que se articula del relato es de que este representa [al igual
que su hermano] a la humanidad [Kerényi,1972: 146 y 148] en su aspecto de insensata
sabiduría [Hesíodo, 2000: 37 nota 27]. Ahora Prometeo es a la vez
representante del tipo de espíritu titánico: inquieto, ingenioso, que
busca sin cesar, deliberada y sagazmente, y cuyo objeto es la invención
[Kerényi,1972: 147-148]. El complemento del espíritu titánico es la miseria
espiritual y general: tontería, imprudencia,
de forma que tras cada invención de Prometeo, una nueva miseria resulta
para la humanidad [Kerényi,1972: 148], así:
Trasgresión
Castigo
Prometeo presume de su sabiduría al creer que
engaña a Zeus.
Zeus no da el fuego.
Prometeo roba el fuego a Zeus. La sabiduría
humana se las ingenia para sustituir el fuego natural negado por Zeus, por un
fuego técnico; robo insensato por transgredir la voluntad divina.
Creación de Pandora: se castiga la insensata
sabiduría de Prometeo, aunque ahora se hace a través de Epimeteo
.
[Hesíodo, 2000: 38-39 nota 27]
Epimeteo representa a la humanidad en su
aspecto de insensata torpeza [Hesíodo, 2000: 37 nota 27] cuando esta es
privada de Prometeo. Escribe Kerényi refiriéndose a los Japétidas:
“El profundo parentesco de estas
dos figuras se expresa en el hecho de que ambos son hermanos. Se podría decir: aquí aparece un ser
primitivo único, listo y tonto disuelto dualmente. Prometeo es el que piensa
con previsión, Epimeteo el que piensa demasiado tarde. El es quien se hace
cargo, en su imprudencia, de la última, inagotable fuente de miseria para la
humanidad: de la Pandora como regalo de los dioses.” [Kerényi,1972: 148].
A las transgresiones de Prometeo
[representante de la humanidad] corresponden [consecuencias] castigos para los
hombres [Kerényi,1972: 146] cuya responsabilidad se puede explicar considerando
la afirmación hecha por Hesíodo de que:
“Muchas veces hasta toda una
ciudad carga con la culpa de un malvado cada vez que comete delitos o proyecta
barbaridades” (Trab. 240) [Hesíodo, 2000: 38 nota 27].
Sujeción de los hombres a los Dioses y el derecho
del mas fuerte.
Hesíodo relata que Dioses y hombres se separaron en Mecona cuando al acordar
las partes del sacrificio Prometeo engaña a Zeus, es entonces que los hombres adquieren
su nueva naturaleza [Hesíodo, 2000: 69 nota 12] precisamente el hecho de
que el castigo de Zeus sea no dar el fuego [Teog. 561-564] indica de que
estos no tenían aún el fuego ya que no lo necesitaban [Hesíodo, 2000: 69
nota 12]. En Trabajos el fuego no es negado por Zeus sino que este lo ocultó
[Trab. 47] lo que se explica por que en este texto el Mito de
Prometeo tiene como objetivo explicar el origen del mal y su incidencia en
la progresiva degradación del hombre desde una condicion de felicidad en la que
no habia trabajos ni males, por lo que tiene que sugerir la existencia al
principio del fuego (= <<alimento>>) entre los hombres y su
desaparición anterior [Hesíodo, 2000: 69 nota 12] mientras que en Teogonia
se busca explicar el destino de Prometeo como divinidad enfrentada a la
sabiduría de Zeus, no [el destino] del hombre como tal
[Hesíodo, 2000: 39 nota 27], si bien queda claro que es entonces cuando se
pierde la relación original entre el
hombre y la divinidad y se inicia su relación histórica (es aquí
cuando se origina la forma del sacrificio griego de los tiempos históricos)
[Kerényi,1972: 144-145]. Este cambio experimentado por el hombre ha llevado a
sostener que es comparable al relato bíblico de la caída en el pecado [Kerényi,1972:
145] e incluso a llamar a las transgresiones de Prometeo pecado
[Hesíodo, 2000: 38 nota 27], pero si Hesíodo en su esfuerzo de racionalización
[Eliade, 1994: 160] configura una imagen de Zeus justo y benévolo
[Hesíodo, 2000: 69 nota 12] que encuentra expresión en la critica al derecho
del mas fuerte contenida en la fábula del halcón y el ruiseñor [Trab.
202-285], sin embargo es apropiado a fin de no desdibujar el alcance de esta
imagen, tener presente, al examinar el orden=justo por el [Zeus] establecido
[Eggers Lan, 2000: 77], que no estamos ante un Dios creador cuya
voluntad es irrecusable propia del escenario judeo cristiano, sino ante un
orden que emerge de la integración de una multiplicidad de voluntades poderosas
y terribles [AAVV, 1993: 170] que se
sujetan a un dios [Zeus] al que se reconoce como fuerte e invencible
[Cf. en relación a esto las luchas de Zeus por el poder: Titanomaquia (Teog.
617-728) y Tifonomaquia (Teog. 836-868)]. En este contexto, si
los Titanes son “malos” para Hesíodo y la tradición posterior, es por su
oposición a Zeus y no por el crimen contra Urano [Eggers Lan, 2000: 77 nota
25]. Asimismo si se atiende a los sentidos en que se puede entender la diferencia
entre dioses y hombres en ocasión del sacrificio en Mecona: esto es como [a]
mutua separación y como [b] agon, competición y lucha espiritual en
torno al poder [Kerényi,1972: 145], se comprende que la sujeción de los hombres
a los dioses [antropomórficos] resulta no de una actividad creadora por
parte de estos, ya que la diferencia entre ellos -excluida la cualidad divina
de la inmortalidad- es de grado dado el común origen divino [Hesíodo, 2000: 30
nota 22], sino del hecho de que si bien su conducta es la misma y las
situaciones en que intervienen son semejantes [...] los dioses tienen
mas fuerza, mas sabiduría y mas poder; en una palabra, lo hacen todo mas fácilmente
que los hombres [Hesíodo, 2000: 30 nota 22].
4. Bibliografía.
AAVV 1993: El
Pensamiento Prefilosófico. I. Egipto y Mesopotamia.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de
Eli de Gortari, 1993.
Anquín, Nimio de 1994: El ente y la memoria.
Buenos Aires, ed. Bonum, 1994.
Eggers Lan, Conrado 2000: Introducción histórica al estudio
de Platón.
Buenos Aires, ed. Colihue, 2000.
Eliade, Mircea 1994: Mito y Realidad.
[Colombia], ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1994.
Graves, Robert 1992: Los mitos griegos 1.
Madrid, ed. Alianza, trad.
cast. de Luis Echávarri, 1992.
Hesíodo 2000: Obras y Fragmentos.
Madrid, ed Gredos, trad. cast. de Arelio Pérez Jiménez y
Alfonso Martínez Díez, 2000.
Homero 2000: Iliada.
Madrid, ed. Gredos, trad. cast. de Emilio Crespo Güemes, 2000.
Kerényi, Karl 1972: La religión antigua.
Madrid, ed. Revista de Occidente, trad. cast. de M.ª Pilar Lorenzo
y
Mario Leon Rodríguez, 1972.
[1] Anota Aurelio Pérez Jiménez que si bien algunos consideran el v. 108
una interpolación, otros como Wilamowitz la conservan, y transcribe una cita
que W. Nicolai [Hesiods Erga..., pág. 36] hace de T. G.
Rosenmeyer: <<Un escritor moderno habría dicho: Partiendo de que los
dioses y mortales tienen un mismo origen, el génos de oro fue el
primero>> [Hesíodo, 2000: 70]. Para Kerényi la inconsecuencia aparente entre la idea del
común origen de dioses y hombres y la
descripción de la edad de oro en que los dioses olímpicos crean la especie
aurea de la humanidad:
“no solo es una muestra segura de que aquí se encuentra ante nosotros
el texto original, no <<mejorado>> por gente posterior, sino también
de que este texto contiene de echo la idea evidente para los griegos: una idea
tan evidente como podemos esperar que lo sea una idea fundamental de la
religión griega. <<Dioses y hombres tienen un origen común.>>”
[Kerényi,1972: 143].
[2] Según Eggers Lan el que los hombres desciendan de las ninfas que
brotan de la tierra al caer sobre ellas las gotas de sangre de Urano castrado
por Cronos, estaría confirmado de acuerdo a un antiguo escolio al verso 108,
por los versos 563 de la Teogonía y 143 de Los Trabajos ya
citados en esta comunicación [Eggers Lan, 2000: 77 nota 24].
[3] Explica Kerényi:
“La especie humana es eterna desde que Zeus no consiguiera
extinguirla. Esto se afirma todavía en un escrito pitagórico posterior con una
firmeza que solo podía no parecer absurda en un mundo al que desde un principio
no le fuese ajena la idea de la eternidad de la especie humana” [Kerényi,1972:
144].