julio 21, 2021

Designación como miembro de la Sociedad de Historia Militar

El Amigo Daniel Manzur, el Tcnl. (EA) Miguel Domingo Escalante Galain y el autor de estas lineas


 

En la noche de hoy la Sociedad de Historia Militar* en la persona de su Delegado en la Región Litoral el Tcnl. (EA) Miguel Domingo Escalante Galain ha tenido a bien entregarnos junto al Amigo Daniel Manzur un reconocimiento como miembros de la misma.

Expreso por esta via mi Gratitud a dicha Sociedad por el documento, que presenta una maravillosamente bien lograda imagen de un Dragón de Corrientes**, obra del Prof. Diego Argañaraz.

Nota

*Sociedad de Historia Militar

 https://www.facebook.com/groups/SociedaddeHistoriaMilitar/?ref=share

**"Los Dragones de San Juan de Vera, nacen por orden del primer gobierno patrio, que el 19 de abril de 1812 ordena la formación de un nuevo cuerpo de línea con el nombre de “Regimiento veterano de Dragones de San Juan de Vera”, a tres compañías de 100 hombres cada una, con un capitán, un teniente y un alférez (abanderado, equivalente a un subteniente actual). Su primer Jefe es el Coronel Elías Galván y, entre sus oficiales, destaca un nombre largamente conocido por los correntinos: Genaro Perugorría"

Texto tomado de: Miguel Escalante Galain, Los Dragones de San Juan de Vera de Corrientes, Calacuerda! - Publicación de estudios históricos militares de la SHM, Año 2 – N.°7 – Abril-Mayo 2021, pp.4-10. PDF disponible en:

http://www.revistacalacuerda.com.ar/

También recomendamos de Deniri Jorge Enrique, Los Dragones Correntinos, Época, mayo 31, 2019, disponible en:

http://diarioepoca.com/969756/los-dragones-correntinos/

julio 19, 2021

El Molino de Sans Souci

 


Algunos Amigos que visitan mi biblioteca inevitablemente preguntan por la foto de un molino que tengo sobre el escritorio... se trata del Molino de Sans Souci y su historia es esta:

"Cuenta la leyenda que una buena mañana (...) Federico II de Prusia, molesto porque un molino cercano a su palacio Sans Souci afeaba el paisaje, envió a un edecán a que lo comprara por el doble de su valor, para luego demolerlo.

Al regresar el emisario real con la oferta rechazada, el rey Federico II de Prusia se dirigió al molinero, duplicando la oferta anterior. Y como este volviera a declinar la oferta de su majestad, Federico II de Prusia se retiró advirtiéndole solemnemente que si al finalizar el día no aceptaba, por fin, lo prometido, perdería todo, pues a la mañana siguiente firmaría un decreto expropiando el molino sin compensación alguna.

Al anochecer —continúa la leyenda— el molinero se presentó en el palacio y el rey lo recibió, preguntándole si comprendía ahora ya cuan justo y generoso había sido con él. Sin embargo, el campesino se descubrió y entregó a Federico II una orden judicial que prohibía a la Corona expropiar y demoler un molino solo por capricho personal.

Y mientras Federico II leía en voz alta la medida cautelar, funcionarios y cortesanos temblaban imaginando la furia que desataría contra el terco campesino y el temerario magistrado.

Pero concluida la lectura de la resolución judicial, y ante el asombro de todos —finaliza la leyenda—, Federico el Grande levantó la mirada y declaró:

 “Me alegra comprobar que todavía hay jueces en Berlín”.

Saludó al molinero y se retiró visiblemente satisfecho por el funcionamiento institucional de su reino, aseguran los cronistas de palacio.

El “juez de Berlín” representa, en el mundo del Derecho, la independencia judicial frente a la arbitrariedad y el despotismo; la primacía absoluta de la ley, expresión de la soberanía popular, y la garantía de igualdad de todos los ciudadanos ante ella, exigencias ambas inseparables del Estado de derecho."*

*Texto: Antonio García-Pablos, El Juez de Berlín, El País, 26 Abr 2013