Algunos Amigos que visitan mi biblioteca inevitablemente
preguntan por la foto de un molino que tengo sobre el escritorio... se trata
del Molino de Sans Souci y su historia es esta:
"Cuenta la leyenda que una buena mañana (...) Federico II
de Prusia, molesto porque un molino cercano a su palacio Sans Souci afeaba el
paisaje, envió a un edecán a que lo comprara por el doble de su valor, para
luego demolerlo.
Al regresar el emisario real con la oferta rechazada, el rey
Federico II de Prusia se dirigió al molinero, duplicando la oferta anterior. Y
como este volviera a declinar la oferta de su majestad, Federico II de Prusia
se retiró advirtiéndole solemnemente que si al finalizar el día no aceptaba,
por fin, lo prometido, perdería todo, pues a la mañana siguiente firmaría un
decreto expropiando el molino sin compensación alguna.
Al anochecer —continúa la leyenda— el molinero se presentó en el
palacio y el rey lo recibió, preguntándole si comprendía ahora ya cuan justo y
generoso había sido con él. Sin embargo, el campesino se descubrió y entregó a
Federico II una orden judicial que prohibía a la Corona expropiar y demoler un
molino solo por capricho personal.
Y mientras Federico II leía en voz alta la medida cautelar,
funcionarios y cortesanos temblaban imaginando la furia que desataría contra el
terco campesino y el temerario magistrado.
Pero concluida la lectura de la resolución judicial, y ante el
asombro de todos —finaliza la leyenda—, Federico el Grande levantó la mirada y
declaró:
“Me alegra comprobar que
todavía hay jueces en Berlín”.
Saludó al molinero y se retiró visiblemente satisfecho por el
funcionamiento institucional de su reino, aseguran los cronistas de palacio.
El “juez de Berlín” representa, en el mundo del Derecho, la
independencia judicial frente a la arbitrariedad y el despotismo; la primacía
absoluta de la ley, expresión de la soberanía popular, y la garantía de
igualdad de todos los ciudadanos ante ella, exigencias ambas inseparables del
Estado de derecho."*
*Texto: Antonio García-Pablos, El Juez de Berlín, El País, 26
Abr 2013