Elementos para el estudio de la religiosidad Pagana 1
Andrés
1.Introducción.
El propósito de este trabajo es
el de señalar algunos
fenómenos vinculados al movimiento aparente del Sol sobre la esfera celeste y
sus consecuencias, en procura de una mejor inteligencia de la relación entre
las parejas Cielo-Tierra, Sol-Luna y Tierra-Sol por su importancia en la
organización del ciclo de fiestas de las culturas paganas.
2. Antecedentes.
Importancia de las parejas Cielo-Tierra y
Sol-Luna en las sociedades tradicionales. En el estudio del ciclo de fiestas de las
culturas paganas, conviene atender a la particular importancia que en las
sociedades tradicionales tenían (Guichot y Sierra, 1903: 56):
- Los
espacios donde residen las cosas, donde las fuerzas se desarrollan y se
suceden los fenómenos: el Cielo que todo lo envuelve, y la Tierra que todo
lo contiene.
- Los
astros que en el cielo son notables, permanentes y que se imponen por si
mismos: el astro poderoso que reina de día, el Sol, y el astro bello que
le sustituye de noche, la Luna.
Estas parejas dan lugar a mitos isomorfos en
los que se les atribuye caracteres sexuales masculinos, al Cielo y al Sol, y
femeninos, a la Tierra y a la Luna, presentándolos como esposos, padres e hijos
(Guichot y Sierra, 1903: 58-74)[1];
refiriéndose al Cielo como Padre universal, escribe Max-Müller (s.f.: 204-205):
“¿Cómo
llamaron a ese Padre universal? Hace cinco mil años, y quizá mas atrás, cuando
los arios, que todavía hablaban una lengua que no era ni sánscrito, ni griego,
ni latín, le llamaban Dyu pater, el Cielo-padre.
Hace
cuatro mil años, quizá mas atrás, aquella parte de los arios que se dirigió al
Sur, a las riberas del Penjab, lo llamaban Dyaush-pita, el Cielo-padre.
Hace
tres mil años, quizá mas atrás, los arios que se establecieron en las riberas
del Helesponto le llamaban Zeus pater, el Cielo-padre.
Hace
dos mil años los arios de Italia, alzando sus ojos al cielo luminoso por cima
de su cabeza, hacia ese sublime candens, le llamaban Ju-piter, el
Cielo-padre.
Hace
mil años los arios teutónicos invocaban a ese mismo Cielo-padre, a ese Padre
universal, en los sombríos bosques de Germania, y su viejo nombre de Tiu
o Ziu repercutía entonces, quizá por ultima vez.
Pero
no hay pensamiento ni palabra que se pierdan por completo. Y cuando aquí, en
esta vieja Abadía[2],
edificada sobre las ruinas de un antiguo templo romano, buscamos un nombre para
lo invisible, para lo infinito que por todas partes nos envuelve, un nombre
para lo desconocido, para el Ser real del mundo y de nosotros mismos -también
nosotros, sintiéndonos, a nuestra vez, como niños arrodillados en un cuartito
retirado- las supremas palabras que acuden a nuestros labios son: <<Padre
nuestro que estas en los cielos.>>”
La Tierra es llamada madre en un texto de
Solón (fr. 24, 3-5 D.) [Eggers
Lan-Juliá, 1994:110 (138)]:
“En
el tribunal del tiempo testimoniará estas cosas la gran madre de las deidades
olímpicas, la mejor, la negra tierra.”
Los mitos de Venus (o Baaltis) y Adonis,
entre los sirios; de Cibeles y Atys, entre los frigios; de Diana y Eudymion,
entre los griegos, expresan el Sol y la Luna como enamorados, en tanto que los
de Isis y Osiris, entre los egipcios; de Helena y Menelao, entre los griegos;
de Pasifae y Minos, entre los cretenses; de Semíramis y Menon, entre los
caldeos, constituyen la historia de los mismos astros unidos por el matrimonio
(Guichot y Sierra, 1903: 72).
Principal fenómeno asociado a la pareja
Cielo-Tierra.
Ahora el principal fenómeno asociado a la pareja Cielo-Tierra, y que originaria
variados mito teogónicos y cosmogónicos es el de su conjunción (Guichot
y Sierra, 1903: 78-79):
“
... la tierra en su producción primaveral, llena de vida y de galas, lo
femenino fecundado y espléndido, que luego se agosta, produciendo la
tristeza, para volver a su fecundidad y hermosura con el joven y bello Sol,
motivando las fiestas, las ofrendas y las leyendas, al través de las
estaciones.
Esta
serie de fenómenos -el orden de la producción terrestre en relación con el
curso anual o las fases del Sol-
constituye la base de los mitos chtónicos[3],
siendo el principal de ellos la semilla oculta durante el invierno en el seno
de la tierra, que se libra de los destructores fuegos del verano con las
lluvias, las inundaciones y los aires otoñales, semilla que brota en la
primavera, cubriéndose la tierra de verdura y de flores, derramándose por todas
partes la belleza y la abundancia.”
Principal fenómeno asociado a la pareja
Sol-Luna. En
tanto en la pareja Sol-Luna, el fenómeno que llama la atención es el:
1. Curso aparente diario del Sol (Guichot
y Sierra, 1903: 79-80):
“... que sube vigoroso por el firmamento, lo
masculino fecundante y potente, que desciende debilitado al otro extremo
del horizonte y desaparece, y entonces la monstruosa oscuridad se apodera de la
tierra, el hombre se ve envuelto por las sombras, que serian aun mas terribles
si la Luna no velase como sustituyendo al Sol, el cual vuelve a aparecer
brillante y hermoso, regocijando a los mortales y animando la tierra. Este
singular fenómeno, el día y la noche, esencial en la vida humana, maravilloso e
inexplicable, superior a la inteligencia del hombre, a quien se le aparecía aun
mas misterioso por la analogía que presentaba con el hecho de la muerte, fue el
que hirió con mas fuerza la imaginación mitopoyetica, fue el principal de los mitos
solares, ...”
2. Curso aparente anual del Sol (Guichot
y Sierra, 1903: 80):
“....
que en unión del Sol estacional, abrasador en estío, bello y prolífico en
primavera, constituyó la esencia de los mitos mas numerosos, mas universales y
mas tangibles.”
Identificación del mito diurno y del anual en
sus dos fases solar y chtónica. El mito diurno, meramente solar, y el mito anual, en sus dos
fases, la solar de significación masculina, y la chtónica, de significación
femenina, se confunden (Guichot y Sierra, 1903: 83-84):
1. Por la mañana y en la primavera, el Sol es un joven dios resucitado y glorioso, amado con pasión por la hermosa y fecunda diosa, que es la Tierra espléndida primaveral.
2. Al mediodía y durante el verano, el Sol estival fuerte y destructor, es el dios que desaparece en aparente muerte prematura, ocasionada por un accidente, mientras la Tierra es la diosa enloquecida por la pena, agotada y quemada por la canícula que busca al hermoso mancebo.
3. Por la tarde y en el otoño, el Sol suave y débil, es el dios con su belleza y fuerzas debilitadas, en tanto que la Tierra que se prepara es la diosa que lo halla y uniéndose a el se consuela.
4. Por la noche y durante el invierno, el Sol es el dios que tiene que luchar con sombras y enemigos, que obscurecen su luz y absorben su potencia.
5. Después, la resurrección y los goces generales de nueva mañana y de nueva primavera.
Nueva pareja derivada de la
identificación del mito diurno y del anual. De la identificación del mito diurno y
del anual en sus dos fases solar y chtónica, resulta una nueva pareja
constituida por el termino femenino y recipiente de la pareja Cielo y Tierra: la
Tierra, y lo masculino y activo de la pareja Sol y Luna: el Sol, que
se con-funden con el termino semejante de las parejas primordiales: [la
Tierra=] la Luna, y [el Sol=] el Cielo (Guichot y Sierra,
1903: 84-85).
3.Desarrollo.
Movimiento aparente del Sol sobre la esfera
celeste. El
examen de la relación entre las parejas Cielo-Tierra, Sol-Luna y Tierra-Sol
hace necesario atender a algunos fenómenos vinculados al movimiento aparente
del Sol sobre la esfera celeste y sus consecuencias, ya que es en conformidad a
ellos que se organiza el ciclo de fiestas de las culturas paganas. Además del
desplazamiento del Sol durante el día de Este a Oeste que da lugar al ciclo de
día y noche (Baig y Agustench, 1987: 16), ellos son:
- Eclíptica. El Sol tiene un movimiento aparente sobre la esfera
celeste y en el transcurso de un año parece hacer una revolución alrededor
de la tierra. Esta orbita aparente seguida por el Sol se llama eclíptica
porque sobre ella tienen lugar los eclipses, la que esta inclinada 23º 27`
respecto al ecuador celeste [o terrestre] (Degani, 1979: 123).
- Equinoccios. Las orbitas de la Eclíptica y el ecuador celeste se
interseccionan en dos puntos a los que se llama equinoccios por que cuando
el Sol esta en cualquiera de ellos, el día es de igual duración que la
noche en toda la Tierra (Degani, 1979: 175). El punto en que el Sol cruza
el ecuador celeste en su camino de la porción sur a la norte de la
eclíptica se conoce como primer punto de Aries, o también como equinoccio
Vernal [traducción literal: Primavera igual noche] o equinoccio de
Primavera para el hemisferio norte o equinoccio de otoño para el
hemisferio sur, el Sol esta en
Aries el 21 de marzo, o cerca de esa fecha (Charola, 1942: 51; Degani,
1979: 123). El otro punto, por donde el Sol pasa del hemisferio norte al
sur se llama primer punto Libra o también Equinoccio de Otoño para el hemisferio
norte y equinoccio de primavera para el hemisferio sur, el Sol esta en
libra el 21 de septiembre, o cerca de esa fecha (Charola, 1942: 51;
Degani, 1979: 123), asi:
Primer punto Fecha Hemisferio
norte Hemisferio Sur
Aries 21 de marzo equinoccio de
Primavera equinoccio de
otoño
Libra 21 de septiembre equinoccio de Otoño equinoccio de primavera
- Solsticios. El solsticio es el punto de máxima declinación (que es la
distancia angular de un objeto al ecuador celeste, medida en grados,
minutos y segundos, y que es análoga a la latitud geográfica) de la
eclíptica. Los solsticios están a media distancia entre los puntos
equinocciales, cuando el Sol esta lo mas al norte del ecuador es el
solsticio de verano en el Hemisferio norte y de Invierno en el hemisferio
Sur; y cuando el Sol esta lo mas al sur del ecuador es el solsticio de
invierno en el hemisferio norte y
de verano en el hemisferio sur (Charola, 1942: 51; Degani, 1979: 177):
Solsticio Fecha Hemisferio
norte
Hemisferio Sur
Vernal
21 de junio verano
invierno
Invernal 21 de diciembre invierno
verano
- Variación del diámetro aparente del Sol a lo largo del año. El diámetro aparente del
Sol no es constante sino que varia continuamente en el transcurso del año
adquiriendo el valor máximo de 32´36´´ alrededor del 1 de enero y su
mínimo de 31´32´´ hacia el 1 de julio. Este hecho indica que la distancia
de la tierra al Sol no es constante, disminuyendo desde el 1 de julio,
aproximadamente, hasta mas o menos el 1 de enero, para volver a aumentar
nuevamente desde esta ultima fecha hasta la primera, correspondiente al nuevo
año (Charola, 1942: 55).
- Consecuencias del Movimiento aparente de traslación del Sol sobre
la Esfera Celeste. El movimiento de traslación del Sol sobre la eclíptica y la
inclinación de ésta sobre el ecuador dan lugar a dos consecuencias
importantes para la tierra, a saber:
a. Las estaciones: Los
solsticios y los equinoccios dividen al año en cuatro periodos de tiempo
desiguales denominados estaciones, según el hemisferio estos periodos son
llamados conforme se indica en el siguiente cuadro:
Periodo Hemisferio
norte
Hemisferio Sur
21 de marzo al 21 de junio Primavera
Otoño
21 de junio al 21 de septiembre Verano
Invierno
21 de septiembre al 21 de
diciembre Otoño
Primavera
21 de diciembre al 21 de
marzo Invierno Verano
La cantidad de calor recibida
cada día por la tierra va creciendo durante el invierno y la Primavera hasta
que el Sol alcanza el solsticio de verano y decrece durante el verano y el
otoño (Charola, 1942: 58-60).
b. La desigualdad de los días
y las noches. Durante el invierno los arcos diurnos son cada vez mayores y
el día va creciendo hasta alcanzar su valor máximo en el solsticio de verano;
durante el verano y el otoño, el arco diurno decrece mientras que aumenta la
duración de la noche hasta alcanzar su valor mínimo en el solsticio de
invierno; en los equinoccios el día es igual que la noche (Charola, 1942: 62-63).
5.Bibliografía.
Baig,
A. y Agustench, M. 1987:
La revolución científica de los siglos XVI y XVII.
La revolución científica de los siglos XVI y XVII.
Barcelona, ed. Alhambra, 1987.
Charola,
Florencio 1942:
Elementos de Cosmografía.
Elementos de Cosmografía.
Buenos Aires, ed. Kapelusz, 1942.
Daumas, François 1986:
Los Dioses de Egipto.
Los Dioses de Egipto.
Buenos Aires, ed. Lidium,
trad. cast. de Alicia Isabel Revello, 1986.
Degani, Meir H. 1979:
Astronomia Simplificada.
Astronomia Simplificada.
México, D.F., ed. Compañía General de Ediciones, trad. cast. de Ignacio Ayala Zazueta, 1979
Eggers Lan, C. y Juliá, V. E. 1994:
Los Filososfos Presocráticos I.
Los Filososfos Presocráticos I.
Madrid, ed. Gredos, 1994.
Guichot y Sierra, Alejandro 1903:
Ciencia de la Mitología. El Gran Mito Chtónico-Solar.
Ciencia de la Mitología. El Gran Mito Chtónico-Solar.
Madrid, ed. Librería General de Victoriano Suárez, 1903.
Max-Müller, F. s.f.:
Origen y Desarrollo de la Religion.
Origen y Desarrollo de la Religion.
Madrid,
ed. La España Moderna, s.f.
[1] Adviértase que en algunas
culturas el Sol es la hembra y la esposa, constantemente perseguida por la
Luna, que es el varón y el marido, de hecho monumentos greco-romanos presentan
a la luna en forma de adolescente (Guichot y Sierra, 1903: 74).
[2] Max-Müller se refiere a la
Abadía de Westminster en cuya Sala Capitular se dictaron las conferencias que
el libro citado recoge (Nota de A. Salvador).
[3] Lo Ctonico, es el
nombre que en la mitología griega se da a las divinidades que actúan bajo
tierra, por oposición a las celestes (Daumas, 1986: 77); en el autor citado
hace referencia al predominio de lo terrestre en los pueblos agricultores y
matriarcales por oposición a lo Solar propio de los pueblos de pastores
y de patriarcado [Guichot y Sierra, 1903: 57] (Nota de A. Salvador).