agosto 01, 2021

Prospección del probable lugar del desembarco de los expedicionarios del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón en 1588

 






En la siesta de hoy efectué una prospección de la zona  de la punta Arazaty (Corrientes - Argentina) tratando de identificar el lugar que fotografías publicadas en Gómez, F. M. et al. (1929). Centenario de la columna conmemorativa. 1828 – 4 de mayo –1928. La Ciudad de Corrientes y los antecedentes de su fundación. Corrientes: Imprenta del Estado, identifican como el lugar del desembarco de los expedicionarios del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón en 1588. 

Si bien el lugar ha sido severamente modificado tanto  por la construcción de la Avenida Costanera General San Martín como posteriormente por la del Puente Interprovincial Manuel Belgrano, creo que el lugar que se advierte en las fotografías se corresponden a un saliente rocoso a poco más de 100 metros del puente. Si bien no puedo afirmar que ello sea así con certeza, es un primer paso en un trabajo más extenso.

julio 21, 2021

Designación como miembro de la Sociedad de Historia Militar

El Amigo Daniel Manzur, el Tcnl. (EA) Miguel Domingo Escalante Galain y el autor de estas lineas


 

En la noche de hoy la Sociedad de Historia Militar* en la persona de su Delegado en la Región Litoral el Tcnl. (EA) Miguel Domingo Escalante Galain ha tenido a bien entregarnos junto al Amigo Daniel Manzur un reconocimiento como miembros de la misma.

Expreso por esta via mi Gratitud a dicha Sociedad por el documento, que presenta una maravillosamente bien lograda imagen de un Dragón de Corrientes**, obra del Prof. Diego Argañaraz.

Nota

*Sociedad de Historia Militar

 https://www.facebook.com/groups/SociedaddeHistoriaMilitar/?ref=share

**"Los Dragones de San Juan de Vera, nacen por orden del primer gobierno patrio, que el 19 de abril de 1812 ordena la formación de un nuevo cuerpo de línea con el nombre de “Regimiento veterano de Dragones de San Juan de Vera”, a tres compañías de 100 hombres cada una, con un capitán, un teniente y un alférez (abanderado, equivalente a un subteniente actual). Su primer Jefe es el Coronel Elías Galván y, entre sus oficiales, destaca un nombre largamente conocido por los correntinos: Genaro Perugorría"

Texto tomado de: Miguel Escalante Galain, Los Dragones de San Juan de Vera de Corrientes, Calacuerda! - Publicación de estudios históricos militares de la SHM, Año 2 – N.°7 – Abril-Mayo 2021, pp.4-10. PDF disponible en:

http://www.revistacalacuerda.com.ar/

También recomendamos de Deniri Jorge Enrique, Los Dragones Correntinos, Época, mayo 31, 2019, disponible en:

http://diarioepoca.com/969756/los-dragones-correntinos/

julio 19, 2021

El Molino de Sans Souci

 


Algunos Amigos que visitan mi biblioteca inevitablemente preguntan por la foto de un molino que tengo sobre el escritorio... se trata del Molino de Sans Souci y su historia es esta:

"Cuenta la leyenda que una buena mañana (...) Federico II de Prusia, molesto porque un molino cercano a su palacio Sans Souci afeaba el paisaje, envió a un edecán a que lo comprara por el doble de su valor, para luego demolerlo.

Al regresar el emisario real con la oferta rechazada, el rey Federico II de Prusia se dirigió al molinero, duplicando la oferta anterior. Y como este volviera a declinar la oferta de su majestad, Federico II de Prusia se retiró advirtiéndole solemnemente que si al finalizar el día no aceptaba, por fin, lo prometido, perdería todo, pues a la mañana siguiente firmaría un decreto expropiando el molino sin compensación alguna.

Al anochecer —continúa la leyenda— el molinero se presentó en el palacio y el rey lo recibió, preguntándole si comprendía ahora ya cuan justo y generoso había sido con él. Sin embargo, el campesino se descubrió y entregó a Federico II una orden judicial que prohibía a la Corona expropiar y demoler un molino solo por capricho personal.

Y mientras Federico II leía en voz alta la medida cautelar, funcionarios y cortesanos temblaban imaginando la furia que desataría contra el terco campesino y el temerario magistrado.

Pero concluida la lectura de la resolución judicial, y ante el asombro de todos —finaliza la leyenda—, Federico el Grande levantó la mirada y declaró:

 “Me alegra comprobar que todavía hay jueces en Berlín”.

Saludó al molinero y se retiró visiblemente satisfecho por el funcionamiento institucional de su reino, aseguran los cronistas de palacio.

El “juez de Berlín” representa, en el mundo del Derecho, la independencia judicial frente a la arbitrariedad y el despotismo; la primacía absoluta de la ley, expresión de la soberanía popular, y la garantía de igualdad de todos los ciudadanos ante ella, exigencias ambas inseparables del Estado de derecho."*

*Texto: Antonio García-Pablos, El Juez de Berlín, El País, 26 Abr 2013

marzo 05, 2018

Ficciones orientadoras de la Historia Argentina en Nicolás Shumway

FICCIONES ORIENTADORAS DE LA HISTORIA ARGENTINA
EN NICOLÁS SHUMWAY

Andrés Salvador
A mi Amigo Daniel Manzur

Afiche que recuerda la asunción del General Juan Domingo Perón el 4 de Junio de 1946
y en el que se observan motivos caracteristicos de las ficciones orientadoras argentinas
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/1277612/4-de-Junio-de-1943_-El-fin-de-la-Decada-Infame_.html
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1. Introducción

En este trabajo nos proponemos examinar el concepto de ficción orientadora en la obra de Nicolás Shumway La invención de la Argentina (2005).

2. Antecedentes

Por el uso que este autor hace de los términos mitología de exclusión [Shumway, 2005: 14], mitos de nacionalidad [Shumway, 2005: 20], mitos de identidad nacional [Shumway, 2005: 24], mitologías [Shumway, 2005: 309], mitos divergentes [Shumway, 2005: 319], nos parece de interés presentar el concepto de mito, sus tipos y su reactualización periódica permitida por los ritos, conforme lo explica la Historia de las Religiones:

El mito en las sociedades arcaicas. En las sociedades arcaicas, los mitos, se entienden no como fábula, invención o ficción sino por el contrario como una historia verdadera de inapreciable valor por ser sagrada, ejemplar y significativa. Para las sociedades arcaicas y tradicionales el tiempo mítico de los orígenes es un tiempo transfigurado por la presencia activa, creadora de los seres sobrenaturales. Es decir estamos ante una:

1. Historia: los mitos constituyen la historia de estos seres sobrenaturales.

2. Verdadera: esta historia se refiere a realidades.

3. Sagrada: por que es obra de los seres sobrenaturales.

4. Ejemplar y significativa: por el hecho mismo de relatar el mito, las gestas de los seres sobrenaturales y la manifestación de sus poderes sagrados, se convierte [el mito] en el modelo ejemplar de todos los ritos y actividades humanas significativas: tanto la alimentación o el matrimonio como el trabajo, la educación, el arte, o la sabiduría [Eliade, 1985: 37-50, Eliade, 1992a: 84-88, Eliade, 1991: 12-13 y 26; AAVV, 1993: 13-22].

Mitos cosmogónicos y mitos de origen. Los acontecimientos míticos, que tuvieron lugar ab origine [Eliade, 1991b: 10], se constituyen por, los mitos cosmogónicos, es decir aquellos que relatan como vino a la existencia el cosmos [Eliade, 1992a: 70], y que se pueden equiparar a los mitos de origen, es decir aquella historia mítica que relata el origen de algo [Eliade, 1991a: 28].

Desde el punto de vista de la estructura los mitos de origen se equiparan al mito cosmogónico. En efecto, al ser la creación del Mundo, la creación por excelencia, la cosmogonía pasa a ser el modelo ejemplar para toda especie de creación. Si bien esto no supone, que el mito de origen imite o copie el modelo cosmogónico, pues no se trata de una reflexión coherente y sistemática. Pero toda nueva aparición, sea de un animal, de una planta o de una institución, implica la existencia de un Mundo. Cuando se trata de explicar como, a partir de un estado diferente de cosas, se ha llegado a la situación actual, por ejemplo, cómo el cielo se ha alejado de la Tierra, o cómo el hombre se ha hecho mortal, el Mundo ya estaba allí, aun cuando su estructura fuera diferente y de que no fuera aún nuestro mundo. Todo mito de origen narra y justifica una situación nueva, nueva en el sentido de que no estaba desde el principio del Mundo. Los mitos de origen prolongan y completan el mito cosmogónico: cuentan cómo el Mundo ha sido modificado, enriquecido o empobrecido [Eliade, 1991a: 28].

Es al mito primordial que le compete conservar la verdadera Historia, la historia de la condición humana: es en él donde hay que buscar y encontrar los principios y los paradigmas de toda conducta [Eliade, 1991b: 12].

Reactualización periódica de los acontecimientos míticos. Dijimos que el mito es el modelo ejemplar de todos los ritos y actividades humanas significativas. El hombre arcaico, se esforzaba por no olvidar lo que había ocurrido in illo tempore y periódicamente, los acontecimientos míticos eran reactualizados, y, además vividos nuevamente: se repetía así la cosmogonía, los gestos ejemplares de los Dioses, los actos fundadores de civilización [Eliade, 1991b: 10].



Panorama Argentino del 1er Centenario 1910
http://cnba55.blogspot.com/2007/10/1910-centenario.html
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Es decir, el tiempo mítico sagrado era entonces, indefinidamente recuperable ritualmente [Eliade, 1985: 26-32]. Con la reactualización ritual de los mitos, se asistía de nuevo a las obras creadoras de los seres sobrenaturales, se dejaba de existir en el mundo de todos los días y se penetraba en un mundo transfigurado, auroral, impregnado de la presencia de los seres sobrenaturales [Eliade, 1973: 31-32].

No se trataba de una conmemoración de los acontecimientos míticos, sino de su reiteración [Eliade, 1973: 32]. Las personas del mito se hacían presentes, uno se hacia su contemporáneo [Eliade, 1973: 32]. Esto implicaba que no se vivía ya en el tiempo cronológico, sino en el tiempo primordial, el tiempo en que el acontecimiento tuvo lugar por primera vez, era el tiempo prodigioso, sagrado [Eliade, 1973: 32]. Escribe Eliade que, el <<primitivo>> , el hombre arcaico no conoce ningún acto que no haya sido planteado y vivido anteriormente por otro, otro que no era un hombre. Lo que él hace, ya se hizo. Su vida es la repetición ininterrumpida de gestos inaugurados por otros [Eliade, 1985: 13].

En este contexto, una existencia individual se hace y se mantiene como una existencia plenamente humana, responsable y significativa, en la medida en que se inspira en ese acervo de actos ya efectuados y de pensamientos ya  formulados, y el ignorar u olvidar el contenido de esta memoria colectiva constituida por la tradición equivale a una regresión al estado natural o a un  pecado, a un desastre [Eliade, 1991a: 133].

Los mitos y la responsabilidad del hombre en el plano cósmico. Los mitos le ofrecen entonces al hombre de las sociedades arcaicas, no solo una explicación del mundo y de su  propio modo de existir en el mundo, sino que le permiten al rememorarlos, al reactualizarlos, ser capaz de repetir lo que los Dioses, los Héroes o los Antepasados hicieron ab origene [Eliade, 1991a: 20].

Conocer los mitos es aprender el secreto del origen de las cosas. En otros términos: se aprende no solo como las cosas han llegado a la existencia, sino también donde encontrarlas y como hacerlas reaparecer cuando desaparecen [Eliade, 1973: 26]. El repetir indefinidamente el mismo gesto Arquetípico revelado por el mito, no paralizo la iniciativa humana como podría parecer, antes bien , le permitió conquistar el mundo, organizarlo, transformando en paisaje natural en medio cultural [Eliade, 1973: 158-159].

Justicia Social
Afiche de propaganda exhibido en la muestra Imágenes de la década peronista 1945-1955
que se presentó en el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en el 2006
http://elburlador.blogspot.com/2006_01_01_archive.html
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En este sentido el hombre asume una responsabilidad en el plano cósmico [diferente de las responsabilidades de orden moral, social o histórico únicas que conocen las civilizaciones modernas] como es la de colaborar en la creación del cosmos, la de crear su propio mundo, la de asegurar la vida de las plantas y de los animales etc. [Eliade, 1992a: 83].

3. Desarrollo

Concepto de ficciones orientadoras. Nicolás Shumway, en su estudio de la <mitología de la exclusión>[1] en la Argentina del siglo XIX [Shumway, 2005: 14], en el contexto del surgimiento de su sentimiento de identidad [Shumway, 2005: 16], señala la existencia de partes constitutivas que llama ficciones orientadoras [Shumway, 2005: 14], esto es ficciones artificiales [como ficciones literarias] que dan a los individuos un sentimiento de nación, comunidad, identidad colectiva y un destino común nacional por lo que también las llama ficciones orientadoras de las naciones [Shumway, 2005: 14-15]. Nuestro autor cita en apoyo del instrumento teórico que construye, una afirmación de Edmund S. Morgan en su libro Inventing the People:

“El éxito en la tarea de gobierno ... exige la aceptación de ficciones, exige la suspensión voluntaria de la incredulidad, exige que creamos que el emperador está vestido aun cuando veamos que no lo está. Para gobernar hay que hacer creer, hacer creer que no puede equivocarse, o que la voz del pueblo es la voz de Dios. Hacer creer que el pueblo tiene una voz o hacer creer que los representantes del pueblo son el pueblo. Hacer creer que todos los hombres son iguales o hacer creer que no lo son.” [Shumway, 2005: 15][2].

Mafalda
Quino [Joaquín Salvador Lavado]
http://patote.fullblog.com.ar/querida_mafalda_861191354311.html
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Los Estados Unidos y sus ficciones orientadoras. Shumway menciona como ficciones orientadoras que apuntalan el sentimiento norteamericano de nacionalidad y objetivos comunes a el destino manifiesto, el crisol de razas, y el “Américan Way of life” [Shumway, 2005: 15], pero solo examina con algún detalle la:

1. Ficción orientadora del gobierno representativo: Para Shumway si bien: “el sistema Federal de los Estados Unidos […] no es en ningún sentido pleno “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Antes bien, las pruebas visibles sugieren que el gobierno norteamericano es, en el mejor de los casos, el gobierno por intereses especiales (incluidos el gobierno mismo y sus diversas agencias) que no representan a nadie más que a sí mismos […] la ficción orientadora del gobierno representativo es a la vez necesaria y positiva: necesaria porque la creencia de que el gobierno representa nuestros intereses mueve a los ciudadanos norteamericanos a obedecer las leyes con un mínimo de coerción; positiva porque nada promueve tanto la reforma como el esfuerzo para que la realidad coincida con la ficción orientadora de la representación” [Shumway, 2005: 15].


El Presidente Barack Obama habla en una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos
http://en.wikipedia.org/wiki/File:Obama_Health_Care_Speech_to_Joint_Session_of_Congress.jpg
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2. Ficción orientadora del sueño puritano: “el sueño puritano de establecer una Nueva Jerusalén en el desierto americano […] Desde el comienzo los puritanos se definieron como una nación aparte, destinada por elección divina a una prosperidad y virtud ejemplares... Se vieron a sí mismos como modernos israelitas llamados por el Señor para ocupar una tierra prometida; más que la busca de un objetivo social, sus trabajos eran la sagrada peregrinación destinada a fundar la Sión del Nuevo Mundo y ser una luz para las inicuas naciones del Viejo. El sueño puritano resultó una ficción orientadora muy adaptable, y las generaciones subsiguientes de norteamericanos la transformaron en conceptos como la del destino manifiesto y la protección del mundo libre, así como la idea de que los Estados Unidos deberían aspirar a una norma moral más alta que otras naciones, norma que sigue siendo invocada por gente tan distinta como predicadores evangélicos y militante por los derechos civiles” [Shumway, 2005: 19-20]

The Mayflower Compact, 1620
Jean Leon Gerome Ferris
http://en.wikipedia.org/wiki/File:The_Mayflower_Compact_1620_cph.3g07155.jpg
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Surgimiento de las ficciones orientadoras en Europa, Estados Unidos y América hispánica. Explica Shumway, que mientras en Europa, y hasta cierto punto en los Estados Unidos, los mitos de nacionalidad [Shumway, 2005: 20] -que se volverán ficciones orientadoras de las naciones [Shumway, 2005: 19] y sobre los que estas [naciones] podrán  construirse- existían antes de que se formaran las naciones mismas, en la América hispánica las guerras civiles que siguieron a la Independencia, forzaron la aparición de naciones en áreas que carecían de ficciones orientadoras para una nacionalidad autónoma [Shumway, 2005: 20].

En otros términos mientras en Europa y Estados Unidos el concepto (mito) precede  a la realidad política, en la América Hispánica, las ficciones orientadoras son posteriores al hecho político [Shumway, 2005: 20].

Líneas y creadores de las ficciones orientadoras de la historia argentina.  Señalamos  a continuación con beneficio de inventario las líneas de las ficciones orientadoras examinadas por Nicolás Shumway y a algunos de quienes han contribuido a la creación de tales ficciones:

1. Ficciones orientadoras liberales o ficciones orientadoras establecidas [Shumway, 2005: 17]: “la postura liberal, elitista, centrada en Buenos Aires y en las clases altas cultas  que promueven el éxito mediante la imitación de  Europa y  los Estados Unidos al tiempo que denigran la herencia española,  las tradiciones populares y las masas mestizas.  Liberales lúcidos y prolíficos,  de Moreno a los rivadavianos,  Sarmiento y Mitre,  promovieron sus ideologías de exclusión a la vez que estereotipaban a sus enemigos como bárbaros,  enemigos del progreso,  y racialmente inferiores” [Shumway, 2005: 233][3].

Mariano Moreno [41-63]

Bernardino Rivadavia [99-129]

Generación de 1837[131-163 y 165-185]: Esteban Echeverría

Domingo Faustino Sarmiento [187-205]

Bartolomé Mitre [207-231]
2. Ficciones orientadoras populistas (y nacionalistas): “tendencia (o más de una) ideológicamente confusa, mal definida, a menudo contradictoria, en ocasiones fue populista (en caudillos como Artigas y Güemes), reaccionaria (en el clero conservador y en Rosas), la nativista (en la gauchesca de Bartolomé Hidalgo), o genuinamente federalista y progresista (en Urquiza y el último Alberdi). Esta oposición al elitismo liberal no está unificada en una sola idea. De hecho, algunos de sus elementos, tales como la democracia radicalizada de Artigas e Hidalgo, frente al paternalismo aristocrático de Rosas, son profundamente contradictorios” [Shumway, 2005: 233]. Señala Shumway que “esta indefinida, variable e inconsistente oposición al liberalismo argentino tomaría a través de los años una forma visible aunque no siempre fácil de definir” a la que llama nacionalismo [Shumway, 2005: 233].

José Artigas [65-97]

Bartolomé Hidalgo [66-97]

Juan Bautista Alberdi [El último Alberdi (Shumway, 2005: 233)]

Nacionalistas [233-268 y 269-315]:

Carlos Guido y Spano

Olegario V. Andrade

José Hernández [234]


Juan Manuel de Rosas
Gaetano Descalzi (s. XIX)
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Juan_Manuel_de_Rosas.jpg
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4. Bibliografía

AAVV  1993:       
El Pensamiento Pefilosofico. I. Egipto y Mesopotamia.
México, ed. Fondo de Cultura Económica, trad. cast. de
Eli de Gortari, 1993.

Eliade, Mircea 1992:      
Lo Sagrado y lo Profano.
Barcelona, ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1992.

Eliade, Mircea 1991a:   
Mito y Realidad.
Barcelona, ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1991.

Eliade, Mircea 1991b:      
El Mito del Buen Salvaje.
Buenos Aires, ed. Almagesto, 1991. 

Eliade, Mircea 1985:      
El Mito del Eterno Retorno.
Barcelona, ed. Planeta-De Agostini, trad cast. de Ricardo Anaya, 1985.

Eliade, Mircea  1973:      
Mito y Realidad.
Madrid, ed. Guadarrama, trad. cast. de Luis Gil, 1973.

Shumway, Nicolás  2005:      
La invención de la Argentina.
Buenos Aires, ed. Emecé, trad. cast. de César Aira, 2005.


Nota del diario LA NACION del dia 4 de Abril de 2003
http://www.sarmiento.org.ar/2003.htm
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[1] Cf. Shumway, 2005: 162.

[2] Existe de esta obra, una traducción castellana de Julio Sierra con el titulo de La invención del Pueblo - El surgimiento de la soberanía popular en Inglaterra y Estados Unidos, ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2006; el fragmento citado se corresponde a las pp. 13-14 de esta edición.

[3] Advierte Shumway: “que el uso de la palabra “liberal” y “liberalismo” en la Argentina es muy distinto al que se le da en Estados Unidos y Europa Occidental” [Shumway, 2005: 233].

mayo 03, 2017

Una cartografía del Poder: El Príncipe de Nicolás Maquiavelo

Andrés Salvador, Una cartografía del Poder: "El Principe" de Nicolás  Maquiavelo, en Hector J. Zimerman (Director), "De Principatibus" - Cinco Siglos de Vigencia de Ciencia Política, ed. Asociación Argentina de Derecho Político / AADP – Universidad Nacional  del Nordeste / UNNE, Corrientes, 2014.
Santi di Tito, retrato de Nicolás  Maquiavelo (s.XVI)

1. Inteligencia simbólica del orden político social antiguo medieval El pensamiento simbólico propio del hombre antiguo y medieval se caracteriza por el hecho de que, como explica Mircea Eliade, “los objetos del mundo exterior (…) como los actos humanos propiamente dichos, no tienen valor intrínseco autónomo” sino que lo adquieren y “llegan a ser reales, porque participan (…) en una realidad que los trasciende” (Eliade, 1985: 12).

Así, la Naturaleza en cuanto es una creación divina se sacraliza, y al contemplarla, el hombre descubre que los dioses han manifestado en la propia estructura del mundo y de los fenómenos cósmicos las diferentes modalidades de lo sagrado y, por consiguiente del Ser (Eliade, 1992: 101). 

El mundo habla o se revela a sí mismo a través de símbolos (Eliade-Kitagawa, 1986: 128), por lo que para quien contempla a la naturaleza con esta visión, el mundo se presenta transparente porque percibe en todas sus manifestaciones el brillo de los eternos arquetipos (Burckhardt, 1976: 46).

Escribía San Basilio el Grande (329-379): “Cuando alguna vez, en una noche serena, contemplaste con suma atención la belleza admirable de las estrellas y repentinamente al acordarte del artista del universo, meditaste sobre quién lo era, que en forma tan bella dibujó estas flores en el cielo adornándolo, e hizo que la hermosura de este espectáculo no fuera menos grande que la regularidad… Si entonces este mundo visible, temporal y perecedero es tan bello ¡como deberá ser el mundo eterno e invisible!” (Gode-Von Aesch, 1947: 154 nota 17).

Estamos en un cosmos sacramentalizado donde “El cielo se mesclaba con la tierra a fin de bendecirla y el tiempo se absorbía dentro de la eternidad”  (Wilhelmsen, 1964: 24-25) y en el que  mediante las cosas sensibles conocemos las inteligibles (Ramírez Arandigoyen, 1983: 33-46).

En este contexto como explica  Otto Von Gierke, la organización del universo creado por Dios opera como prototipo de los primeros principios que gobiernan la construcción de las comunidades humanas  (Gierke, 1963: 95).  De esta forma “la justicia humana, por ejemplo, que está fundada en la idea de <<ley>>, tiene un modelo celeste y trascendente en las normas cósmicas (tao, artha, rta, tzedek, themis, etc.)” (Eliade, 1985: 35-36).

En otros términos, el Macrocosmus se refleja en el Microcosmus o Minormundus (Gierke, 1963: 95). “Es oportuno traer a colación párrafos de una carta de Santa Hildegarda de Bingen, que dicen: “Dios divide a su pueblo sobre la tierra en estamentos diferentes, así como sus ángeles están en el cielo divididos en grupos distintos: ángeles, arcángeles, querubines, serafines ¡Y Dios los ama a todos!” (Atchabahian, 1957: 53).

Así, como “todo el movimiento existente en el universo provenía del giro de las esferas fijas que,  a su vez, era causado por la acción de un motor inmóvil” y que “Dicho movimiento se iba transmitiendo (…) a todo el sistema hasta el mundo sublunar” (Baig-Augustench, 1987: 39), “El rey, por obra de la consagración, estaba por encima y fuera de la dimensión social, dominándola y vertebrándola independientemente de sus cualidades y condiciones” (Homet, 1989: 31), no extraña entonces que en De Monarchia el Dante nos presente “un Príncipe, como único motor,  y una ley como único movimiento” (Calmon, 1957: 76 nota 31).

2. El nominalismo y el colapso del orden político social medieval En el colapso de la inteligencia simbólica del orden político social medieval y en la génesis del Renacimiento debe tenerse siempre presente el papel de la negación nominalista a sobrepasar lo sensible en el examen de la realidad de modo que no se alcanza a percibir ideas universales (Vallet de Goytisolo, 1971: 13; Puy Muñoz,1972).

En efecto para el nominalismo las ideas universales no tienen correlato  real concreto, aparte del nombre (signo grafico signum u oral flatus vocis) que las connota, de forma que los conceptos concretos (las ideas particulares de Sócrates, Platón o Aristóteles) son la idea de las cosas concretas (es decir tienen su correlato real en los respectivos individuos históricos Sócrates, Platón o Aristóteles), mientras que los universales [por ejemplo, la idea universal de hombre que abarca a esos tres hombres (Sócrates, Platón o Aristóteles) y a todos los demás] solo son la idea de meras palabras [no existe nada real o tangible que sea el hombre, salvo esta pura palabra, este puro nombre (nomen)], de meros nomina de donde la expresión técnica nominalismo (Puy Muñoz,1972: 349-350).

Ahora, como recuerda Ernst Von Hippel “la negación del dominio de las ideas y de la realidad objetiva -o sea del carácter obligatorio y de la singular forma de existencia propia de los universales (…), afectar[á] el dominio de lo suprasensible, en el que el ordo medieval encontraba su modelo” (Puy Muñoz,1972: 357).

Es así que el universal religioso iglesia católica (Puy Muñoz,1972: 358) se rompe con el ataque a su símbolo externo de unidad: la primacía pontificia (Puy Muñoz,1972: 359); el universal político sacro imperio  (Puy Muñoz,1972: 358) expresada en la autoridad del emperador es negado en beneficio de los surgientes poderes reales y burgueses (Puy Muñoz,1972: 360); el universal jurídico derecho natural trae como consecuencia lógica al ser negado, que todo el derecho se convierta en ultimo termino en derecho positivo (Puy Muñoz,1972: 363); por fin la rotura del universal sociológico comunidad jerárquica (Puy Muñoz,1972: 358) llevará a que esta se desintegre en un agregado informe de micro-Estados, sociedades mercantiles  y banderías políticas o partidos (Puy Muñoz,1972: 363).

La ruptura de los cimientos del imperio universal medieval y de los cuerpos sociales incluidos en él, conduce tanto al descubrimiento del individuo (resultado de la afirmación nominalista de que lo único real es una suma de individuos) como a la progresiva emancipación de poderes territoriales locales que reclaman para sí la más alta jurisdicción y que con Maquiavelo llamaremos  Estado (Verdross, 1983: 161-162).

3. El Renacimiento, el descubrimiento de la Tierra y el punto de vista de Maquiavelo Como resultado del proceso examinado precedentemente, el Hombre del Renacimiento deja de mirar el Cielo [=Arquetipos] para fijar su vista, extasiado en su derredor y en sí mismo: se descubren él y el mundo (Arias Pelerano, 1979: 42).

Recordemos a aquí que a partir del siglo XV “Los hombres descubren la tierra. Por primera vez se dan cuenta de lo que es la Tierra; por primera vez un hombre da la vuelta al mundo y demuestra por el hecho la rotundidad del planeta” (García Morente, 2004: 148) [=Hermando de Magallanes 1519-1522 (Esteve-Barba, 1970: 75-78)]. 

Desde los últimos años del siglo XIV se advierte “un nuevo espíritu crítico (…) que no deja pasar como artículo de fe científica la opinión de los autores, tales como la existencia de la zona tórrida inhabitable o las fantasías de las condiciones de navegación a través del mar tenebroso: de otro modo no sería explicable el gran movimiento explorador que por aquellas fechas se produjo. El principio de autoridad, por el cual se han seguido hasta entonces ciegamente lo que los textos afirman, ha ido sustituyéndose insensiblemente por un espíritu de duda que necesita, para creer lo que otros han dicho, confirmarlo mediante la observación o la experiencia. Este espíritu de investigación se va apoyando, a través del siglo XIV, en datos concretos aportados por viajeros y cartógrafos” (Esteve-Barba, 1970: 52).

Precisamente hay una interesante relación entre la cartografía, que experimenta en este periodo un fuerte desarrollo,  y el punto de vista desde el cual Nicolás Maquiavelo examina una de las formas en que se expresa el nuevo poder particular que es el Estado.  

En El Príncipe, Maquiavelo se identifica con un cartógrafo cuando en la carta  dirigida a Lorenzo de Medici El joven, señala que así como estos “se sitúan en la llanura para estudiar la naturaleza de los montes y de los lugares altos y, para hacer lo propio con los lugares más bajos, se sitúan en lo alto de los montes, de manera similar, para conocer bien la naturaleza de los pueblos, hay que ser príncipe, y, para conocer bien la de los príncipes, hay que pertenecer al pueblo” (Maquiavelo, 2013: 10).

Ahora bien, así como el cartógrafo debe atender a la observación o a la experiencia y no a la pura opinión fundada en el principio de autoridad,  Maquiavelo afirma que “en el análisis de esta materia me apartaré de los planteamientos de los demás” (Maquiavelo, 2013: 66), y que  su conocimiento surge de  “una larga experiencia de los sucesos modernos y una continua lectura de las antiguos” (Maquiavelo, 2013: 9).

Se advierte claramente la ruptura con la precedente tradición política medieval, cuando sostiene que  le “ha parecido más conveniente ir a la verdad de los hechos que a su imagen ideal” y agrega “Muchos se han imaginado repúblicas y principados que no se han visto ni conocido en la realidad. Porque hay tal distancia entre cómo se vive y cómo se debería vivir, que quien abandona lo que se hace por lo que se debería hacer aprende más rápido su ruina que su supervivencia” (Maquiavelo, 2013: 66).

De igual forma que  el arte se desvincula del orden metafísico (Sáenz, 1997: 355-358), lo que lleva lo que lleva a poner como fin del arte el placer sensible antes que el placer del bien inteligible, la primacía de la visión sensible también se advierte en Maquiavelo, quien recuerda que “Los hombres, en general, juzgan más por los ojos que por las manos. A todos toca ver <<tocar>> a pocos toca. Todos ven lo que pareces, pero pocos <<tocan>> quien eres verdaderamente” (Maquiavelo, 2013:76). Es realmente notable la frecuencia en el uso de términos asociados a la visión a partir del Capítulo XV de El Príncipe, asunto que por sí mismo demandaría un estudio.

Se abandona la idea aristotélica del Telos del hombre, para pensar lo político desde el hombre medio de entonces (Verdross, 1983: 162)  a quien el florentino  caracteriza diciendo que de ellos “se puede decir en general que son ingratos, volubles, mentirosos e hipócritas, temerosos del peligro, ávidos de ganancias. En tanto que los beneficias, son del todo tuyos y te ofrecen la sangre, los bienes, la vida de los hijos (siempre que no los necesites (…) pero, cuando llegan las dificultades, miran a otra parte” (Maquiavelo, 2013: 71).

4. Una cartografía del poder El territorio que Maquiavelo busca cartografiar en la obra que examinamos, parte de aquel más extenso que el explora y al cual da nombre en la obra que hoy recordamos, lo stato, es el formado por los principados (Maquiavelo, 2013: 12)[1].

De forma general  y con beneficio de inventario podemos señalar que, tras la inicial afirmación de nuestro autor de que: Todos los Estados = Dominios: presentan dos Clase = Genera: Repúblicas y Principados (Maquiavelo, 2013: 11), se advierten en el libro dos partes diferenciadas:

1.     Una primera relativa al Principado: Los distingue en:
1.1. Hereditarios (Cap. I y II)
1.2. Nuevos (Cap. I y III: Estos pueden ser:
1.2.1. Completamente nuevo (Cap. I y  VI)
1.2.2. Mixtos (Cap. I y II): los que a su vez están:
1.2.2.1. Acostumbrado a vivir bajo el poder de un príncipe (Cap. I)
1.2.2.2. Ser libre (Cap. I)

Luego examina como estos se: Gobiernan -  Conquistan -  Conservan  -  Ataques y defensa (como indica al comienzo del Cap. XII) distinguiéndose oportunamente entre Principado Civil (Cap. IX) y Eclesiástico (Cap. XI)

2.     Una segunda relativa al Príncipe: Examina aquí el comportamiento del príncipe con sus súbditos y amigos (Cap. XV); en particular sus cualidades y otros asuntos:

2.1.         Liberalidad y parsimonia (Cap. XVI)
2.2.         Crueldad y piedad (Cap. XVII)
2.3.         Como mantener la palabra dada  (Cap. XVIII)
2.4.         Como evitar el odio y desprecio (Cap. XIX)
2.5.         Utilidad de las Fortalezas y otros medios de defensa (Cap. XX)
2.6.         Lo que conviene para ser estimado (Cap. XXI)
2.7.         Secretarios (Cap. XXII)
2.8.         Como evitar los aduladores (Cap. XXIII)
2.9.         Por qué los príncipes de Italia perdieron sus estados (Cap. XXIV)
2.10.      La Fortuna en las cosas humanas (Cap. XXV)

Finalmente una: Exhortación a la defensa de Italia y su liberación (Cap. XXVI)

A modo de conclusión Leer a Maquiavelo atendiendo a su interés en la verdad de los hechos y no en su imagen ideal, en lo que se expresa  la negación nominalista de los universales políticos sobre los que se asienta la inteligencia simbólica del orden político social antiguo-medieval, torna evidente de que a este autor como explica Leo Strauss hay que mirarlo “de atrás hacia adelante, desde un punto de vista pre-moderno hacia un Maquiavelo completamente inesperado y sorprendente, que es nuevo y extraño; y no mirar hacia atrás desde nuestro tiempo, hacia un Maquiavelo que se ha convertido en algo antiguo y propio; en algo casi bueno” (Costa, 2013: 9)[2]. Es así como podemos redescubrir a 500 años su sorprendente frescura y vigor.

  
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[1] Para la República ver de Maquiavelo, Los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Buenos Aires, ed. Losada, Buenos Aires,  2003.

[2] Para la lectura Straussiana de Maquiavelo véase de este autor el capítulo  Nicolás Maquiavelo  [1469-1527] en Leo Strauss - Joseph Cropsey (compiladores), Historia de la filosofía política, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2009, trad. cast. de Leticia Garcia Urriza, Diana Luz Sanchez y Juan José Utrilla, pp.286 – 304.