noviembre 15, 2006

La acción social, sus modalidades y sus relaciones con el orden prescriptivo (1)

 La acción social, sus modalidades y sus relaciones 
con el orden prescriptivo (1)
Notas de lectura sobre La Norma y la Practica 
de Joaquín E. Meabe - IV  

Andrés Salvador

1. Introducción.

En este trabajo iniciamos el examen de el § 4. La acción social, sus modalidades y sus relaciones con el orden prescriptivo de el libro de Joaquín E. Meabe La Norma y la Practica (Bi-Ju-Pa S.R.L. Corrientes, 1999, pp. 61-81 particularmente pp. 61-69), presentando su contenido en un cuadro de conjunto, que ayude en la lectura a quien se aproxima por primera vez al estudio de dicha obra y que continua nuestro anterior trabajo sobre el § 3 [Instituciones, pautas y variedad de imperativos (Meabe, 1999: 45-60)] del libro (Salvador, 2000c).

2. Antecedentes.

En el § 3, Meabe pasa a examinar las pautas en relación a la variedad de imperativos e indicativos (Meabe, 1999: 92) sobre la base de las obras de H. A. L. Hart (Meabe, 1999: 46-48)  y Hans Kelsen (Meabe, 1999: 48-50) advirtiendo en ambos una restricción del derecho a lo normativo que desatiende a los factores que asignan sentido a las reglas  (Meabe, 1999: 48 y 50) con lo que el horizonte de investigación se desplaza del área de Hobbes (Meabe, 1999: 50 y 18). Posteriormente, el autor explica el predominio de lo normativo en el estudio del derecho y el consecuente patrón de idealidad en el objeto imaginado que se presenta como materia de la ciencia  jurídica y que es tema de su discurso (Meabe, 1999: 51 y 54; ver también Objeto del derecho/objeto de la ciencia del derecho: 152), por el desarrollo del paradigma positivista, cuyas etapas en el desenvolvimiento de la pedagogía jurídica europea del siglo XIX desarrolla (Meabe, 1999: 51-54).

3. Desarrollo.

Inspección de los desempeños propuesta y los modos de entender la acción. Señala Meabe que al igual que en el examen que hiciera de las pautas (§ 3), en la inspección de los desempeños (Meabe, 1999: 123-124) considerará la relación de sentido que informa a cada una de sus diversas extensiones. Recordemos, antes de proseguir, que nuestro autor entiende que la acción es el proceso en cuya secuencia se producen cambios originados en el agente generador. Las acciones pueden entenderse de un modo empírico [fenómenos físicos externos del cuerpo de un individuo o sujeto (Meabe, 1999: 95)] o significativo, en ese sentido, Meabe recuerda que Max Weber dice - conforme lo veremos a continuación - que por acción (Sozial Handeln) debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o os sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo (Meabe, 1999: 95).

 La acción social en Max Weber. Meabe toma como punto de partida de su análisis la acción social (Meabe, 1999: 96) conforme a la caracterización y a la tópica clasificatoria propuesta por Max Weber en su articulo Soziologische Grundbegriffe, incluido en su tratado póstumo Wirstchaft und Gessellchaft [Economía y Sociedad (1)] a la que considera, no solo la mejor y mas estricta demarcación del tema sino la única que ofrece, al menos al derecho, el marco de compatibilización que permite establecer, de manera inteligible, los nexos entre los comportamientos - que aquí entenderemos como el registro exterior de la conducta - y sus extensiones significativas, que incluyen toda la gama de motivos, causas y ocasiones pensadas, postuladas o programadas por los sujetos involucrados en una relación jurídica, que aquí, asimismo, caracterizaremos como el sentido propio de la conducta inherente a aquel desempeño que hace de esa misma conducta una acción social con alcance dado por Weber (Meabe, 1999: 61-62). Esa acción social (sozial handeln), que configura al conjunto de los desempeños significativos y que torna inteligible el comportamiento humano interactivo, se define, de acuerdo a Weber como:

una acción  donde el sentido mentado por el sujeto de la acción viene a estar en esto referido a la conducta de otros, y en su transcurso se orienta por esta [Meabe, 1999: 62; ver también Acción social significativa (AAS): 96].

Explica Meabe, que para Weber el sentido es siempre un sentido subjetivo existente de hecho en un caso concreto o como un promedio de una masas de casos, aunque también puede construirse en base a tipos abstractos (en el sentido de Typen-Begriffe o idealtypichs destinados a formular reglas generales de los sucesos: generelle Regeln des Geschehens) con sujetos de esa clase; y justamente por eso su clasificación de las acciones sociales se demrcan en relación a las extensiones empíricas y a la posibilidades formales y materiales de inteligencia respecto a ese sentido subjetivo que podemos llegar a atribuir a la acción misma (Meabe, 1999: 62-63).

La acción social significativa y el desglose clasificatorio de Weber. En base a esta visión subjetiva del sentido de la acción se apoya el desglose clasificatorio de Weber que distingue, con arreglo a la racionalidad, percibida en la dirección o en el termino de la acción, cuatro modalidades de acciones sociales significativas [Meabe, 1999: 63; ver también Acción social significativa (AAS): 96 y Acción (Clasificación de las acciones según Weber): 96-97]:

1) La acción racional con arreglo a fines (zweckrational): Es aquella que Weber define como la determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetos del mundo exterior como de otros hombres, y utilizando esas expectativas como “condiciones” o “medios” para el logro de fines propios racionalmente sopesados (Meabe, 1999: 63). La acción racional con arreglo a fines, es la que, en términos de análisis abstracto, ofrece menos dificultades puesto que el sentido mentado depende de la composición que resulta de la correlación de las expectativas con las condiciones, los medios y los fines, que siempre proviene de un calculo racional ejecutado con independencia de los valores que se asocian a la trama concreta de la acción y los resultados mismos siempre dependen o se imputan a ese calculo racional originario o presunto (Meabe, 1999: 65).

2) La acción racional con arreglo a valores (wertrational) Weber la define como aquella acción determinada por la creencia consciente en el valor - ético, estético, religioso, o de cualquier otra forma que se lo interprete - propio y absoluto de una determinada conducta sin relación alguna con el resultado (Meabe, 1999: 63-64). 

3) La acción afectiva (affektuell): Esta es para Weber la acción emotiva que se encuentra determinada por afectos y estados sentimentales actuales (Meabe, 1999: 64).

Para evitar dudas o confusiones respecto a su desglose Weber anota que las aciones wertrational y affektuell se distinguen porque en la primera se destaca la elaboración consciente de los propósitos últimos de la acción y por el planteamiento consecuente que, con arreglo al mismo propósito, queda impreso en su orientación subjetiva, lo que falta en la conducta puramente reactiva donde el impulso inelaborado carece de aptitud para definir la orientación de la acción y menos aun el resultado (Meabe, 1999: 64).

4) La acción tradicional (traditional): Es aquella acción determinada por una costumbre arraigada (Meabe, 1999: 64). Un poco a caballo entre la wertrational y la affektuell, la acción tradicional participa e una relativa inelaboración, pero como tiene la impronta de una razón material que justifica el habito - que desde ya el actor reproduce de ordinario sin examen -, de alguna manera puede decirse que en orden a su resultado subjetivo la orientación de esta ultima es tributaria de un propósito que la sociedad ha sancionado y que se explica por una dependencia que en cada caso el estudio empírico deberá determinar para definir el sentido subjetivo a partir del cual se podrá adjudicar o excluir una responsabilidad (Meabe, 1999: 64-65).

Ciencia social, dogmatischen wissenschaften y critica a la inclusión del derecho en esta. Para la ciencia social no importa la relación entre la orientación y la pertinencia en orden a la justicia o validez de los nexos que conectan a los actores sociales con los resultados de sus respectivas acciones. Pero para lo que Weber, con una decidida impronta positivista, llama dogmatischen wissenschaften (como opuestas a las empirischen wissenschaften), es justamente ese nexo la principal y mas importante clave de inteligencia del sentido de la acción y solo conforme a ese - que es peculiar o propio de cada acción y que por ende debe ser siempre determinado empíricamente -, es posible establecer un vinculo de pertinencia y adjudicar consecuencia o un resultado que se deriva de una pauta jurídica (ley, costumbre o precedente judicial) invocada en el marco de un contencioso por los actores involucrados, lo que incluye al propio estado que titulariza las pretensiones publicas (o mandatos de la ley publica) que los aparatos coactivos (Meabe, 1999: 107-108) y el cuadro burocrático del estado [jurisdiccionales (Meabe, 1999: Administración de justicia (AJ): 101-102)  o administrativos (Meabe, 1999: Administración: 100 y Administración estatal: 100)] tienen establecidos como deberes (Meabe, 1999: 65-66 y 14). Explica Meabe que aun cuando sigue a Weber en el tratamiento de la acción, no le parece adecuado incluir al derecho, como tampoco al resto de la filosofía practica (Meabe, 1999: 135-136), entre las llamadas dogmatischen wissenschaften, porque con ello se sesga el estudio de las mismas en dirección a la dimensión normativa (Meabe, 1999: 66; ver también Dimensión normativa: 124-125 y Salvador, 2000a). En todo caso, se podrá considerar a la lógica (siempre que se la restrinja a un nivel de formalidades puramente aléthicas) como ciencia dogmática y, quizá a la estética (si se la concibe de una manera estrictamente racionalista); pero nunca se alcanzara a percibir la totalidad del fenómeno prescriptivo si se recorta su estudio de esa manera y, mas aun, si se omiten las conexiones de sentido que provienen de los factores subyacentes a los desempeños concretos (poderes, intereses, prejuicios, adscripciones, ideologías, creencias, valores) que se articulan en la trama específica de la acción social (Meabe, 1999: 66; sobre el substrato funcional de la ley: 16-19 y Salvador, 2000a ).  

Las acciones en las orientaciones positivistas y en la filosofía analítica. En las orientaciones positivistas y en las diversa modalidades vicarias de esta ideología lo mismo que en el conjunto de autores identificados con la llamada filosofía analítica al igual que en la filosofía lingüística de Oxford tributaria del primer Wittgenstein y representada sobre todo por J. L. Austin, las acciones se consideran no en relación al sentido mentado o subjetivo derivado de la interacción, tal como ha sido expuesto mas arriba, sino como una expresión (traducida siempre en términos de enunciados) de las modalidades físicas de su representación sensible (descripta siempre como acto singular) y a ello, a veces, se agrega el motivo o la causa como la expresión aléthica (traducida de nuevo a enunciados) que el observador puede adjudicar (siempre desde su punto de vista) en base a las posibilidades lógico-formales de imputación que están a su alcance (y siempre, asimismo, bajo la forma de enunciados que se examinan con arreglo al calculo lógico y que se explican conforme a las reglas de la lógica cuya simbología permite su reconstrucción abstracta (Meabe,1999: 66-67). Explica Meabe que los empiristas mas radicales consideran la acción no como sozial halden en sentido weberiano  sino mas bien bajo la modalidad de un acto desagregado del mundo de las interacciones humanas materiales, como lo hace por ejemplo H. von Wright, en un rodeo curioso que tiende a evitar todo tipo de compromiso que exceda el plano individual (lo interactivo) de la experiencia sensible (a la que se uniforma como naturaleza). En  Norma y Acción, sostiene von Wright que:

No seria correcto, en mi opinión decir que los actos sean un genero o especie de sucesos (III,2). Un acto, agrega,  no es un cambio en el mundo. Pero muchos actos pueden describirse apropiadamente como el provocar o efectuar (a voluntad) un cambio. Actuar, concluye, es, en cierto sentido, intervenir en el curso de la naturaleza (Meabe, 1999: 67-68).

Mas adelante von Wright completa el cuadro de su aproximación nominalista sosteniendo que:

la lógica de la Acción, que vamos a delinear en el capitulo siguiente, será principalmente una lógica de actos que efectúan cambios en los estados de cosas. Otros tipos de acción no serán explícitamente tratados en nuestra teoría formal (Meabe, 1999: 68).

Conforme a ese presupuesto restrictivo caracteriza a los diversos tipos de actos genéricos como actos individuales o individuos-actos y acota que:

la palabra “acto” se usa ambiguamente en el lenguaje corriente, significando, a veces, un acto genérico y, a veces, un acto individual (Meabe, 1999: 68).

Von Wright, señala así que:

es correcto llamar al asesinato de Cesar un acto de lo que se sigue que, al acto genérico de abrir una ventana responde el cambio genérico de una ventana que se abre. Al acto individual que era el asesinato de Cesar, corresponde el suceso individual de la muerte de Cesar (Meabe, 1999: 68).

En consecuencia:

la diferencia lógica entre actos y sucesos es una  diferencia entre “actividad” y pasividad” (Meabe, 1999: 68)

Por ello:

 un acto requiere de un agente y un suceso individual es el tener lugar o suceder de un suceso genérico en una ocasión especifica (Meabe, 1999: 68).

Asimismo destaca que:

 un acto individual, además, es la realización de un acto genérico en una ocasión especifica por un agente especifico (Meabe, 1999: 68-69).

De esta manera, sostiene Meabe, cercenada la interacción y sentido subjetivo inherente a la misma el acto puede incluso tratarse como un fenómeno o movimiento corporal cuya representación se expresa bajo la forma de enunciados que permiten, por analogía, en punto a los estados mentales, describir también estos como eventos psíquicos que se toman como causa u origen de los cambios empíricos imputables al agente (Meabe, 1999: 69).

4.Conclusiones.

Tres conclusiones parecen pertinentes en orden a la exposición que hemos realizado con la finalidad de facilitar la lectura de la obra de Meabe:

1. El análisis de la acción social conforme a la caracterización y a la tópica clasificatoria propuesta por Max Weber es no solo la mejor y mas estricta demarcación del tema sino la única que ofrece, al menos al derecho, el marco de compatibilización que permite establecer, de manera inteligible, los nexos entre los comportamientos y sus extensiones significativas (Meabe, 1999: 61-62).

2. En las orientaciones positivistas y en las diversa modalidades vicarias de esta ideología lo mismo que en el conjunto de autores identificados con la llamada filosofía analítica las acciones se consideran como una expresión de las modalidades físicas de su representación sensible y a ello, a veces, se agrega el motivo o la causa como la expresión aléthica que el observador puede adjudicar en base a las posibilidades lógico-formales de imputación que están a su alcance (Meabe, 1999: 66-67). 

3. Los empiristas mas radicales consideran la acción bajo la modalidad de un acto desagregado del mundo de las interacciones humanas materiales, como lo hace por ejemplo H. von Wright, en un rodeo curioso que tiende a evitar todo tipo de compromiso que exceda el plano individual (lo interactivo) de la experiencia sensible [a la que se uniforma como naturaleza] (Meabe, 1999: 67-69).

5. Notas.

(1) Aconsejamos la lectura de Concepto de la Acción Social en Max Weber. Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1992. Trad. cast. de José Medina Echavarría, Juan Roura Parella, Eugenio Ímaz, Eduardo García Máynez y José Ferrater Mora, pp.18-21.

6. Bibliografia.

Meabe, Joaquín E.   1999:  
La norma y la practica en el estudio del derecho - Una introducción critica al estudio del derecho.
Asunción, Bibliográfica Jurídica Paraguaya, 1999.

Salvador, Andrés     2000a:
El contexto del derecho - Notas de lectura sobre La Norma y la Practica de Joaquín E. Meabe.
Corrientes, ITGD, 2000.

Salvador, Andrés     2000b:  
Sociedad, derecho y cultura - Notas de lectura sobre La Norma y la Practica de Joaquín E. Meabe.
Corrientes, ITGD, 2000.

Salvador, Andrés      2000c:   
Instituciones, pautas y variedad de imperativos - Notas de lectura sobre La Norma y la Practica de Joaquín E. Meabe.
Corrientes, ITGD, 2000.

noviembre 01, 2006

Noticias bio-bliograficas de Pierre Louÿs

Noticias bio-bliograficas de Pierre Louÿs

Andrés Salvador

1. Introducción.

El propósito de este texto es el de presentar algunas noticias bio-bliograficas del poeta Pierre Louÿs por su interés en relación a nuestro trabajo Astarté en Las Canciones de Bilitis de Pierre Louÿs [ITGD. Corrientes, 2001].

2. Antecedentes.

En el trabajo Astarté en Las Canciones de Bilitis de Pierre Louÿs hemos examinado las referencias a la diosa Astarté en la obra de Pierre Louÿs, Las Canciones de Bilitis (Louÿs, s.f.), epigramas eróticos en los que se sigue la vida de una cortesana, pintada con maravilloso sentido de la belleza helénica, formulando algunas observaciones desde la perspectiva de la historia de las religiones.

3. Desarrollo.

Pierre Louÿs nació en París el 10 de diciembre de 1870. Se consagra temprano a las letras, adscripto al Simbolismo y todavía joven funda en París una pequeña revista, La Conque donde publica sus primeros versos y en la que colaboran Henri de Régnier, André Gide y Paul Valery. Los once números de esta revista fueron honrados por turno, de una pagina inédita de Leconte de Lisle, de Paul Verlaine, de Stéphane Mallarmé, de Jose-Maria de Heredia, las que después serán reunidas y publicadas en 1891 bajo el titulo de Astarté por la Librairie de l`Art Indépendant. También colabora con la Revue d`Aujourd`hui (1890), la Wallonie (1890, 1891, 1892), la Floréal (1892), el Mercure de France (después de 1894) y frecuenta el salón del poeta Jose-Maria de Heredia con cuya hermana menor, Louise, se casa en 1899. Se hace conocido del publico por su novela Aphrodite publicada en 1896 en el Mercure de France. Le pertenecen entre otras obras: Léda (1893), Chrysis (1893), Ariane (1894), La Maison sur le Nil (1894), Byblis (1898), La Femme et le Pantin (1898), Une Voluptè nouvelle (1899), Les Aventures du Roi Pausole (1900), Sanguines (1903), Archipel (1906) [Walch, 1919: 43-44].

Juan B. Bergua lo describe así: "Alto, delgado, enfermizo. Moralmente bueno, sencillo, generoso, impresionable, altivamente desprendido, apasionado. Amaba la música y la pintura, idolatraba la poesía y era diestro en todas estas artes. Su norte fué siempre la Belleza. Suavemente epicúreo, supo unir los goces del amor físico y los espirituales en purísimo lazo [...] En su alma grande de artista, el idealismo y el sensualismo mezclados, abrieron la flor de un misticismo tanto mas ardiente cuanto más humano. Vivir para escribir, realizar siempre la Belleza, tomarla como guía y como fin, rendirle culto apasionado, ser su sacerdote, pensar, ver, contemplar,  amar hasta el lirismo: tal fue su ideal, su ensueño constante. Sintiendo y queriendo así, se comprende que el mundo moderno, feo, bárbaro y antiespiritual  que le hastiaba, llegase a repugnarle. Su espíritu infinitamente elegante, profundamente helénico, se caracterizaba, como él mismo hace notar, por la violencia de sus entusiasmos y la serenidad de sus contemplaciones." (Louÿs, s.f.: IX-X). 

Hizo un profundo estudio de la antigüedad y de la literatura griega (Walch, 1919: 44) lo que se revela no solo en su producción literaria sino en las traducciones que hiciera y que de hecho preludian a sus obras originales: Les Poésies de Méléagre (1893) y Scènes de la Vie des Courtisanes, de Luciano de Samosata (1894), pero como advierte Jules Mouquet mas que por Grecia, el poeta, estaba seducido por el Oriente “patria original del Arte y de la Voluptuosidad”, el mismo  poeta escribe al respecto: “La poésie est une fleur d`Orient qui ne vit pas dans nos serres chaudes. La Grèce elle-même l`a reçue d`Ionie et c`est de là aussi qu`André Chénier ou Keats l`ont transplantée parmi nous, dans le désert poétique de leur époque; mais elle meurt avec chaque poète qui nous la rapporte d`Asie. Il faut toujours aller la chercher à la source du soleil.” (Louÿs, 1928: 15). Pierre Louÿs muere en París el 6 de junio de 1925.

Las Canciones de Bilitis  Este libro publicado por Art Indépendant en Paris en 1894, reúne un conjunto de poemas que Louÿs presenta como traducidos del griego, atribuyéndolos a Bilitis, una cortesana del siglo VI antes de nuestra era, en cuya tumba habrían sido halladas, por M.G. Heim, las canciones que junto a los epitafios que decoraban el sarcófago son presentadas en el libro (Louÿs, s.f.: XX).

4. Bibliografia.

Diez Canedo, E. y Fortun, F.  1913: 
La Poesía Francesa Moderna.
Madrid, ed. Renacimiento, 1913.

Frazer, James G 1980:
La rama dorada. Magia y religión.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de Elizabeth y Tadeo I. Campuzano, 1980.

Louÿs, Pierre 1928:
Poesies de Meleagre suivies de Lectures Antiques.
Bruxelles, Editions Montaigne - Fernand Aubier éditeur, 1928.

Louÿs. Pierre 1937: 
Les chansons de Bilitis.
 París, Rombaldi, Éditeur, 1937.

Louÿs Pierre s.f.: 
Las canciones de Bilitis.
Madrid, ed. Librería Bergua, trad. cast. de Juan B. Bergua, s.f..

Otto, Walter F. 1973: 
Los dioses de Grecia.
Buenos Aires, ed. Eudeba, trad. cast. de Rodolfo Berge y Adolfo Murguia  Zuriarrain, 1973.

Walch G. 1919:  
Anthologie des poètes français contemporains - Le Parnasse et les ëcoles postérieures au Parnasse (1866-1914) / Tome troisième.
París - Leyde, Delagrave Éditeur - A.W. Sijthoff Éditeur, 1919.