diciembre 15, 2007

Las disputas entre Agamenon con Aquiles y Zeus con Poseidón, en la Iliada de Homero (2)

 Las disputas entre Agamenon con Aquiles y Zeus con 
Poseidón, en la Iliada de Homero  (2)
Una contribución para el estudio de la 
Teoría del Derecho del Mas Fuerte

Andrés Salvador

1.Introducción.

En este trabajo se estudian las disputas que sostienen  Zeus y Poseidón, en la Ilíada de Homero (Homero, 1995),  y que continua el examen de la disputa entre Agamenón y Aquiles que iniciamos en Las disputas entre Agamenón con Aquiles y Zeus con Poseidón, en la Ilíada de Homero  (1) [ITGD. Corrientes, 2001].

2. Antecedentes.

Carácter institucional de la mayor fuerza de Agamenón. La mayor fuerza de Agamenón respecto de Aquiles, no es física (I,178) sino que se asienta en un mecanismo institucional de dominación por el que “reina sobre un numero mayor” (I,281), ejerciendo gran poder sobre todos los argivos y siendo obedecido por los aqueos (I,78-79).

El daño al contingente y la autoridad del Atrida. La importancia del contingente en punto al sustento de la autoridad del Atrida, se advierte en que tanto Apolo (I,454) como Aquiles (I,409-410) buscan dañarla.

Otros argumentos sobre los que se asienta la autoridad. Se invocan otros argumentos sobre los que se asienta la autoridad de Agamenón: su gloria dada por Zeus (I,279), y su mayor edad (IX,160-161).

3.Desarrollo.

El mundo homérico y la distribución de dominio y funciones entre los grandes dioses. Explica Jean-Pierre Vernant que el mundo de Homero se ordenaba mediante una distribución de los dominios y las funciones entre grandes dioses: a Zeus corresponde la luz deslumbrante del cielo (aithér); a Hades, la sombra brumosa (aér); a Poseidón, el elemento liquido; a los tres en común, Gaia, la tierra, en la que viven, con los hombres, todas las criaturas mortales resultado de la mezcla (Vernant, 1979: 84) y como bien recuerda Mircea Eliade el Olimpo (Eliade, 1978: 266; Ilíada, XV, 197ss). 

Según  Eliade, Poseidón es un antiguo dios supremo que por múltiples razones, perdió su soberanía universal y el recuerdo de la resistencia que opone un dios supremo antiguo a la ascensión de otro dios mas joven y mas afortunado se advierte en que es el único que se atreve a protestar ante los abusos de poder de Zeus (XV,195) [Eliade, 1978: 281; Otto, 1973: 19].

Motivo de la enemistad de Poseidón con Troya. Antes de examinar los detalles de la disputa entre Zeus y Poseidón nos referiremos, siguiendo a Walter F. Otto, a su papel como divino aliado de los griegos en las luchas por Troya. Recuerda este autor que se sabe el motivo por el cual se hizo un enemigo irreconciliable de los troyanos: el rey Laomedonte a quien le levanto los muros de Troya lo engaño reteniéndole la paga prometida (XXI,442ss). Su odio persigue a Héctor, nieto de Laomedonte, aun después de la muerte de este, ya que es uno de aquellos que poco le interesa preservar el cuerpo de Héctor del furor inhumano de Aquiles (XXIV,26).

Zeus y la intervención de Poseidón. En el canto XIII,345-360 se cuenta que Zeus planeaba dar la victoria a los troyanos y a Héctor para glorificar a Aquiles. Ahora, si bien Zeus rehusaba ayudar a los aqueos (XIII,356), “no quería de ninguna manera que la hueste aquea pereciera ante Ilio” (XIII,348-349), por lo que “en secreto, bajo figura humana, despertaba sin cesar el arrojo del ejercito” (XIII,356-357). 

Poseidón desconociendo esto, “albergaba fuerte ira contra Zeus” (I,353)[1], por lo que salió del mar para poner en marcha a los argivos pues “le abrumaba verlos sucumbir ante los troyanos” (XIII,352-353). Al  respecto dice el poeta “Cierto que ambos tienen idéntico linaje y la misma línea paterna, pero Zeus ha nacido el primero de los dos y sabe mas cosas” (XIII,354-355). 

La intervención del dios en la lucha, en apoyo de los aqueos en el comienzo del canto decimotercero de la Ilíada, pertenecen según Otto a las imágenes mas grandiosas y maravillosas de la poesía homérica (Otto, 1973: 131-132).

Poseidón y el engaño de Hera. Al comienzo del canto XIV la situación de los aqueos es tan comprometida que Agamenón propone escapar (XIV,80-81), pero la intervención de Poseidón infundio brío a los aqueos para combatir y luchar con denuedo (XIV,135-152). 

Por su parte la diosa Hera, que protege a los dánaos (XIV,192), lleva delante un plan para engañar a Zeus (XIV,153ss), con la ayuda de la correa de Afrodita (XIV,214)  y de Sueño (XIV,231), despierta el deseo de Zeus (XIV,294) quien se duerme junto a ella (XIV,352). Informado Poseidón de que Zeus dormía (XIV,359), conduce a los aqueos nuevamente a la lucha (XIV,363ss).

Disputa entre Zeus y Poseidón. En el canto XV, cuando los troyanos huían desbaratados atropellados por los aqueos, entre los que se encontraba Poseidón (XV,1-8), Zeus se despierta y al ver lo que ocurre se da cuenta del engaño y tras increpar a Hera (XV,14ss) dispone que Iris “se dirija y comunique al soberano Poseidón que ponga fin al combate y que regrese a sus moradas” (XV,57-58). Dice Zeus (XV,160-167): “Mándale que ponga fin a la lucha y al combate, y vuelva a la tribu de los dioses o al límpido mar. Y si no acata mis palabras y no las toma en cuenta que se cuide entonces en su mente y en su animo, por muy esforzado que sea, de osar aguardar mi ataque, porque aseguro que soy muy superior a el en fuerza y tengo mas edad que el; y su corazón no repara en pretender igualarse a mi, de quien todos los demás sienten pavor”. 

Poseidón le responde a Iris, mensajera de Zeus, en XV,194-199: Por eso no pienso vivir al arbitrio de Zeus; que tranquilo, por muy esforzado que sea, se quede en su tercera parte y no intente amedrentarme con su brazos como aun cobarde. Mejor seria que se guarde para las hijas e hijos que ha engendrado esas terroríficas amonestaciones; ellos acataran sus ordenes, aunque sea por la fuerza”. 

Finalmente, Poseidón cede (XV,211) ante Zeus. En principio, es Iris, la que hace cambiar de opinión a Poseidón (XV,200ss), ya que esta, al responder al  enojado dios, le recuerda la mayor edad de Zeus [tal como lo hizo el propio dios en XV,166. 

El poeta se refiere expresamente a la mayor edad de Zeus al mostrar como los propósitos de ambos dioses si bien en principio son opuestos, ello se debe al desconocimiento por Poseidón de los designios últimos de Zeus, el que “ha nacido el primero de los dos y sabe mas cosas” (XIII,355)] y la compañía que las Erinies [Emilio Crespo Güemes anota que estas velan por el cumplimiento de las leyes no escritas de las relaciones familiares (Homero, 1995: 304, nota 246). 

Zeus y Poseidón, “tienen idéntico linaje y la misma línea paterna” (XIII,354)] dan a quienes la tienen, con lo que como dice Otto, le recuerda la santidad del antiguo orden (Otto,1973: 210). Pero no debemos desatender en el cambio de opinión de Poseidón, que al argumento normativo de Iris, subyace el elemento pragmático dado por el  mayor poder de Zeus.

El mayor poder de Zeus. Como dice Robert Graves, Poseidón es igual a su hermano Zeus en dignidad, aunque no en poder (Graves, 1992: 69). Los dioses no desconocen el mayor poder del Crónida, así en I,580-581, Hefesto le recuerda a Hera: “Pues el fulminador Olímpico incluso si quiere de los asientos arrojarnos, es con mucho el mas fuerte”. En XV,104-109, la propia Hera dice a los dioses: “Necios somos por la insensatez de enfurecernos con Zeus. ¿Aún sentimos ardiente deseo de acercarnos a el para detenerlo con la palabra o pr la fuerza? Sentado aparte, ni se preocupa ni se inquieta, pues asegura que entre todos los inmortales dioses es decididamente el mejor por su vigor y por su brío. Por eso soportad cualquier mal que ós envíe a cada uno”. 

Tanto Hefesto como Hera lo sabían por experiencia, como  se lo recuerda Zeus a la ultima: ¿No recuerdas cuando estabas suspendida en lo alto y de los pies te colgué sendos yunques y te rodee las manos con una cadena áurea e irrompible? En el éter y en las nubes estabas suspensa; y los dioses exigían venganza en el vasto Olimpo, pero no podían acercarse a desatarte. Al que cogía lo agarraba y a empellones lo precipitaba fuera del umbral, hasta hecerlo llegar a tierra bien maltrecho” (XV,18-24). Esto ultimo es probable que haya ocurrido con Hefesto (I,590-591)[2], lo que tal vez explique la cojera del dios. 

Dice Eliade que la conciencia de que Zeus es omnipotente queda  ilustrada de manera admirable en la escena de la Ilíada en que el dios dice a los olímpicos (Eliade, 1978: 268): “<<¡Oidme, dioses todos y diosas todas, que quiero decir lo que mi animo me ordena en el pecho! Que ninguna femenina deidad ni ningún varonil dios intente conculcar mis palabras; todos a una deberéis acatarlas, para que  yo lleve a termino cuanto antes estas acciones. Aquel a quien vea que por su voluntad se aleja de los dioses y va a socorrer a los troyanos o a los dánaos, volverá al Olimpo en lamentable estado golpeado por el rayo, o lo cogeré y lo arrojare al tenebroso Tártaro bien lejos, donde mas profundo es el abismo bajo tierra; allí las férreas puertas y el broncineo umbral tan dentro de Hades están como el cielo dista de la tierra. Así sabrá en que medida soy el mas poderoso de todos los dioses. Ea, haced la prueba, dioses, y os enterareis todos: colgad del cielo una áurea soga y agarraos a ella todos los dioses y todas las diosas. Ni así lograríais sacar del cielo y arrastrar hasta el suelo a Zeus, el supremo maestro, por mucho que os fatigarais. Pero en cuanto yo me decidiera a tirar con resolución, os arrastraría a vosotros junto con la tierra y el mar. Entonces podría atar alrededor de un pico del Olimpo la soga, y todo quedara suspendido por los aires. Tan superior soy yo sobre los dioses y sobre los hombres.>> Así hablo, y todos se quedaron callados en silencio ...” (VIII,5-28). 

En I,399-406, se recuerda una conjura en que varios olímpicos, entre ellos Poseidón, intentan atar a Zeus, el que se libera con la ayuda de la madre de Aquiles, Tetis, por lo que: “los felices dioses sintieron miedo de él y ya no lo ataron” (I,406).

El poder de Zeus y la actitud de Poseidón. El propio Poseidón, ante la amenaza de Zeus de ser reducido a su pesar por la fuerza (XV,185-186), amenaza esta a la que considera arrogante (XV,185), no puede si no oponer primero el recuerdo del orden normativo dado por la distribución de los dominios y las funciones entre los dioses (XV,186-195) y solo después unas vagas amenazas de resistencia (XV,196-199), que inmediatamente deja de lado tras la reconvención de  Iris (XV,200-219). 

Al respecto dice el propio Zeus: “Pues te anuncio que el dueño de la tierra y agitador del suelo ya se ha ido al límpido mar por esquivar la insondable ira nuestra; si no, se habrían enterado de la lucha incluso los demás dioses que hay bajo la tierra rodeando a Crono[3]. Pero tanto para mi como para el mucho mas ventajoso ha sido que, a pesar de su indignación, haya cedido antes a mis manos, pues el asunto no habría terminado sin sudores” (XV,222-228).

4.Conclusiones.

Podemos concluir que:

1. Poseidón es igual a su hermano Zeus en dignidad [“siendo par suyo en honra” (XV,186)], aunque no en poder.

2. El mayor poder de Zeus es institucional en cuanto este es reconocido por los dioses y los hombres pero también es físico (VIII,5-28).

3. A la restricción normativa invocada por Poseidón (XV,186-195) se impone en su decisión de ceder la racionalidad material que atiende al mayor poder de Zeus (Meabe, 1999a: 13).


5. Bibliografía.

Eliade, Mircea 1978:
Historia de las creencias y de las ideas religiosas. I. De la prehistoria a los misterios de Eleusis.
Madrid, ed. Cristiandad, trad. cast. de J. Valiente Malla, 1978.

Homero 1995:
Ilíada.
Barcelona, ed. Editorial Planeta-DeAgostini, trad. cast. de Emilio Crespo Güemes, 1995.

Meabe, Joaquín E. 1999a:
La norma y la practica en el estudio del derecho - Una introducción critica al estudio del derecho.
Asunción, Bibliográfica Jurídica Paraguaya S.R.L. Corrientes, 1999.

Meabe, Joaquín E. 1999b:
El contencioso entre Agamenón, Crises y Aquiles.
Corrientes, Comunicaciones Científicas y Tecnológicas, Eudene, V. I, pp.213-216, 1999.

Otto, Walter F. 1973:
Los dioses de Grecia.
Buenos Aires, ed. EUDEBA, trad. cast. de Rodolfo Berge y Adolfo Murguia Zuriarrain, 1973.

Salvador, Andrés 2001:
Las disputas entre Agamenón con Aquiles y Zeus con Poseidón, en la Ilíada de Homero (1).
Corrientes, ITGD, 2001.

Vernant, J. P. 1979:
Los orígenes del pensamiento griego.
Buenos Aires, ed. EUDEBA, trad. cast. de Marino Ayerra, 1979.

6. Notas.

[1] Ver XIII,15-16.

[2] En otra ocaso también Hefesto, es arrojado del Olimpo (XVIII,394ss).

[3] La mención que se hace de Cronos, estaría asociado al hecho de que la soberanía de Zeus se asienta en la victoria sobre Cronos, de quien liberó a sus hermanos, incluido en estos Poseidón.

diciembre 01, 2007

Las disputas entre Agamenon con Aquiles y Zeus con Poseidón, en la Iliada de Homero (1)

Las disputas entre Agamenon con Aquiles y Zeus con Poseidón, en la Iliada de Homero (1)
Una contribución para el estudio de la 
Teoria del Derecho del Mas Fuerte 

Andrés Salvador


1.Introducción.

En este trabajo se estudian las disputas que sostienen Agamenon y Aquiles y Zeus y Poseidón, en la Iliada de Homero (Homero, 1995), con el propósito de realizar una posterior examen a la luz de la Teoría del Derecho del Mas Fuerte conforme lo propone Joaquín E. Meabe (Meabe, 1994).


2. Antecedentes.

Importancia para el derecho de la controversia entre Agamenon y Aquiles. Meabe ha señalado que la controversia que se suscita con motivo del reclamo de Crises en el primer canto de la Ilíada tiene un instructivo sesgo legal, además de una indiscutible importancia histórica, como testimonio de un registro escrupuloso y maduro  de la doble dimensión inherente a ese particular dispositivo de regulación normativa de la conducta social del hombre que denominamos derecho (Meabe, 1999b: 213).

La Ilíada y la Teoria del Derecho del Mas Fuerte. Explica Meabe  que la disputa entre Agamenón y Aquiles informa la totalidad de la trama del poema y que ninguna acción descripta en ella es ajena a la urdiembre que enlaza los desempeños y las pautas de la ley del mas fuerte (Meabe, 1999b: 215).


3.Desarrollo.

Origenes de la disputa entre Agamenón y Aquiles. En I,1-12 se establece entre la deshonra a Crises que provoca la cólera de Apolo (I,75) y la disputa (I,8) entre Agamenon y Aquiles que provocó la cólera (I,1) del ultimo una relación causal dada por la peste promovida por Apolo (I,10) que motivara la convocatoria a la asamblea (I,54) en que se producirá la riña (I,6), de aquí la conveniencia de examinar con mayor detalle lo ocurrido.

La deshonra a Crises y la cólera de Apolo. Según cuenta Homero, Crises “sacerdote de Apolo” (I,370) al que “le era muy querido” (I,381) llevando en sus manos “las ínfulas del flechador Apolo en lo alto del áureo cetro” (I,14-15), pide se libere a su hija Criseida y se acepte el rescate “por piedad del flechador hijo de Zeus, de Apolo (I,20-21). Si bien los aqueos “aprobaron unánimes respetar al sacerdote y aceptar el espléndido recate” (I,22-23), Agamenón deshonra a Crises (I,11) al rechazar la solicitud  de este y alejarlo “de mala manera” dictándole un riguroso mandato” (I,25): “viejo, que no te encuentre yo junto a las cóncavas naves ... no sea que no te socorran el cetro ni las ínfulas del dios” (I,26-28)[1]. “Irritado” (I,380) el anciano suplica a Apolo que los danaos paguen “mis lagrimas con tus dardos” (I,42). El dios lo escucha (I,43) y acude ante la plegaria de Crises (I,43) a quien honra (I,453) infringiendo “un grave castigo a la hueste de los aqueos (I,454) al suscitar una maligna peste” (I,10) por la que “perecían las huestes” (I,10)[2].

La asamblea  y la disputa entre Agamenón y Aquiles. Aquiles convoca a una asamblea , donde propone consultar a un adivino o a un sacerdote o interprete de sueños, que es lo que ha  enojado tanto a Febo Apolo (I,55-66) . Un agorero, el Testórida Calcante, manifiesta que para que se aparte de los danaos “la odiosa peste” (I,97) que junto a la guerra amenaza doblegarlos (I,61) no será suficiente que se devuelva “a su padre la muchacha” “sin precio y sin rescate” sino que era preciso “se conduzca una sacra hecatombe” ya que “solo entonces, propiciándolo, podríamos convencerlo” (I,98-100). Agamenón aun cuando otra sea su voluntad (I,112) deberá cumplir con lo dicho en el vaticinio por el Testórida Calcante (I,93-100 y 431-474). El vaticinio (I,93) de Calcante enfurece a Agamenón (I,102 y ss) y aunque consiente en devolver  a Criseida (I,116) para proteger a la hueste (I,117) pide se le disponga otro botín para no quedar sin recompensa (I,118). Aquiles, fundándose en el orden normativo, responde interrogándole como podría ser eso ya que:

a. No conocen sitio donde hay atesorados bienes comunes (I,124);

b. Lo que fue saqueado de las ciudades esta repartido (I,1125); y

c. No procede que las huestes reúnan y junten de nuevo lo saqueado (I,126).

Aquiles, le dice a Agamenón, que entregue a la joven, prometiéndole que los aqueos le pagaran el triple o el cuádruple de saquear Troya (I,127). Agamenón, responde de que lo dicho es una excusa de Aquiles para robársela (I,132) y de que si no le dan un botín conforme a su deseo para que sea equivalente [a la que devuelve] el tomara el botín de Aquiles, el de Ayante o el de Ulises (I,135 y ss), lo que se deliberaría mas tarde, proponiendo la devolución de Briseida (I,140). Ante la amenaza de Agamenón de despojarle de su botín, Aquiles se irrita pues ello supone una deshonra (I,171) y decide volver a su patria (I,169)[3]. Agamenón le responde que así como Apolo le quita a Criseida puede (I,184) que el se lleve a Briseida, joven mujer que le había sido entregada como botín. Solo la intervención divina evita que Aquiles desenvaine su espada (I,210) limitándose a injuriarlo de palabra y a formular un juramento (I,233). Conviene tener presente lo siguiente:

a. Aquiles es Rey [de los mirmídones] (I,180); y

b. Es de una gran fuerza [otorgada por un dios] (I,178) y gusta de las disputas, riñas y luchas (I, 177-178).
En cambio:

a. Agamenón es también Rey [de Argos (I, 80)] pero reina sobre un numero mayor (I,281) ejerciendo gran poder sobre todos los argivos y siendo obedecido por los aqueos (I,78-79); y 

b. Aquiles le acusa de no armarse para el combate ni ir a una emboscada con los aqueos (I,226-227)[4].

Lo que encoleriza a Agamenon es que la actitud de Aquiles en I,122-129 y en I,148 y ss suponía:

a. Desconocer cuanto mas poderoso es [que Aquiles] (I,186); y

b. Pretender ser igual y compararse con el (I,187).

En relación a lo primero [desconocer el mayor poder de Agamenón], el propio Néstor dice a Aquiles en I, 280-281: “si tu eres mas fuerte y la madre que te alumbro es una diosa, sin embargo el es superior, porque reina sobre un numero mayor.”[5]; este mecanismo institucional de dominación es la symmakhía (Meabe, 1999c). 

Y en lo que hace a lo segundo [pretender ser igual y compararse con Agamenón] dice también Néstor en I, 277-279:  “ni tú, oh Pelida, pretendas disputar con el rey frente a frente, pues siempre ha obtenido honor muy distinto el rey portador del cetro, a quien Zeus otorgo la gloria”. 

Por su parte Agamenon dice en I,287-289: “Pero este hombre quiere estar por encima de todos los demás, a todos quiere dominar, sobre todos reinar, y en todos mandar; mas creo que alguno no le va a obedecer.”. 

También la mayor edad funda la autoridad del Atrida, en IX,160-161 Agamenón dice: “y que se someta a mi ... por cuanto me jacto de ser en edad mayor”. 

Es cierto que Aquiles recibe un mandato para no desenvainar la espada en I,210 pero antes de la llegada de Atenea el vacilaba entre desenvainarla o apaciguar su cólera y contener su furor (I,189-194). Entiendo que esta duda, que evita que desenvaine la espada y despoje al Atrida (I,190-191) es provocada “porque reina sobre nulidades” (I,231) que hubiera sido preciso hacer levantar (I,191). Surge con claridad que sin ese apoyo esa amenaza hubiera sido, según Aquiles, la ultima afrenta de Agamenón (I,232). Néstor reconviene a ambos, siendo respondido por Agamenón que se refiere a la actitud de  Aquiles quien le interrumpe. Al levantarse ambos concluye la Asamblea.

La liberación de Criseida y la entrega de Briseida. Aquiles en definitiva decide no obedecer a Agamenon (I,296) y si bien decide no luchar por Briseida pues al fin le quitan lo que le dieron (I,299)[6], advierte que los demás bienes que tiene junto a la nave no se le podrán sacar ni llevar contra su voluntad, y que de intentarlo Agamenon su “oscura sangre manara alrededor  de mi lanza” (I,303). 

En otras palabras entrega a Briseida voluntariamente ya que si bien esta era bella (I,429)[7], su valor para Aquiles estaba en el reconocimiento que ella suponía a su honor, lo que es desconocido por Agamenon con su amenaza [que constituye el ultraje que causa la cólera del Pelida]. Después que parte la nave con las víctimas de la hecatombe y Criseida, Agamenon envía a Taltibio y Euríbates a buscar a Briseida, entregándosela Aquiles por medio de  Patroclo. 

Pero ¿es voluntaria la entrega de Briseida? En realidad parece que la argumentación de Aquiles en I,292-303 supone un desplazamiento de los motivos que explican la decisión de no combatir, dada por el hecho de que Agamenon es mas fuerte; así:

a. En I, 320-325 Agamenon envía a buscar a Briseida amenazando de que si no es entregada el mismo irá a buscarla “yendo con mas” lo que será “todavía mas estremecedor” para Aquiles; y 

b. En I,428-430 vemos que Tetis deja a Aquiles, “irritado en su animo por la mujer de bello talle, que por la fuerza y contra su voluntad le habían quitado.”[8].

Aquiles y su madre. Aquiles llama a su madre la ninfa Tetis y le pide que suplique a Zeus[9]:

a. Proteja a los Troyanos (I,408); 

b. Acorrale en las popas y alrededor del mar a los aqueos entre gran mortandad, para que todos disfruten de su rey (I,409-410); y 

c. Que se entere el Atrida Agamenon de su yerro, por no darle satisfacción (411-412).

Ahora, ¿por qué, Aquiles pide que los aqueos sean acorralados y experimenten “gran mortandad” cuando quien causa su  ira es Agamenón (I,335)?. Pues, porque el Atrida sustenta en estos su fuerza superior (I,281). Al ser afectado este sustento, Agamenon se verá en la necesidad de reconocer su yerro por no haber dado satisfacción a Aquiles (I,412)[10].

4. Conclusiones.

Podemos concluir que:

1. La mayor fuerza de Agamenón respecto de Aquiles, no es física (I,178) sino que se asienta en un mecanismo institucional de dominación, la symmakhía (Meabe, 1999c) por el que “reina sobre un numero mayor” (I,281), ejerciendo gran poder sobre todos los argivos y siendo obedecido por los aqueos (I,78-79).

2. La importancia del contingente en punto al sustento de la autoridad del Atrida, se advierte en que tanto Apolo (I,454) como Aquiles (I,409-410) buscan dañarla.

3. Se invocan otros argumentos sobre los que se asienta la autoridad de Agamenón: su gloria dada por Zeus (I,279), y su mayor edad (IX,160-161).

5. Bibliografia.

Homero 1995:  
Ilíada.
Barcelona, ed. Editorial Planeta-DeAgostini, trad. cast. de Emilio Crespo Güemes 1995.

Meabe, Joaquín E.    1994:    
El Derecho y la Justicia del Más Fuerte.
Corrientes, Instituto de Teoria General del Derecho, 1994.
                                                       
Meabe, Joaquín E.   1999a: 
La norma y la practica en el estudio del derecho - Una introducción critica al estudio del derecho.
 Asunción, Bibliográfica Jurídica Paraguaya S.R.L. Corrientes, 1999.

Meabe, Joaquín E.   1999b:  
El contencioso entre Agamenon, Crises y Aquiles.
Corrientes, Comunicaciones Científicas y Tecnológicas, Eudene, V. I, pp.213-216, 1999.

Meabe, Joaquín E.   1999c: 
La symmakhía  de los Aqueos de la Ilíada.
Corrientes, Comunicaciones Científicas y Tecnológicas, Eudene, V. I, pp.217- 220, 1999.

6. Notas

[1] Confróntese la conducta de Agamenón con la, bien diferente, de Ulises ante un sacerdote de Apolo, Marón el de Evantes (Odisea IX,195-205).

[2] Me pregunto si la deshonra de Crises (I,11) no supone la <<deshonra>> de Apolo ya que la conducta de Agamenón suponía desconocer la fuerza (I,38) y la protección que dispensa (I,37) a aquellos que le honran (III,40) como ocurre con el sacerdote que techó su templo (I,39) y quemo muslos de toros y cabras (I,40-41). Esto explicaría que Apolo este “irritado contra el rey” (I,9).

[3] Y aquí atendamos a lo siguiente:

- Bastó el desconocimiento de su honor hecho por Agamenón de modo no especifico en I,137 para constituir el ultraje (I,205).

- En I,181 Agamenon amenaza a Aquiles de modo especifico y solo la intervención divina evito la lucha entre ambos.

Esto nos muestra que no es la recompensa que manifiesta el reconocimiento sino el reconocimiento mismo lo que interesa a Aquiles. En efecto, el honor se entendía como un reconocimiento por los otros (I,276), fue la amenaza y no la perdida efectiva de Briseida lo que encoleriza a Aquiles.

[4] Ver también IX,332. En XIV,64-81, Agamenón, en un momento en que los Aqueos son desbaratados (XIV,59) propone botar las naves y huir.

[5] En IX,160 dice Agamenon: “y que se someta a mi, por cuanto soy rey en mayor grado”.

[6] El ultraje fue constituido por la amenaza y no por la perdida efectiva de la muchacha (I,298).

[7] Ver también IX,342)

[8] En XIX,272-273, Aquiles dice refiriéndose a Agamenón: “... ni a la muchacha se habría llevado contra mi voluntad sin reparar en nada.”.

[9] Recordemos que lo que se pide a Tetis ya se anuncia en I,240-244

[10] Ver también IX,114 y ss y XIX,138 y ss.