Astarté en Las canciones de Bilitis de Pierre Louÿs
Una lectura de los poemas desde la Historia
de las Religiones
Andrés Salvador
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Ilustración en negro y sanguina de Lobel Richie a Les Chansons de Bilitis [Louÿs, 1937: entre pp. 24-25] |
1. Introducción
El propósito de este trabajo, es el de
examinar las referencias a la diosa Astarté en la obra del poeta Pierre Louÿs, Las Canciones de Bilitis [Louÿs, s.f.],
deliciosa sucesión de epigramas eróticos en los que se sigue la vida de una
cortesana, pintada con maravilloso sentido de la belleza helénica [Diez Canedo
y Fortun, 1913: 225], formulando algunas breves observaciones desde la
perspectiva de la historia de las religiones.
2. Antecedentes
Las Canciones de
Bilitis Este libro, escrito por el poeta francés
Pierre Louÿs [1870-1925], fue publicado por Art Indépendant en París en 1894, y
reúne un conjunto de poemas que Louÿs presenta como traducidos del griego,
atribuyéndolos a Bilitis, una cortesana del siglo VI antes de nuestra era, en
cuya tumba habrían sido halladas, por M.G. Heim, las canciones que, junto a los
epitafios que decoraban el sarcófago, son presentadas en el libro [Louÿs, s.f.:
XX].
Vida de Bilitis
Precede a los poemas una Vida de
Bilitis [Louÿs, s.f.: XIII-XXI], firmada por el poeta. Según este, Bilitis
nació en los comienzos del siglo VI en una ciudad a orillas del Melas, en la
parte oriental de la Pamfilia; era hija de un griego, al que probablemente no
conoció, y de una fenicia, señalando en relación a esta, que Bilitis es un
nombre de ese origen.
En esas tierras tuvo una existencia pastoril junto a su
madre y hermanas y cuyo fin aparece entristecido por un amor, resultado de lo
cual llega a ser madre de una criatura a la que abandona, yéndose de la
Pamfilia a donde no volvería mas.
Con diez y seis años llega a la ciudad de
Mitilene, capital de Lesbos, donde conoce a Safo, de la que habla bajo el
nombre de Pasafa, quien le habría enseñado "el arte de cantar con frases
rítmicas y de legar a la posteridad, el recuerdo de los seres queridos.";
aquí mantendría amistad con una bella joven de su edad llamada Manasidika de la
que nos habla en numerosas elegías.
Después de diez años, Bilitis se marchará a
Chipre donde, mientras conservo la juventud, seria cortesana en el templo de
Afrodita. Nada se sabe sobre su vejez, aunque se cree que es entonces cuando
escribió las canciones referidas a su infancia, tampoco se conoce la edad de su
muerte.
3. Desarrollo
La piedad de
Bilitis y Astarté.
En la Vida de Bilitis, Louÿs,
describe a esta como piadosa y creyente [Louÿs, s.f.: XIX], de hecho su canto
final, La Verdadera Muerte [Louÿs,
s.f.: 290-291] concluye : “Este es el ultimo verso de la piadosa Bilitis”. En
el Segundo Epitafio [Louÿs, s.f.:
296-297], Bilitis escribe:
Muy niña, he aprendido los amores deAdonis y Astarté, los misterios de la SiriaSanta, y la muerte y la vuelta hacia Ella,la de los párpados redondeados.
Por la canción titulada El Encuentro [Louÿs, s.f.: 102-103], sabemos que tanto ella como su
amiga Manasidika, llevan del cuello una pequeña Astarté desnuda; en La Pequeña Astarté de Tierra Cocida [Louÿs,
s.f.: 104-105], se nos da una descripción de la imagen:
La pequeña Astarté, guardiana queprotege a Manasidika, fue modelada enCamiros por un alfarero muy hábil. Esdel tamaño de una pulgada y está hechacon fina tierra amarilla.Sus cabellos caen y se reúnen sobresus hombritos estrechos. Sus ojos sonprofundamente rasgados y su boca muypequeñita. Tal y como corresponde a laEnteramente-HermosaCon la mano derecha señala su divini-dad que esta acribillada de pequeños agu-jeritos sobre el bajo vientre y a lo largoingles. Como corresponde a la MuyAmorosa.Con el brazo izquierdo sostiene sustetitas macizas y redondas. Entre sus ca-deras alargadas se levanta un vientrefecundo. Como corresponde a la Madrede todas las cosas.
En punto a esto, cuenta Louÿs que en la tumba
de Bilitis fue hallada una pequeña Astarté desnuda [Louÿs, s.f.: XXI].
Astarté en los Epigramas en la Isla de Chipre. En Chipre, isla griega y
fenicia como la Pamfilia y que debió recordarle frecuentemente su país natal
[Louÿs, s.f.: XVII], mientras conservo la juventud, según ya dijimos, seria
cortesana en el templo de Afrodita, es decir se dedicaría a la practica de la
llamada prostitucion sagrada. Louÿs llama la atención sobre el hecho de que:
“ ... el amor era cosa santa entre los pueblos antiguos. Las cortesanas de Amadonta no eran, como las nuestras, criaturas infelices desterradas de toda sociedad honorable; eran por el contrario jóvenes salidas muchas veces de las mejores familias de la cuidad. Afrodita les había concedido el don de ser hermosas, y ellas, daban gracias a la diosa consagrando al servicio de su culto, su belleza agradecida. Todas las ciudades que poseían como Chipre un templo rico en cortesanas, profesaban a estas mujeres toda clase de respetos y atenciones.” [Louÿs, s.f.: XVII-XVIII].
No
examinaremos con mas detalle esta practica por haberlo hecho Salvador en Notas sobre algunos testimonios relativos a
la practica de la prostitucion sagrada
en la antigüedad [ITGD. Corrientes, 2000], y en Notas sobre la prostitucion sagrada en la antigüedad [ITGD.
Corrientes, 2000].
El nombre de Ciprina dado a Afrodita, y que se encuentra ya
en Homero como denominación independiente de la diosa, se debe a la isla [Otto,
1973: 75].
Es por ello que algunas de las referencias mas interesantes
relativas al culto de Astarté, las encontramos en algunos cantos que
corresponden a su vida en Chipre, los que se reúnen en el libro bajo el titulo
de Epigramas en la Isla de Chipre
[Louÿs, s.f.: 187-291], y a los que examinamos a continuación.
Himno a Astarté. Su texto es el siguiente
[Louÿs, s.f.: 188-189]:
¡Madre inagotable, incorruptible, crea-dora, nacida la primera, engendrada de timisma, concebida por ti misma, salida deti sola y que en ti únicamente te gozas,Astarté!¡Oh perpetuamente fecunda! ¡Oh vir-gen y madre de todo! ¡Oh casta y lasciva,pura y gozadora, inefable, nocturna, dul-ce, aspiradora del fuego, espuma del mar!Tú que concedes en secreto la gracia,tú que unes, tú que amas, tú que juntascon furioso deseo las múltiples razas debestias salvajes y unes los sexos en losbosques.¡Oh Astarté irresistible, escúchame, tó-mame, poséeme, oh luna! ¡Y arranca tre-ce veces cada año a mis entrañas, la liba-cion de mi sangre!
Para Robert Graves, la Astarté adorada en
Chipre, es la misma diosa de extenso gobierno que surgió del Caos y bailo sobre
el mar, y que era adorada en Siria y Palestina como Ishtar o Ashtaroth [Graves,
1992: 57, ver también El mito pelasgo de
la creación: 29-33].
El nombre de espuma del mar, recuerda las circunstancias
del nacimiento de la diosa: Urano es mutilado por Cronos, y de su miembro
cortado que flota en el mar, brotaba semen espumoso [aphros] en donde crece la diosa [Otto, 1973: 76; Eliade, 1978: 299;
Graves, 1992: 57-58].
Eliade señala que Afrodita nunca llegara a ser la diosa
por excelencia de la fecundidad, ya que lo que ella inspira, exalta y defiende
es el amor físico, la unión carnal [Eliade, 1978: 300].
La tercera estrofa hace
referencia a su poder al que nadie es capaz de sustraerse, y que esta dado por
la revelación del amor y sus goces en la vida de animales y seres humanos, y
que incluso alcanza a los dioses. Interesa señalar, que el impulso sexual es el
elemento unificador de los tres modos de la existencia: animal, humano y
divino. El carácter irracional e irreductible de la concupiscencia explica las
aventuras amorosas de dioses, héroes y hombres. Se trata, como dice Eliade, de
una justificación religiosa de la sexualidad, donde aun los excesos y las
violencias sexuales habrán de reconocerse como de origen divino al ser
provocados por Afrodita [Otto, 1973:
78-79; Eliade, 1978: 299].
La ultima estrofa se refiere a la sangre menstrual
en relación a la cual el hombre arcaico se comporta de un modo complejo
[Frazer, 1980: 679].
Las Sacerdotisas de
Astarté. Su
texto es el siguiente [Louÿs, s.f.: 196-197]:
Las sacerdotisas de Astarté se amanal salir la luna; después se levantan y sebañan en una vasta piscina cuyos bordesson de plata.Con sus curvados dedos peinan suscabellos, y sus manos teñidas de púrpura,entremezcladas con sus bucles negros,parecen ramas de coral en un mar sombríoy flotante.No se depilan jamas para que el trián-gulo de la diosa marque su vientre comoun templo; pero se tiñen con pincel y seperfuman abundantemente.Las sacerdotisas de Astarté se amancuando la luna se pone; después en unasala alfombrada de espesos tapices sobrela que brilla pálidamente una lampara deoro, se acuestan al azar.
Las hierodulas presentes en el culto de
Afrodita suponen un elemento asiático vinculado a su origen [Eliade, 1978:
299].
El triangulo de la diosa remite al simbolismo que según Eliade se
asignaba al triangulo, explica este que Pausanias [II,21,i] habla de un lugar
de Argos que se llamaba delta y que estaba considerado como el santuario
de Deméter, y de que se ha interpretado el triangulo [delta] en el
sentido de <<vulva>>, interpretación esta, que es valida a
condición de conservar a este termino su valor primario de
<<matriz>> y <<fuente>>. Para los griegos, la delta
simbolizaba a la mujer, y los pitagóricos consideraban al triangulo como arche
geneseoas a causa de su forma perfecta, pero también porque representaba al
arquetipo de la fecundación universal [Eliade, 1990: 41][1].
Los Misterios. Su texto es el siguiente
[Louÿs, s.f.: 198-199]:
En el recinto tres veces misterioso enque los hombres no penetran jamás, tehemos adorado, ¡Astarté de la Noche!¡Madre del Mundo! ¡Fuente de la vida delos Dioses!Voy a revelar algo, pero no más de loque me está permitido. Alrededor del Falocoronado, ciento veinte mujeres se balan-ceaban gritando. Las iniciadas, vestían dehombre y las otras con túnica abierta.El vaho de los perfumes y el humo delas antorchas flotaba entre nosotros for-mando nubes. Yo lloraba con lagrimasardientes. Todas, al pie de la Diosa, noshemos echado de espaldas.En fin, cuando el Acto religioso fuéconsumado y cuando, en el TriánguloUnico hubieron hundido el falo purpúreo,entonces el misterio empezó. Pero ya nodiré mas.
Afrodita era llamada en algunas partes
Melenis [<<la negra>>], nombre que Pausanias explica ingeniosamente
como significando que la mayoría de los actos amorosos se realizan de noche
[Graves, 1992: 85].
Explica Margaret A. Murray que los falos artificiales son
reliquias bien conocidas de las civilizaciones antiguas. En Egipto eran
frecuentes las estatuas en las que el falo estaba hecho de un material
diferente al de la figura, y de manera tal que pudiera quitarse de su lugar
para llevarlo en procesión. El falo de la estatua divina no siempre servia
simplemente para adorar y llevar en procesión; así, la novia romana sacrificaba
su virginidad al Dios Priapo como un rito sagrado, en lo que probablemente es
un resto de costumbres aun mas antiguas, cuando el Dios estaba personificado
por un hombre y no por una imagen [Murray, 1978: 210-211].
La adoración del
falo en el culto de Ishtar debe estudiarse en relación al de Tammuz [Eliade,
1978: 80-84].
Según Graves las diosas barbudas, como la Afrodita chipriota, y
los dioses afeminados, como Dionisio, corresponden a etapas sociales de
transición del matriarcado al patriarcado [Graves, 1992: 86-87].
Eliade dice
que Inanna-Ishtar [mas tarde Astarté] era diosa, a la vez, del amor y de la guerra,
es decir, que regia la vida y la muerte; para expresar la plenitud de sus
poderes, se la llamaba hermafrodita [Ishtar
barbata] [Eliade, 1978: 80].
4. Conclusiones
Podemos concluir que:
1. La obra de Pierre Louÿs, Las Canciones de Bilitis, permite una aproximación a la perspectiva gnoseologica realista y al escenario de la naturaleza propio de la cultura pagana y precristiana antigua de Oriente y de Occidente que puede ser empleada con propósitos didácticos en el abordaje de esos temas. A los epigramas subyace un sólido conocimiento del contexto cultural en el que se localiza a la protagonista como permite apreciarlo el examen de las referencias a la diosa Astarté que realizamos.
2. La obra también hace posible formar en el lector una idea de la practica de la prostitucion sagrada, cuestión esta de interés para la historia de las religiones y la historia del derecho.
5. Bibliografía
Diez Canedo, E. y Fortun, F.
1913:
La Poesía Francesa Moderna.
Madrid, ed. Renacimiento,
1913.
Eliade, Mircea 1978:
Historia
de las creencias y de las ideas religiosas.
I. De la prehistoria a los misterios
de Eleusis.
Madrid,
ed. Cristiandad, trad. cast. de J. Valiente Malla, 1978.
Eliade, Mircea 1990:
Herreros y Alquimistas.
Madrid, ed. Alianza, trad. cast. de E.T., 1990.
Frazer, James G. 1980:
La
rama dorada. Magia y religión.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Elizabeth y Tadeo
I. Campuzano, 1980.
Graves, Robert 1992:
Los
Mitos Griegos 1.
Madrid, ed. Alianza, trad. cast. de Luis Echávarri, 1992.
Louÿs, Pierre 1937:
Les
chansons de Bilitis.
París, ed. Rombaldi, 1937.
Louÿs Pierre s.f.:
Las
canciones de Bilitis.
Madrid,
ed. Librería Bergua, trad. cast. de Juan B. Bergua, s.f..
Murray,
Margaret A. 1978:
El
culto de la Brujería en Europa Occidental.
Barcelona, ed. Labor, S.A., trad. cast. de Beatriz Constante y Antonio Pigrau Rodríguez, 1978.
Otto,
Walter F. 1973:
Los
dioses de Grecia.
Buenos Aires, ed. Eudeba,
trad. cast. de Rodolfo Berge y Adolfo Murguia Zuriarrain, 1973.
[1] En nota [20] Eliade [1990: 41] indica ver la Nota F, donde
cita numerosa bibliografía sobre el simbolismo sexual del triangulo.