La caracterización de la cultura clásica en un artículo
de Alfredo Di Pietro
de Alfredo Di Pietro
Exposición de sus argumentos
Andrés Salvador
1. Introducción.
Se presentan
la caracterización de la cultura clásica hecha por el Dr. Alfredo Di Pietro al
explicar los motivos que tornan necesaria la conservación de la cultura
clásica y el modo de hacerlo.
El articulo de
Alfredo Di Pietro que examinamos titulado "La conservación de la cultura clásica" esta incluido en la
obra colectiva editada por Patricio H. Randle "La conservación del patrimonio material y espiritual de la Nación"
(OIKOS Asociación para la Promoción de los Estudios Territoriales y
Ambientales. Buenos Aires, 1982) en la
que se reúnen una serie de trabajos en el que la conservación es entendida como
afirmación de lo esencial, distinto de lo accidental y por lo mismo cambiante y
como respuesta al concepto de "progreso" absolutizado por la
modernidad (1); en su trabajo, Di Pietro explica los motivos que llevan a la
conservación de la cultura clásica grecorromana cuya caracterización aquí
examinaremos, la que, asumida por el cristianismo, conforma el espíritu occidental, y el modo en
que se debe hacer dicha conservación.
Al tratar
"La conservación de la cultura
clásica", Di Pietro desagrega el tema en títulos de los que pasamos a
exponer los tres primeros:
¿Que es lo clásico?
Por cultura clásica, Di Pietro se refiere primordialmente al aporte espiritual
realizado por los grandes autores griegos y romanos, en ese sentido la
antigüedad grecorromana, que luego será: "asumida y coronada por el
cristianismo", es importante porque
a partir de su experiencia espiritual: "comenzó a conformarse el espíritu
occidental.". De este modo: "“clásico” es lo propiamente occidental"
distinto del pensamiento de oriente (el autor se refiere fundamentalmente a la
China y a la India), que conoce una vivencia espiritual propia y que incluso en
algunos puntos es antagónica oponiendo
en este punto Di Pietro: " al puro y en cierto modo frío “espiritualismo
oriental”" al: " más real y más cálido “humanismo” occidental.".
Ahora, señala que, si se habla de "conservar" lo clásico, ello supone referirse a un pensamiento que no esta "perimido" sino que continúa perviviendo en nuestra época de allí que no le parezca del todo exacto hablar del "legado" de Grecia o de Roma, pues el empleo de este vocablo jurídico: "presupone una muerte precedente, y en consecuencia se podría interpretar que algo de eso que esta muerto ha sido legado a la posteridad.". Si bien es cierto que esos pueblos tuvieron un desarrollo histórico y no se identifican con las comunidades humanas que hoy viven en Grecia y Roma, de lo que Di Pietro habla:
Ahora, señala que, si se habla de "conservar" lo clásico, ello supone referirse a un pensamiento que no esta "perimido" sino que continúa perviviendo en nuestra época de allí que no le parezca del todo exacto hablar del "legado" de Grecia o de Roma, pues el empleo de este vocablo jurídico: "presupone una muerte precedente, y en consecuencia se podría interpretar que algo de eso que esta muerto ha sido legado a la posteridad.". Si bien es cierto que esos pueblos tuvieron un desarrollo histórico y no se identifican con las comunidades humanas que hoy viven en Grecia y Roma, de lo que Di Pietro habla:
"es del “espíritu grecorromano”, el cual ... , no solo no ha fenecido, sino que “permaneció” no obstante la desaparición física de esos pueblos, y además que continua “siendo” en la actualidad.". Lo "griego" como lo "romano" forma una compleja argamasa que, asumida por lo "cristiano", en tanto nos llamemos "occidentales", con sus virtudes y eventuales vicios o defectos: "conforma nuestro destino." (2).
El aporte griego Para
Di Pietro el pensamiento griego nace: "de la vivencia que el espíritu
humano tiene del mundo como un “cosmos” palabra con la que los griegos
quisieron expresar algo distinto al
"mundo de la naturaleza" entendido "físicamente" o
que: "mejor dicho, seria también ese mundo pero recalcando ciertos
aspectos propios y específicos que al hombre griego le intereso
destacar." y que hace necesario
insistir sobre la expresión griega genuina ante la imposibilidad de traducir
exactamente el vocablo, señalando en punto a ello:
1) Explica el
autor que "cosmos" hace referencia a la "realidad de las
cosas" y es en ello donde se asienta el principio filosófico primero de lo
griego. Para este, la realidad exterior deja de ser mera apariencia que oculta
al Principio Supremo destacando la
"real esencia", lo que se expresa en la revelación hecha por la diosa
a Parménides: "El Ser es y el No Ser no es", es decir el
"principio de contradicción" conforme al cual entonces: "la
realidad es, y como tal existe".
Pero "cosmos" denota que estas cosa que "son" aparecen constituyendo un "orden" (no existen: "como un mero amontonamiento"): "“ Los sabios - decía Sócrates a Callicles- afirman que el cielo y la tierra, los dioses y os hombres, están ligados en forma conjunta por la amistad (“philía”), el respeto del orden (“cosmiotes”), la moderación (“sophrosyne”) y la justicia (“dikaiotes”), y es por esta razón que ellos llaman al universo ‘el orden de las cosas’ (“cosmos”), no el desorden ni el desarreglo” (Gorgias, 507e-508a).".
Es decir "cosmos" es el "todo" en el que: "cada cosa ocupa el lugar que debe ocupar, es decir, es un “orden”, pero coetáneamente ese orden posee una armonía interna que al mismo tiempo es “bella” (“kalón”) y es “buena” (“agathón”). Por ello, si queremos conceptualizar lo mas correctamente posible el vocablo en cuestión tenemos que hablar de él como del “todo bella y armoniosamente integrado”.
El hombre griego contemplo al "cosmos" con admiración ("tharmazo") de allí que Socrates haga de esta o del "asombro" el punto de partida del filosofar (Theeteto, 155d). Ante la realidad concebida como "cosmos" el espíritu del griego se muestra maravillado y curioso, tratando de inquirir sobre ella, de ahí: "que la pregunta por la “arkhé”, es decir, por el “principio fundamentante” de la realidad, haya sido la cuestión primigenia desde la época de los primeros presocraticos.".
Es decir, la actividad del hombre griego es esencialmente “theorética”, (“theoria” significa “contemplación”) y supone: " una especulación del espíritu que “ve” las cosas, las “intuye” y por ello las “comprende”. Ello no debe ser concebido, sin embargo, como una pura abstracción, pues el ritmo de este “Homo Theoreticus” que es el griego es el de la visión de las cosas para comprenderlas, pero volviendo nuevamente sobre ellas para finalizar en la acción.".
El "cosmos" se presenta así como absolutamente racional inteligiendose el orden interno en él : "como la vigencia de un “logos” que ... lo recorre desde los seres mas inferiores hasta los mas elevados ... nunca faltará al espíritu griego la vivencia de esa coherencia interna de los seres que habitan el “cosmos” ".
Pero "cosmos" denota que estas cosa que "son" aparecen constituyendo un "orden" (no existen: "como un mero amontonamiento"): "“ Los sabios - decía Sócrates a Callicles- afirman que el cielo y la tierra, los dioses y os hombres, están ligados en forma conjunta por la amistad (“philía”), el respeto del orden (“cosmiotes”), la moderación (“sophrosyne”) y la justicia (“dikaiotes”), y es por esta razón que ellos llaman al universo ‘el orden de las cosas’ (“cosmos”), no el desorden ni el desarreglo” (Gorgias, 507e-508a).".
Es decir "cosmos" es el "todo" en el que: "cada cosa ocupa el lugar que debe ocupar, es decir, es un “orden”, pero coetáneamente ese orden posee una armonía interna que al mismo tiempo es “bella” (“kalón”) y es “buena” (“agathón”). Por ello, si queremos conceptualizar lo mas correctamente posible el vocablo en cuestión tenemos que hablar de él como del “todo bella y armoniosamente integrado”.
El hombre griego contemplo al "cosmos" con admiración ("tharmazo") de allí que Socrates haga de esta o del "asombro" el punto de partida del filosofar (Theeteto, 155d). Ante la realidad concebida como "cosmos" el espíritu del griego se muestra maravillado y curioso, tratando de inquirir sobre ella, de ahí: "que la pregunta por la “arkhé”, es decir, por el “principio fundamentante” de la realidad, haya sido la cuestión primigenia desde la época de los primeros presocraticos.".
Es decir, la actividad del hombre griego es esencialmente “theorética”, (“theoria” significa “contemplación”) y supone: " una especulación del espíritu que “ve” las cosas, las “intuye” y por ello las “comprende”. Ello no debe ser concebido, sin embargo, como una pura abstracción, pues el ritmo de este “Homo Theoreticus” que es el griego es el de la visión de las cosas para comprenderlas, pero volviendo nuevamente sobre ellas para finalizar en la acción.".
El "cosmos" se presenta así como absolutamente racional inteligiendose el orden interno en él : "como la vigencia de un “logos” que ... lo recorre desde los seres mas inferiores hasta los mas elevados ... nunca faltará al espíritu griego la vivencia de esa coherencia interna de los seres que habitan el “cosmos” ".
2) También
hacia el hombre, miembro del "cosmos", se dirigirá la contemplación
llegándose: "a la conclusión de que su propio ser es también un “todo
bella y armónicamente organizado”, tal como, ... , se lo recalcará con la idea
del hombre como “microcosmos”.".
Recuerda Di Pietro, que el ideal supremo que los distintos pensadores buscan es el lograr el "kalós kagathós" es decir lo "bello" y lo "bueno" de aquí que, no obstante las diferencias que puedan existir entre Platón y Aristóteles, hay un común denominador entre ellos dado por la búsqueda del hombre "armonioso" ("cosmios"), vocablo que torna evidente la vigencia de la idea de "cosmos".
El "cosmificar" ("diakosmein") al hombre, no significa una "cosificacion", sino, por el contrario: "el mantenimiento de la luz del espíritu que para ser “virtuoso” o “perfecto” le corresponden los mismos ritmos de armonía, mesura, proporcionalidad y ajuste que, análogamente, existen en el todo.".
Recuerda Di Pietro, que el ideal supremo que los distintos pensadores buscan es el lograr el "kalós kagathós" es decir lo "bello" y lo "bueno" de aquí que, no obstante las diferencias que puedan existir entre Platón y Aristóteles, hay un común denominador entre ellos dado por la búsqueda del hombre "armonioso" ("cosmios"), vocablo que torna evidente la vigencia de la idea de "cosmos".
El "cosmificar" ("diakosmein") al hombre, no significa una "cosificacion", sino, por el contrario: "el mantenimiento de la luz del espíritu que para ser “virtuoso” o “perfecto” le corresponden los mismos ritmos de armonía, mesura, proporcionalidad y ajuste que, análogamente, existen en el todo.".
3) También se
advierte esta preocupación "cósmica", por el "todo humano
organizado", es decir la "polis". Se tratara de buscar dentro de
la comunidad política el "orden armónico y bello" que existe en las
cosas, al respecto el autor explica que la palabra "nomos" expresa a
la vez el concepto de
"melodía" como el de "ley" con lo que queda en evidencia el
sentido de "armonía" y de "orden" que liga a ambos
vocablos. En las obras de Platón y Aristóteles se encuentra el mismo interés por "cosmificar" la
"polis": " es decir, reproducir las armonías existentes en el
"macrocosmos", tratando de encontrar la ciudad perfecta y la justicia
perfecta que corone la vida en comunidad.".
El "aporte griego" consiste entonces en la experiencia de este "Homo Theoreticus" que buscó plasmar un estilo de vida orientado por la "belleza" y la "bondad" ("kalós kagathia") lo que hacia necesario: " vivenciar los ritmos del “cosmos”, del “microcosmos” que es el hombre, y del “cosmos” político, es decir, la “polis”.". Tanto el "sabio" ("sophós"), el "poeta" ("poietés") como el "político" ("politicós") si bien parecen optar por vias formales distintas (el primero busca la "verdad" ["aletheia"] develando el misterio del "cosmos", el segundo "celebra" la gloria de ese "cosmos", y el ultimo busca la aplicación de la ley justa en la "polis"), todos buscan lo mismo: "la vigencia de esos ritmos armónicos". También la aparición de la ciencia ("episteme") y las artes plásticas griegas deben ser entendidas en relación a las ideas expuestas.
El hombre griego no solo encuentra: “la existencia de un mundo racional perfecto y acabado” sino que experimenta lo difícil de acatar las reglas que la razón aconseja, pues en el hay una tendencia:" que lo impulsa a querer extralimitarse, a cometer el abuso, el pecado de orgullo, la “hybris”, lo que se refleja en otro hallazgo del hombre griego y que es el de la: "comprensión y la vivencia del aspecto trágico de ese “mikrokosmos”.", es allí donde se encuentra el origen del teatro griego y es este punto de vista el que nos permite entender a Esquilo y Sófocles como profundos "theorizadores" del: "problema vivencial del hombre". El aporte "theorético" griego no queda en el nivel de lo "abstracto" sino que penetra en lo mas "concreto" de la realidad. La obra de sus hombres es plenamente "actual": "representando “valores perennes” cuyas enseñanzas son dignas de atención porque no solamente hablaron al griego, sino que nos continua hablando a nosotros." (3).
El "aporte griego" consiste entonces en la experiencia de este "Homo Theoreticus" que buscó plasmar un estilo de vida orientado por la "belleza" y la "bondad" ("kalós kagathia") lo que hacia necesario: " vivenciar los ritmos del “cosmos”, del “microcosmos” que es el hombre, y del “cosmos” político, es decir, la “polis”.". Tanto el "sabio" ("sophós"), el "poeta" ("poietés") como el "político" ("politicós") si bien parecen optar por vias formales distintas (el primero busca la "verdad" ["aletheia"] develando el misterio del "cosmos", el segundo "celebra" la gloria de ese "cosmos", y el ultimo busca la aplicación de la ley justa en la "polis"), todos buscan lo mismo: "la vigencia de esos ritmos armónicos". También la aparición de la ciencia ("episteme") y las artes plásticas griegas deben ser entendidas en relación a las ideas expuestas.
El hombre griego no solo encuentra: “la existencia de un mundo racional perfecto y acabado” sino que experimenta lo difícil de acatar las reglas que la razón aconseja, pues en el hay una tendencia:" que lo impulsa a querer extralimitarse, a cometer el abuso, el pecado de orgullo, la “hybris”, lo que se refleja en otro hallazgo del hombre griego y que es el de la: "comprensión y la vivencia del aspecto trágico de ese “mikrokosmos”.", es allí donde se encuentra el origen del teatro griego y es este punto de vista el que nos permite entender a Esquilo y Sófocles como profundos "theorizadores" del: "problema vivencial del hombre". El aporte "theorético" griego no queda en el nivel de lo "abstracto" sino que penetra en lo mas "concreto" de la realidad. La obra de sus hombres es plenamente "actual": "representando “valores perennes” cuyas enseñanzas son dignas de atención porque no solamente hablaron al griego, sino que nos continua hablando a nosotros." (3).
El aporte romano El
hombre romano tendrá inclinación por palabras como "res",
"culto", "cultura" y "agri-cultura, vocablos estos que
eran congruentes con su manera de ser. El romano según R. H. Barrow es un
"soldado-agricultor", pero si bien ambos aspectos están estrechamente
unidos, su punto de partida es la "agricultura": "Lo primordial
es la relación con la tierra, la vinculación que se obtiene en la tarea
agrícola. Porque hay que defenderla el agricultor se hace “soldado”.", tal
como se advierte en Camilo que llamado a defender a Roma deja : "el hierro
del arado para empuñar el de la espada.". El hombre romano supo
desarrollar las potencialidades intrínsecas de la "agricultura" esto
es la "cultura" del "ager", así:
1) Obliga a tener una relación necesaria con la tierra, la: "inmediación existente entre “hombre”- “arado”- “surco en la tierra”- “semilla”- “obtención del fruto” forma un circuito que ata el hombre a la “realidad”. Esta palabra deriva precisamente de “res” y conlleva la vinculación ineludible con las “res rusticae” hasta en sus mas pequeños detalles.". Sus primeros escritores muestran una igual pasión :"por averiguar y destacar las pequeñas minucias de la realidad vinculadas con la agricultura.".
2) Entre "hombre" y "tierra" se establece una alianza: "en virtud de la cual el hombre "da" algo a la tierra, pero este algo es no solo la semilla fecunda, sino, además, su “labor improbus”, aquel que fuera cantado por Virgilio diciendo de el que “omnia uincit” (Georg., I, 145-6). La tierra recepta ese algo de “humanitas” que le ofrenda el agricultor y le retribuye no solo con frutos sino con una “catharsis” que purifica al hombre que la trabajó, pudiendo establecerse una regla proporcional entre “semillas” y “frutos” (aspecto meramente utilitario y económico) y entre “labor improbus” y “catharsis” (alianza espiritual entre hombre y tierra).
3) La
agricultura significa una participación humana en la vida numinosa de la
naturaleza, y que torna al agricultor en colaborador de las fuerzas virtuales
de la "Mater tellus", de modo:" que su actuar configura un
verdadero magisterio “sacerdotal”, ya que se desempeña con los “sacras”, en
este caso las fuerzas inmanentes de esa “natura”.". El sentido de la
realidad que conformará el espíritu romano esta dada por una compleja relación
de intercambios entre "agricultor" y "tierra" que:"
representa una experiencia inefable de la “realidad”, a la cual no se la vive
“pragmáticamente” sino integrada en una simbiosis “espiritual” y
“sagrada”.".
Esta experiencia despertó en el romano un impulso creador que configurará una mentalidad "agrícola" que llevará sus virtualidades a niveles mas elevados que los de la propia "agricultura". Para comprender al hombre romano explica Di Pietro, se debe emplear el verbo "fundar" entendido:" en el sentido del hombre que tiene plena conciencia de que está “levantando”, “irguiendo”, “elevando” algo que es plenamente “real”, a partir de un “soporte” que se establece. O dicho con otras palabras, que está agregando un “plus” a un “datum”, en virtud de lo cual resulta algo nuevo, que es superior, desde el punto de vista integral de la realidad a lo anterior.".
La "fundación" presenta niveles:
Esta experiencia despertó en el romano un impulso creador que configurará una mentalidad "agrícola" que llevará sus virtualidades a niveles mas elevados que los de la propia "agricultura". Para comprender al hombre romano explica Di Pietro, se debe emplear el verbo "fundar" entendido:" en el sentido del hombre que tiene plena conciencia de que está “levantando”, “irguiendo”, “elevando” algo que es plenamente “real”, a partir de un “soporte” que se establece. O dicho con otras palabras, que está agregando un “plus” a un “datum”, en virtud de lo cual resulta algo nuevo, que es superior, desde el punto de vista integral de la realidad a lo anterior.".
La "fundación" presenta niveles:
1º nivel: Representada por la propia labor de la "agricultura". Para la tierra considerada como "datum", todo lo plantado o labrado:" son un “plus” que la torna “glorificada”.".
2º nivel: Supone el anterior pero:" lo proyecta en una labor mas perdurable y significativa" la que consiste en la "fundación de ciudades". Por ejemplo, en el rito de la fundación de Roma es destacada la vinculación con la agricultura: "Rómulo la estableció, a orillas del Tíber, vestido con la túnica blanca sacerdotal, empuñando el arado, trazando el surco de los limites de la “urbs”, y depositando en su centro - el “mundus”- la semilla espiritual, representada por las reliquias traídas por él y sus compañeros.".
De este modo,
se podría concebir, la historia del hombre romano como la del "sembrador
de ciudades" del mundo antiguo. Frente a Roma, debemos tener presente la
imagen del jardinero a quien el "fatum" llama a ordenar el jardín del
Mediterráneo y que en función de ello,
ubica las nuevas plantas (fundación de nuevas ciudades, teniendo a Roma como
paradigma), mantiene y reacondiciona las plantas existentes (restauración y
conservación de aquellas ciudades que debían ser mantenidas), y desarraiga la
maleza arrancándola de raíz (tal lo que ocurrió con Cartago).
Esta función tenia una significación trascendente, así Cicerón en De re publica (I, 7):
Así en las Geórgicas en su canto al Cesar se indica que por ser este conocedor "del primer nivel de relaciones del hombre con la tierra, es el indicado para la guarda y conservación de las ciudades, fruto cultural del segundo nivel, a las que deberá visitar como el agricultor visita sus campos para observar sus adelantos y eliminar la cizaña que haya crecido en ellos.".
Indica Di Pietro que había una posibilidad cultural mas elevada que fundar ciudades y que era la de ordenarlas. En efecto Roma conforme a los principios de la "humanitas", supo respetar el régimen de vida y las costumbres de cada uno de los pueblos que compusieron su ámbito hegemónico. El romano "funda" la idea de "imperio" para conseguir la vinculación ordenada y eficaz necesaria para lograr el orden. En orden a esto el autor cita el pasa je de La Eneida (VI, 581 ss) en que la figura espectral de Anquises señala a Eneas, su hijo, el papel al que ha sido llamado por el "fatum":
Aun cuando el vocablo "imperio" suele ser asociado con el de "dominio" esto es "señorío" y de hecho fue ejercido así en numerosas oportunidades la distancia que hay entre ellas es la que hay entre el ejercer el quehacer político como "señor" ( lo que es una virtud) y como "amo arbitrario" ( lo que es un vicio degenerado de esa virtud); para evitar esto ultimo y siguiendo a Virgilio los vencidos deben ser sojuzgados conforme a los principios de la "humanitas": tratar a los vencidos con moderación y "debellare superbos" lo que puede ser traducido como "hacer desvanecer la soberbia" en el sentido de que los vencidos se convertían en "vires boni et aequi" perdiendo el habito de guerrear contra Roma ("debellare" como "des-guerrrear") evitando así la discordia. Indica el autor que el medio es lograr un "orden de justicia", de allí la importancia de el ejercicio del derecho romano. "Roma pretendió, [...], realizar por las ciudades de su dominio político el principio básico de la justicia, el “summ cuique tribuere”, para concebir la existencia universal del “vir bonus et aequus”.".
El nivel de la justicia descansa sobre el nivel del "ideal agrícola" y el del "ideal politico", de modo que de la vitalidad de estos dependerá el vigor de la justicia, plano este de la realidad cultural que representa la coronación de los dos que le sirven de base por lo que si estos decaen la otra se debilita. El resultado de esto será la "pax romana". El vocablo "pax" tiene un origen vinculado con los medios agrícolas y ganaderos, dado que se refiere al buey que se "afirma" en la tierra y "analógicamente al hombre que "esta afincado", en el sentido de "estar firme", es decir, "seguro de si mismo", de tal modo que ha podido alejar la inestabilidad y la incertidumbre [...] tenemos "pax" cuando nuestro ser "esta firme", y frente a las vicisitudes de la vida nos mantenemos enhiestos, apacibles, estables.".
Existe una correspondencia invisible entre el buey que se afirma frente al arado, las espigas de trigo seguras de su arraigamiento, el hombre tranquilo y seguros y los pueblos que se someten pues se sienten "seguros" de los beneficios de la concordia ofrecida por Roma. Un pasaje del poeta griego Elio Aristides (Siglo II d. de C.) compendia lo hasta aquí afirmado y atendiendo a la mentalidad agrícola de este pueblo y de seguro abra llenado de satisfacción al hombre romano, refiriéndose a los beneficios que le mundo recibió de Roma concluye:
Esta función tenia una significación trascendente, así Cicerón en De re publica (I, 7):
"señala que “no hay ninguna cosa en la cual la virtud humana se aproxime mas al numen de los dioses que el hecho de fundar ciudades o de conservar las ya fundadas”.".Roma fue grande mientras rigió el ideal de la agricultura, y sus crisis políticas, están vinculadas a su abandono. El retorno de la vieja gloria va a ser asociada a la vuelta a la tierra y a las tareas de la agricultura como se advierte, bajo Augusto, con Virgilio "quien mejor que nadie comprendió el nexo que existe entre la “ciuitas” y la “agricultura”.".
Así en las Geórgicas en su canto al Cesar se indica que por ser este conocedor "del primer nivel de relaciones del hombre con la tierra, es el indicado para la guarda y conservación de las ciudades, fruto cultural del segundo nivel, a las que deberá visitar como el agricultor visita sus campos para observar sus adelantos y eliminar la cizaña que haya crecido en ellos.".
Indica Di Pietro que había una posibilidad cultural mas elevada que fundar ciudades y que era la de ordenarlas. En efecto Roma conforme a los principios de la "humanitas", supo respetar el régimen de vida y las costumbres de cada uno de los pueblos que compusieron su ámbito hegemónico. El romano "funda" la idea de "imperio" para conseguir la vinculación ordenada y eficaz necesaria para lograr el orden. En orden a esto el autor cita el pasa je de La Eneida (VI, 581 ss) en que la figura espectral de Anquises señala a Eneas, su hijo, el papel al que ha sido llamado por el "fatum":
"Y tu, Romano, recuerda que tu destino es regir a los pueblos por medio del ‘imperium’. Tus artes serán las de imponer las leyes de la ‘pax’ entre las naciones, tratando con moderación a los vencidos y sometiendo a los soberbios".Aquí la noción de "imperium" (distinta de la idea moderna), "denota una idea espiritual, una empresa fundacional respecto de cuya intelección las reglas de la “mentalidad agrícola” se tornan necesarias. Así como para el agricultor [...] la tierra nunca rechaza el imperio del hombre [...], así también la “tierra política”, o mejor, el “orbe político” esta expectante aguardando la figura del “princeps” que sepa ejercer ese “imperium”.".
Aun cuando el vocablo "imperio" suele ser asociado con el de "dominio" esto es "señorío" y de hecho fue ejercido así en numerosas oportunidades la distancia que hay entre ellas es la que hay entre el ejercer el quehacer político como "señor" ( lo que es una virtud) y como "amo arbitrario" ( lo que es un vicio degenerado de esa virtud); para evitar esto ultimo y siguiendo a Virgilio los vencidos deben ser sojuzgados conforme a los principios de la "humanitas": tratar a los vencidos con moderación y "debellare superbos" lo que puede ser traducido como "hacer desvanecer la soberbia" en el sentido de que los vencidos se convertían en "vires boni et aequi" perdiendo el habito de guerrear contra Roma ("debellare" como "des-guerrrear") evitando así la discordia. Indica el autor que el medio es lograr un "orden de justicia", de allí la importancia de el ejercicio del derecho romano. "Roma pretendió, [...], realizar por las ciudades de su dominio político el principio básico de la justicia, el “summ cuique tribuere”, para concebir la existencia universal del “vir bonus et aequus”.".
El nivel de la justicia descansa sobre el nivel del "ideal agrícola" y el del "ideal politico", de modo que de la vitalidad de estos dependerá el vigor de la justicia, plano este de la realidad cultural que representa la coronación de los dos que le sirven de base por lo que si estos decaen la otra se debilita. El resultado de esto será la "pax romana". El vocablo "pax" tiene un origen vinculado con los medios agrícolas y ganaderos, dado que se refiere al buey que se "afirma" en la tierra y "analógicamente al hombre que "esta afincado", en el sentido de "estar firme", es decir, "seguro de si mismo", de tal modo que ha podido alejar la inestabilidad y la incertidumbre [...] tenemos "pax" cuando nuestro ser "esta firme", y frente a las vicisitudes de la vida nos mantenemos enhiestos, apacibles, estables.".
Existe una correspondencia invisible entre el buey que se afirma frente al arado, las espigas de trigo seguras de su arraigamiento, el hombre tranquilo y seguros y los pueblos que se someten pues se sienten "seguros" de los beneficios de la concordia ofrecida por Roma. Un pasaje del poeta griego Elio Aristides (Siglo II d. de C.) compendia lo hasta aquí afirmado y atendiendo a la mentalidad agrícola de este pueblo y de seguro abra llenado de satisfacción al hombre romano, refiriéndose a los beneficios que le mundo recibió de Roma concluye:
"y la tierra se muestra tan acicalada como un jardín".
4. Conclusiones.
El articulo de
Di Pietro es de la mayor utilidad para lograr una aproximación al escenario en
que se edifica el derecho romano, cuestión esta que debe tenerse presente por
quien se ocupa de su estudio o tenga interés en reformular su enseñanza.
(1) Cfr. Randle, Patricio H. (editor). La conservación del patrimonio material y espiritual de la Nación. OIKOS Asociación para la Promoción de los Estudios Territoriales y Ambientales. Buenos Aires, 1982. V. Nota liminar, pp. 9-10.
(2) Cfr. Di Pietro, Alfredo, Op. Cit., pp. 135-137.
(3) Cfr. Di Pietro, Alfredo, Op. Cit., pp. 137-141.
Di Pietro,
Alfredo. La conservación de la cultura
clásica incluida en Randle, Patricio H. (editor). La conservación del patrimonio material y espiritual de la Nación.
OIKOS Asociación para la Promoción de los Estudios Territoriales y Ambientales.
Buenos Aires, 1982. V. 8, pp. 135-157.
Barrow, R. H. Los Romanos. Fondo de Cultura Económica.
México, 1999. Breviarios 38. Traducción de Margarita Villegas de Robles. Di
Pietro cita a este autor en la p.142 en relación a la caracterización que este
hace del Romano como "soldado-agricultor".